El reino académico de Etienne Le Roy: la antropología jurídica

Publicado el 2 de agosto de 2021



Jorge Alberto González Galván

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
email jagg@unam.mx


El tema de “La producción de normas y el cambio social” se convirtió en “Las etnias nacionales en México: la relación entre el derecho consuetudinario y el derecho estatal”, cuando escuché a mi profesor de Sociología del derecho, Antoine Garapon, explicar el concepto de “pluralismo jurídico”. Dijo que consistía en la coexistencia en un mismo territorio de diferentes sistemas jurídicos. Y el ejemplo que daba era el de las excolonias francesas, quienes habían adoptado el derecho francés (escrito) y la vigencia de sus derechos locales tradicionales (orales).

Este cambio de tesis doctoral hizo que Antoine Garapon me pidiera tomar el curso de “Metodología de la antropología jurídica” que impartía el profesor Etienne Le Roy. Su curso era, esencialmente, la exposición de los más importantes autores, como Bronislaw Malinovski. No se hacía énfasis en el hecho histórico de que el periodo colonial europeo de los siglos XIX y XX fue “el pecado mayor de occidente” (Claude Lévi-Strauss, dixit). Se destacaba, más bien, el hecho del estudio de campo, de terreno, in situ, de las poblaciones colonizadas para su “mejor administración”. Y para la materia dos puntos eran relevantes: la forma en que dichas investigaciones se llevaban a cabo con base en la observación directa de los hechos (haciéndolos constar en diarios de campo, fotografías, grabaciones en audios o películas); y el contenido, el fondo, de las investigaciones con base en la descripción de la organización de dichas poblaciones (cómo elegían a sus autoridades, cómo aprobaban sus normas y cómo las aplicaban), en síntesis, cómo realizaban “el control social”, “la ley y el orden”, para así poder, a su vez, controlarlos —“administrarlos”, se decía— y explotar su mano de obra y sus recursos naturales.

Con estos “lentes” giré la vista hacia México y me pareció que la llamada antropología mexicana había adoptado este enfoque sin poner mucho interés en el fenómeno jurídico de los pueblos indígenas. Por ello, sus primeros trabajos fueron hechos por antropólogos sin formación jurídica, y donde ellos describían el “control social” que ejercían los pueblos indígenas, yo veía “normas”.

En el curso de Etienne Le Roy la mayoría de los alumnos provenían de las excolonias francesas africanas, yo era el único latinoamericano. Años después, la doctora mexicana Akuavi Adonón Viveros haría sus tesis sobre el derecho tzotzil con la asesoría de Le Roy —quien, en su momento, tuve el honor que me invitara a formar parte del jurado—.

Etienne ya no está (2020), pero tenemos su legado: editor de la revista del Laboratorio de Antropología Jurídica en la Universidad de París (del que fue director de 1988 a 2007) y sus libros: Le jeu des lois, une anthropologie ‘dynamique’ du droit (1999); Les africains et l’institution de la justice (2004) y La terre de l’autre, une anthropologie des régimes d’appropiation foncière (2011).

Tuve la fortuna de realizar un sabático de investigación en el Laboratorio de Antropología Jurídica (2007-2008), donde conviví con colegas y alumnos y redacté un trabajo sobre la aplicación del método de campo y de historias de vida en el derecho.

Los procesos de descolonización mental son lentos, pero seguros: los pueblos indígenas ya no son vistos como “objetos de políticas públicas”, ni mucho menos meros “objetos de estudio”; ahora tenemos normas internacionales y nacionales que los reconocen como sujetos de derechos con libre determinación política. No quiero decir con esto que “ya estamos del otro lado”, pero vamos por el buen camino.

Otro proceso en marcha es la desmonopolización de los métodos y técnicas de investigación social: las “antropológicas” ya no son el uso exclusivo de las carreras de Antropología y Sociología, como las llamadas “de campo”, “de entrevista” o “de encuesta” (metodologías cualitativas y cuantitativas), y su aplicación puede ser a poblaciones indígenas o no, en zonas rurales o urbanas; y las metodologías de investigación “documental”, “de cubículo” o “de biblioteca” ya no son el monopolio (el encasillamiento y el demérito) de las disciplinas humanísticas como el arte, la filología, la historia, la filosofía y el derecho.

La metodología de investigación interdisciplinaria nunca ha estado prohibida —siempre ha estado presente—, pero los contextos políticos y sociales —y académicos— han cambiado, y las nuevas generaciones también, así como las necesidades que tienen que ser satisfechas con enfoques innovadores. Por ello, el desafío que tenemos ahora es tener un diálogo respetuoso y plural entre todas las culturas, disciplinas y metodologías, siguiendo el ejemplo de nuestros maestros, como Etienne Le Roy, a quien le debo gratitud por su rigor académico, su apertura mental y, sobre todo, su amistad.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero