Las asociaciones de los ejecutivos estaduales

Publicado el 1 de septiembre de 2021


Andrea Lorena Rodríguez González
Licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) y maestranda en el
Posgrado en Derecho de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, UNAM.
emailabg.rodriguez@live.com.mx

Como consecuencia de la globalización y los procesos democráticos en América Latina, es posible observar diversos cambios en las formas de Estado. México, por ejemplo, fue gobernado por un partido dominante durante 70 años; sin embargo, esa hegemonía política tuvo su final y las organizaciones de poder tuvieron mayor relevancia como un contrapeso con aras del equilibrio entre los poderes locales y federales.

Foucault decía que “no existen relaciones de poder sin resistencias, que existen porque siempre estarán presentes donde el poder está; para el caso de la organización, esta resistencia inherente al ejercicio del poder se expresa en forma de conflicto” (Vargas, O. Humberto 2009).

Del federalismo surge una libre asociación de estados que conforman a la República mexicana, con la finalidad primera de establecer un equilibrio de poderes. Razón por la que en este trabajo se aborda, en el primer apartado, los antecedentes primarios de la Conferencia Nacional de Gobernadores, ergo, la importancia que ejerce la ANAGO para el fortalecimiento del federalismo y, por último, sobre la relevancia de los actores políticos, como lo son los gobernadores y su relación como factores reales de poder.

Primeramente, como antecedente inmediato de la Conferencia Nacional de Gobernadores y como primer intento para reunir a los ejecutivos locales de las diversas entidades federativas, en el estado de Tlaxcala, Alfonso Sánchez Anaya, quien detentaba el cargo de gobernador, informó mediante rueda de prensa la constitución de lo que se denominaría la Asociación Nacional de Gobernadores (desde aquí ANAGO) el 23 de octubre de 1999, estando integrada por los gobernadores de Baja California Sur, la jefa del Gobierno de la hoy Ciudad de México, Nayarit, Tlaxcala y Zacatecas, dichos Ejecutivos locales pertenecían al partido político del PRD.

Para algunos especialistas en el tema, como Luis Hernández (Altamirano, 2019), esta integración pudo tener ciertos intereses sobre cuestiones presupuestales. Asimismo, De Remeses considera que la ANAGO fue creada como un foro para considerar la descentralización de recursos y funciones del gobierno nacional y para mejorar la entrega de los servicios de base estatal, como cuidado de salud y educación.

Como parte de sus objetivos estaban:

…constituir un contrapeso al histórico peso decisorio que han mantenido las autoridades federales en su relación con las contrapartes estatales y municipales y un espacio de negociación entre autoridades de los diversos niveles para la toma de decisiones, así como objetivos impensables en el esquema vigente de centralismo, como políticas fiscales, económicas, sociales, ambientales, industriales, comerciales, culturales, educativas, de seguridad pública y procuración de justicia (Tellez-Cuevas, Rodolfo 2014).

Asimismo, en aquella rueda de presa se señaló que esta asociación nacía con cinco mandatarios perredistas y que se pretendía convocar a los gobernadores de otros partidos. También el gobernador Sánchez Anaya informó que invitó de manera personal a participar en la ANAGO a sus homólogos de la región (Puebla, Hidalgo, Morelos y Veracruz), y se designó a Rosario Robles como primera presidenta de esta organización (Muñoz Fraga, Rafael, 2004).

Así que este fue el primer intento de unión entre gobernadores que en conjunto buscaban una pluralidad entre los miembros de la organización con fines meramente presupuestales, pues querían influir para una mayor asignación de recursos en las entidades federativas.

La ANAGO estuvo impulsada primordialmente por ejecutivos estatales del PRD, “como resultado de las elecciones del año 2000 y con un presidente proveniente de un partido distinto al PRI, la restructuración y reconfiguración del poder se mostró con mayor evidencia y desembocó en la desaparición de la incidencia contingente de la ANAGO” (Edwin C. Ramirez Díaz, 2014).

Después de que la hegemonía de poder estuviera a favor del Partido Revolucionario Institucional (PRI)  periodo que comprende desde la fundación del partido en 1929 hasta el triunfo de Vicente Fox Quezada en el año 2000; es decir, su permanencia a cargo del Poder Ejecutivo duró 70 años. Luego de la derrota del PRI, en el mes de julio del 2000 los 21 mandatarios estatales decidieron formar un frente opositor.

Luego de que el gobernador del Estado de México, Arturo Montiel, los convocara para definir los nuevos términos que mantendrían con el nuevo presidente de la Republica, ya que, por obvias razones, era fundamental llegar a un consenso, pues el mandatario federal pertenecía a otro partido.

Posteriormente y con miras de crear un frente negociador, se formó una “Comisión de Apoyo”, luego de que se formaran estos grupos de gobernadores, como se describió en líneas anteriores, primero fueron los integrantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), posteriormente se integraron los miembros del PRI, y es como surgen estas asociaciones de gobernadores con el fin de ejercer presión frente al poder del Ejecutivo federal.

Como resultado de la reunión llevada a cabo por los gobernadores de Campeche, Coahuila, Colima, Chiapas, Chihuahua, Baja California Sur, Durango, Guanajuato, Hidalgo, México, Nuevo León, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas, mandatarios estatales, principalmente pertenecientes a los partidos del PRI y del PRD, y un gobernador del estado de Guanajuato del Partido Acción Nacional, el 10 de agosto de 2001 en Mazatlán, Sinaloa, trataron acuerdos para lograr llevar a cabo una reforma constitucional en la que se otorgara mayores beneficios tributarios a las entidades federativas y a sus municipios.

Es hasta el 13 de julio del 2002 cuando se constituyó la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) en la ciudad de Cancún, Quintana Roo, en la que se declara que se constituye como un espacio libre e incluyente, un foro permanente, abierto al análisis de la problemática de las entidades federativas y la búsqueda de soluciones mutuamente convenientes que permitan articular entre sí, y con la Federación, políticas públicas en beneficio de los mexicanos. Asimismo, se convocó de manera libre para quien deseara incorporarse para un fortalecimiento del Federalismo, la democracia y el Estado de derecho.

Así, de manera paulatina, la CONAGO cobró una vigencia inusitada dentro del sistema político; se convirtió en un actor importante del dialogo con las instancias federales, y de negociación respecto a las propuestas que involucraban a las entidades federativas. Con el paso del tiempo, la CONAGO logró su institucionalización, dejo a un lado la apariencia de un grupo coyuntural monotemático y amplio de manera significativa su agenda al incorporar problemáticas vinculadas con temas como: educación, migración, comercio exterior, seguridad y justicia, protección civil, entre otros, los cuales; sin embargo, continuaron siendo demandas que en fondo tenían como elemento de unión entre gobernadores, la necesidad de más recursos y de reformas a los marcos legales” (Edwin C. Ramirez Díaz, 2014).

Sin embargo, a pesar de las facultades que tienen los Ejecutivos locales, queda claro que los intereses en la asociación de estos estados están muy alejados de los intereses de la ciudadanía, pues el interés primario sería, básicamente, el incremento de recursos presupuestarios que no se ven reflejados en los servicios públicos que necesita una población.

La Conago que en la actualidad se encuentra más que desintegrada, derivado de que a la entrada del nuevo mandatario federal decidieron salirse los Ejecutivos locales de Aguascalientes, Chihuahua, Coahuila de Zaragoza, Colima, Guanajuato, Durango, Jalisco, Michoacán, Nuevo León y Tamaulipas, argumentando que los fines por los que se habían unido, es decir, el fortalecimiento del federalismo, está lejos de serlo. No obstante, la Nueva Alianza Federalista que han formado tampoco tiene un rumbo fijo con objetivos claros.

En suma, la posmodernidad mexicana, tras los cambios que se han venido suscitando debido a los procesos que a inicios de los noventa surgieron por la democratización y en pos de la globalización, surge la necesidad de buscar un equilibrio en el sistema federal, siempre con aras de evitar una concentración de poder en una sola persona, que fortalecería al moderno federalismo mexicano.

Durante el periodo en el que América Latina vivía en su mayor parte bajo sistemas políticos autoritarios, el papel de los gobiernos subnacionales consistía en sostener el poder del ejecutivo nacional obedeciendo directrices generales y manteniendo el orden regional, para disponer de un margen de maniobra en sus territorios […] Gibson citado por Paola C. Gutierrez, señala que el cambio de régimen de gobierno a uno más democrático ha presentado el mismo significado en todos los niveles de gobierno, pues al interior de las unidades nacionales y subnacionales hay más jerarquías del gobierno que pueden no se democráticas. Por tanto, hay sistemas nacionalmente democráticos, pero con sistemas subnacionales autoritarios” (Cuéllar, 2016).

De aquí que el papel que desempeñan los gobernadores en las democracias federales en la política mexicana es de suma importancia. Por otro lado, señala Lucas I. González que:

Los gobernadores han sido históricamente poderosos en otras democracias federales en desarrollo. Varios autores documentan una clara tendencia en América Latina en la cual los gobernadores (y los políticos subnacionales en general) han aumentado progresivamente su importancia administrativa y fiscal, así como su poder político […] también han sido considerados como la fuente de importantes desequilibrios fiscales y políticos” (Gonzalez, 2014).

Como resultado de las atribuciones con las que cuentan los Ejecutivos estatales, se comienzan a reunir y a organizarse para hacer un frente en el que buscan encontrar un equilibrio de poderes, sobre todo después de que la hegemonía del poder tuvo cambios radicales por la descentralización del poder, pasando a formar parte de un liderazgo local, de aquí la importancia que tienen como organizaciones legitimadas.

Pero en realidad ¿existe un federalismo? Los antecedentes de corrupción, así como el desvío de recursos para lo que básicamente se conforman estas asociaciones están evidenciadas, tal es el caso de Javier Duarte, en Veracruz; Roberto Borge, en Quintana Roo, y Andrés Granier, en Tabasco, que son sólo algunos de los ejemplos de que lejos de perseguir un contrapeso en el poder, se busca una gubernatura con intereses personales; enriquecimiento ilícito con los impuestos de cada ciudadano.

El poder que detentan los gobernadores no ha servido para el equilibrio del poder del Ejecutivo federal. Contario a eso, se solapa, y al no existir voces que exijan una rendición de cuentas en las actividades tanto locales como federales, y ni se diga las municipales, se termina contribuyendo a encubrir la corrupción, dejando un camino al neocentralismo y una democracia disfrazada de autoritarismo.

Por otro lado, los factores reales de poder surgen como contrapesos entre los poderes que surgen en las sociedades. Inicialmente en el lobby de la Casa Blanca, en Washington, Estado Unidos, solían asistir los personajes que deseaban influir en las decisiones que convinieran a sus intereses a los funcionarios de gobierno de aquella época.

En nuestros días ya no existen esos vestíbulos para tales fines; sin embargo, como es sabido, comenzaron a surgir organizaciones o sociedades para ejercer poder sobre las autoridades en beneficio propio.

En palabras de Rodolfo Téllez-Cuevas (Cuevas, 2014): “La adhesión a un fin común entre los factores reales de poder los legitima, como el mismo federalismo, pasando de factores originarios a factores permanentes y así en factores jurídicos representados y esto se debe a que su presencia política los convierte en factores jurídicos de poder”.

Por lo anterior, las asociaciones que han surgido con la adhesión de los gobernadores en conjunto, y por intereses que si bien en el discurso son por el bien de los habitantes, se puede inferir que va más allá de llegar a nuevos acuerdos, pues los temas que más importan versan sobre temas de índole fiscal, por lo que estas organizaciones ejercen influencia sobre el Poder Ejecutivo para poder influir sobre sus propios intereses. Debido a esto es notable que se trate de factores reales de poder y que tienen un peso importante cuando de peticiones a los presupuestos se trata.

Por lo tanto, a través de la historia de la humanidad las sociedades tienen la necesidad de organizarse para lograr objetivos en común, tal es el caso de México, donde las formas de gobierno eran centralistas; es decir, el poder lo ejercía el Ejecutivo Federal, por lo que no existía una pluralidad. Sin embargo, a raíz de los cambios que vinieron suscitándose por la globalización y democratización, nace un nuevo federalismo en México, posteriormente surgen asociaciones que buscan un equilibrio en los poderes, tal es el caso de la Conago y, actualmente, la Alianza Federalista, que tienen como fin el equilibrio y la mejor distribución de potestades que derivan del gobierno federal y estatal. No obstante, estas asociaciones sólo han servido como medio de desvío de recursos, un lugar de encuentro que hasta antes de la actual contingencia sanitaria, gastaban miles de recursos para las reuniones anuales sin que tales gastos fueran trasparentes. Las asociaciones de gobernadores son una herramienta para considerarse, importante para perseguir objetivos a favor de la población, relevante para evitar que el poder se concentre en un solo individuo, necesaria para que México pueda progresar. La disolución de estas asociaciones da cabida al retroceso.

Formación electrónica: Ignacio Trujillo Guerrero, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero