¿Elecciones paritarias?: el caso de las mujeres indígenas

Publicado el 26 de mayo de 2021

María Teresa Abarca Gutú
Estudiante de la Facultad de Derecho de la UNAM; coordinadora de Derechos
Humanos de la Red Mundial de Jóvenes Políticos, Coyoacán
emailteregutu.15@gmail.com

El próximo 6 de junio serán alrededor de 21 mil los cargos que se elegirán a través del sufragio, acontecimiento que permite ser a esta una de las elecciones más grandes en la historia de México, pero además, el año pasado se logró dar un gran paso en temas de paridad de género, ya que en diciembre el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) obligó a los partidos políticos a postular a mujeres como candidatas en siete de las 15 gubernaturas que se disputarán durante la próxima jornada electoral. De la misma forma, vinculó al Congreso de la Unión y a los congresos locales a regular la paridad de género en la materia. Sin embargo, ¿será suficiente esta serie de acciones realizada principalmente por el activismo feminista a través del órgano legislativo, para considerar que realmente estamos viviendo unas elecciones paritarias?

Sin duda, tanto la creación de estos mecanismos para reservar lugares en la boleta electoral exclusivamente para mujeres como la decisión del TEPJF han sido un gran aporte para la igualdad de género, así como para favorecer los niveles de participación política de la mujer. Por otro lado, el tema no se queda ahí, cuando hablamos de mujeres y la representación de éstas, debemos de entender que existe una amplia diversidad dentro del género, donde las necesidades son distintas, y por lo tanto su representación debe ser afín al grupo que pertenecen. Dentro de esta gran variabilidad de sectores de mujeres, cuya representación y participación política ha sido considerada de facto al implementar las cuotas de género, se encuentran las mujeres indígenas, las mujeres migrantes, las mujeres LGBTTTIQ, las mujeres afromexicanas, entre muchas más. La situación de las mujeres indígenas es bastante particular y grave, ya que éstas enfrentan una triple discriminación: ser mujer, indígena y pobre.

El informe sobre Desarrollo Humano de los Pueblos Indígenas en México elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) destacó que, en México, de un total de 14 diputados indígenas en una cámara de 500 legisladores en el periodo 2012-2015, sólo cuatro son mujeres.

Las mujeres indígenas participan mucho menos en política que las mujeres en general, con todo y las leyes de cuotas —teniendo en cuenta el porcentaje poblacional indígena—, por lo que sus derechos políticos son más vulnerados, lo que tiene consecuencias en el goce de otros derechos, según el PNUD.

En México, la población indígena es de un 10% de la población total, y es en este país que vive, probablemente junto con Perú, la mayor población indígena de la región, en términos absolutos: cerca de 11 millones de personas, por lo tanto, cualquier Estado que se considere democrático deberá observar que este sector de la población se vea fuertemente representado en la toma de decisiones del país en todos sus ámbitos.

Paloma Bonfil Sánchez, Dalia Barrera Bassols e Irma Aguirre Pérez nos proponen algunas opciones para abordar el problema de genero e impulsar la participación de mujeres indígenas para cargos públicos altos.

a) El sistema tradicional de cargos, comités comunitarios y municipales, cargos de representación popular en el cabildo, estructuras administrativas municipales;
b) Los cargos de representación popular local y federal, así como puestos de funcionarias en el gobierno local y federal.

Los procesos organizativos no tradicionales: desde la participación en movimientos sociales amplios, incluyendo el movimiento indígena, las organizaciones de mujeres y organizaciones mixtas, hasta las experiencias autonómicas en Chiapas, Oaxaca y Guerrero. 1

Para dimensionar la problemática debemos entender la propia forma en que las mujeres indígenas luchan al interior de las comunidades con una concepción no de ruptura con lo comunitario, sino con base en una complementariedad entre hombres y mujeres que permea la cosmovisión de los pueblos originarios de toda América Latina, además de no ver la participación política de las mujeres indígenas circunscrita a lo meramente electoral; es decir, el ejercicio de votar. Es necesario generar una serie de condiciones para que las mujeres indígenas ejerzan sus derechos políticos y participación con libertad e igualdad de condiciones, desde el mejoramiento del nivel de vida hasta la garantía de la libertad de asociación u organización sin la presión interna de la comunidad.

El tema de los usos y costumbre y la libre autodeterminación de los pueblos originarios es bastante controvertido y en el cual no podremos ahondar demasiado, pero si hay que dejar claro que este concepto no debe ser utilizado como un argumento para no reconocer los sistemas normativos indígenas y las autonomías, pues es un argumento que también considera, desde una visión colonizadora y discriminatoria, a las mujeres indígenas como seres pasivos y vulnerables y no como activas defensoras de sus propios derechos.

El acceso de las mujeres indígenas a los mecanismos para ejercer la administración pública debe ser una realidad, tanto a los que se cuenten derivados de su libre autodeterminación como a los del sistema común, y que esto no signifique vulnerar su derecho al libre desarrollo de su personalidad al identificarse con algún pueblo originario. Aparentemente, el próximo 6 de junio tendremos una boleta paritaria en lo que respecta al género, lamentablemente, si revisamos sólo un poco más, vemos que el acceso a esos cargos sigue siendo sumamente privilegiado, donde grupos que se encuentran en mayor grado de vulnerabilidad, como las mujeres indígenas, no se ven representados.

Lo que hoy se tiene en ley respecto a la paridad de género y la representación sustantiva está todavía bastante alejado de la realidad que viven las mujeres mexicanas, es fundamental implementar dentro del sistema educativo enfoques interseccionales y multidisciplinarios para así ir construyendo una cultura electoral y política mucho más plural.


NOTAS:
1 Bonfil Sánchez, Paloma et al., Los espacios conquistados. Participación política y liderazgo de las mujeres indígenas de México, México, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2008, 199 pp.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero