El derecho en insurrección. Hacia una antropología jurídica desde la experiencia de Cherán, México

Publicado el 3 de agosto de 2021

Abel Rodríguez Carrillo
Posgrado en Antropología, Escuela Nacional de Estudios Superiores,
ENES-Morelia, UNAM
emailarodriguezcar@hotmail.com
Adriana Guadalupe Dávila Trejo
Posgrado en Antropología, Instituto de Investigaciones Antropológicas, IIA-UNAM
emailadridav_98@hotmail.com
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El derecho en insurrección. Hacia una antropología jurídica desde la experiencia de Cherán, México, de Orlando Aragón Andrade, articula de manera cronológica una serie de ensayos producto de la reflexión crítica, epistemológica, política, jurídica y antropológica, a partir de la lucha por la autonomía del municipio indígena de Cherán, Michoacán, desde el año 2011. Disputa que el autor ha presenciado a lo largo de la última década no sólo como un investigador y/o asesor externo a la comunidad —como suele pasar en otras luchas y problemáticas sociales, desde donde se presentan denuncias o críticas hacia el Estado y sus instituciones—, sino en este caso, como parte del Colectivo Emancipaciones, integrado por abogadas y abogados que han acompañado de forma cercana el proceso jurídico y político de este municipio purépecha ante las autoridades estatales en Michoacán y a nivel federal.

En este sentido, más que un ejercicio descriptivo de cada capítulo, destacamos varios puntos relevantes enunciados como insurrecciones a lo largo de la obra. No sin antes celebrar la iniciativa tan acertada de la casa editorial al agruparlas en una obra —hoy día agotada—, para ofrecer al público una mirada de conjunto acerca de una de las luchas indígenas más emblemáticas en Latinoamérica en los últimos años, no sólo por la visibilidad que alcanzó a nivel nacional e internacional, sino por los logros en materia jurídica, como el hecho de incidir en la modificación de artículos constitucionales y marcos normativos de carácter nacional y estatal en busca de armonizar la jurisprudencia internacional y tratados a los que México se había adherido, al menos de forma. Por otro lado, el ejemplificar de una manera generosa el papel que va a exponer a lo largo de la obra acerca del uso contra hegemónico del derecho en pro de los derechos de los pueblos indígenas en nuestro país, ante la precaria y/o nula legislación en la materia en lo local en las últimas décadas.

La práctica y ética profesional de Aragón va a ser fundamental, tanto como abogado, historiador y antropólogo jurídico —forjado a la par de este proceso de lucha a lo largo de los años—, debido a que el autor ofreció llevar el juicio sin pensarlo —como él lo confiesa—, sólo motivado por las causas compartidas que giraban en torno a la indignación e impotencia que sentía, consecuencia directa de la violencia generalizada en el estado de Michoacán.

En este tenor, adentrarnos a este texto nos permite reflexionar no solamente sobre un proceso político y jurídico explícito en dichas disputas, sino también sobre la subjetividad implícita para el investigador al llevar este acompañamiento a la comunidad. Primeramente, ser consciente de trabajar en una comunidad que vivía los estragos de la violencia de grupos delictivos en específico. Segundo, por confesar que nunca había litigado en ningún área, pese a la formación y conocimiento del derecho indígena —que cabe señalar que se acercó a Cherán por una invitación de un alumno de posgrado—. Tercero, por la incertidumbre y consecuencias políticas que podría traer consigo dicha defensa de Cherán dentro de su centro de trabajo, en ese entonces la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).

En este actuar militante, Aragón comienza a disertar acerca de los usos del derecho y destaca la importancia que tuvo para el movimiento, el diálogo de saberes como parte de una apuesta metodológica que se construía involuntariamente a partir de sus primeros acercamientos al trabajo con las y los comuneros. Poco a poco se convertiría en un eje primordial y una forma metodológica particular en su ejercicio profesional.

De esta manera, una insurrección es representada por la mirada antropológica y apuesta jurídica de Aragón, la cual está en consonancia con lo que Valdivia Dounce (2007) señalaba acerca de la importancia de la subjetividad en la investigación social. Si bien es cierto que el pensamiento del autor se encuentra explícitamente ligado al planteamiento de Boaventura de Sousa Santos (2009) y de Michael Burawoy (2005) a lo largo de la obra (ambos sociólogos del derecho), podemos encontrar en este libro ecos de trabajos antropológicos hoy clásicos en la literatura antropológica mexicana, aunque con un impacto de menor alcance ante lo logrado por Orlando Aragón. Lo anterior hace de este libro una lectura obligada tanto para estudiantes como para profesionistas e interesados en las ciencias sociales en lo general.

La búsqueda por explicarse a sí mismo las causas, consecuencias, similitudes y ecos de la lucha de Cherán en otras arenas y desde otras latitudes lleva a Aragón a enunciar experiencias particulares del pluralismo jurídico en Latinoamérica, con la finalidad de exponer categorías y conceptos que posibilitan paulatinamente una mejor comprensión para sí y para el lector acerca de la forma en que se construyó el caso de Cherán, como una “grieta en el orden del multiculturalismo neoliberal” que enfatiza el autor (2019: 114). Edificada a partir de la autocrítica, al distanciarse de representar como colectivo al “abogado rey”, hasta llevar en la práctica una traducción intercultural y “ecología de saberes jurídicos” propios de una metodología novedosa construida desde las andanzas de un municipio enclavado en la meseta purépecha.

Con determinante elocuencia y crítica, Aragón explica que la deficiente legislación y trabajo en relación con los “usos y costumbres” o autonomías indígenas no es un hecho fortuito. Más bien, esta problemática obedece al desinterés, a la indolencia e incapacidad que han demostrado las autoridades de forma histórica en la materia. En este sentido, identificar y dilucidar las estrategias legales del Estado a través de sus instituciones y actores particulares —ya fuese para favorecer, en el mejor de los casos, procesos y reconocimientos a favor de los derechos de los pueblos indígenas; o bien, para entorpecer y detener el avance de los mismos como lo podemos advertir a lo largo del texto—, ha sido clave para identificar y diseminar a través de una observación detallada que la metodología antropológica le ha brindado a Aragón una forma de proponer, hacer y sobrellevar un triunfo. Un logro para Cherán —y para el Colectivo Emancipaciones— tan endeble y efímero como el contexto social, político y jurídico propio de la esquizofrenia legal que permea los niveles de gobierno y jurisdicción en nuestro país en la actualidad, como lo afirma el autor.

No obstante, se destaca el día 2 de noviembre de 2011 como la primera victoria que tuvieron tanto Cherán como el colectivo ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, donde se emitió la resolución histórica que reconocía a Cherán como el primer municipio indígena que podía elegir a sus autoridades bajo el principio de “usos y costumbres”. En este contexto, se presentan las insurrecciones como momentos claves que están en correlación tanto con la postura política de las personas de Cherán como con las múltiples confrontaciones epistemológicas que trajo consigo para el autor y para el quehacer del Colectivo Emancipaciones, virar más allá de llevar a cabo una investigación-acción hacia otros derroteros. Es decir, la necesidad imperiosa de reflexionar acerca de su forma particular de mirar y actuar ante la problemática presente en la población que había decidido acompañar y defender legalmente, trascendiendo de esta forma una investigación promedio del campo político del interior de la comunidad y, en consecuencia, reconfigurando la manera hegemónica de ejercer y entender el derecho.

Recapitulando, Aragón presenta de forma clara y detallada momentos claves que guiarán al lector hacia una mejor comprensión del escenario político, social y jurídico en el que da inicio la lucha. En un primer momento, destacando el papel que desempeñaron las mujeres de Cherán, quienes el día 15 de abril del 2011 pusieron un alto a los grupos delictivos que asechaban a la comunidad hasta lograr en cuestión de días la toma de control de la seguridad y la expulsión de los partidos políticos del municipio.

En este escenario, Aragón da cuenta acerca de algunos elementos que van a configurar el movimiento por la defensa del bosque y su transformación, hasta llegar a la construcción de la autonomía y la exigencia ante el Estado del derecho de elegir la forma de autogobierno por “usos y costumbres” como un devenir ideal ante un escenario donde actuaban de manera arbitraria el crimen organizado en complicidad con las autoridades estatales y municipales; representando esto el caldo de cultivo que propició —desde el inicio de la mal llamada “guerra contra el narco”, encabezada por el entonces presidente de la República, Felipe Calderón, al inicio de su gestión en el año 2006— la precarización de las condiciones sociales y de seguridad que se vivían localmente en el marco del nuevo proceso electoral federal, estatal y municipal que estaba en puerta en el 2011.

Por otra parte, leer este libro es una invitación a conocer de cerca no sólo el papel y los avatares por los que ha transitado la comunidad per se, pues ésta mantuvo —y mantiene— desde un inicio una correlación con actores sociales muy específicos. En tal sentido, sólo podemos comprender de una forma integral el camino y consecuencias directas de la participación política y jurídica de los habitantes de Cherán, a partir del contexto social en el que se entrelazaron las acciones e intereses de actores externos a la misma, los cuales, en conjunto, constituyen día a día configuraciones regionales que representan grietas en el sistema.

En este orden de ideas, la grieta que ha abierto el municipio de Cherán, acompañado por Orlando Aragón y el Colectivo Emancipaciones, continúa creciendo de forma paulatina hasta configurar nuevas rutas, como lo es hoy día el cuarto nivel de gobierno que ejercen las localidades de Pichataro, municipio de Tingambato; San Felipe de los Herreros, en el municipio de Charapan; Santa Fe de la Laguna; municipio de Quiroga, entre otras comunidades indígenas de Michoacán, Guerrero, Morelos y, hoy día, en la Ciudad de México, las cuales históricamente habían sido discriminadas política, económica y socialmente, hasta la irrupción de Cherán y su impacto en la revolución de los derechos indígenas, favoreciendo así una apuesta y confirmación de que “otro derecho es posible”.

Finalmente, la determinación del ejercicio militante de Aragón se configura de forma paulatina en lo que la antropología ha llamado “estudios de largo plazo” (inaugurados por George Foster durante la década de los cuarenta, en Tzintzuntzan, Michoacán, a 68 km de distancia de la municipalidad en cuestión. Para conocer más ejemplos, véase Kemper, Robert y Peterson Royce, Anya [eds.], Crónicas culturales. Investigaciones de campo a largo plazo en antropología, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2010), aunque con especificidades que es importante destacar. Por ejemplo, en su trabajo convergen variables como el trabajo colaborativo, interdisciplinario, el uso contra hegemónico del derecho, la mirada antropológica, la investigación social comprometida, la autocrítica y la reflexividad, la ecología de saberes, entre otras estrategias metodológicas que han consolidado y se han creado a partir de una relación particular que ha establecido Orlando Aragón y el Colectivo Emancipaciones con las comunidades que acompañan hasta la actualidad en las luchas sociales que representan logros históricos en materia de legislaciones en el derecho indígena. Dejando clara una distancia significativa respecto a algún precedente tanto en la disciplina del derecho como en la antropología no sólo en México, sino a nivel Latinoamérica.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero