Feminismo por otros significados

Publicado el 3 de septiembre de 2021

Brandon Arturo Lemus Ramos
Especialista en derechos humanos, Facultad de Estudios Superiores Acatlán, UNAM
emailbrandonlemus4010@gmail.com
twitter@brandonlemus404

No hay un debate más importante para los derechos humanos —posiblemente junto con el de los derechos de autodeterminación de los pueblos indígenas— que el de los derechos de las mujeres y el feminismo de la tercera ola. Debemos preguntarnos: ¿cuáles son los cambios sociales, las intenciones y el motor de las nuevas costumbres que se construirán tras el ya poderoso e infatigable movimiento feminista? Querido lector, seas hombre o mujer, o bien, no binario, no quiero que tengas un prejuicio sobre esta humilde opinión, que reitero, está formulada desde la técnica objetiva y científica de la disciplina del derecho.

El feminismo puede observarse desde distintas ideologías, puede rechazarse por su carácter revolucionario y contestatario, puede invisibilizarse desde las normas y la burocracia de los órganos “autónomos” e incluso puede apoyarse bajo una propia ideología de consumo capitalista y funcional al sistema económico. Pero lo que vengo a proponer no está ni en el rechazo conservador e irreal del viejo machismo fantasioso ni del lado del “aliado” femenino —siendo hombre— que busca politizar, o peor aún, socializar con las mujeres y políticos; vengo a mostrar la imagen del funcionalismo social y de cómo el feminismo viene a representar la mejora del género humano mismo, y sobre todo del hombre; así es, del varón mismo. 

Comenzaré describiendo a la persona disfuncional del machista y, por ende, bajo la teoría jurídica funcionalista, potencial feminicida. No es el hombre por su género mismo ni por su orientación heterosexual, de hecho, ese es un discurso conservador; el feminicida no tiene género o sexo, pero sí se identifica con el “macho”, el macho en su imaginario fantasioso, y como menciona Žižek, artificioso; es una persona que aspira a una ultra-virilidad y aspecto masculino por la misma vacuidad del mismo; no tiene las características físico-biológicas de un hombre “masculino” como lo imaginan los machos. 

¿Qué es el macho real no imaginario? Pues son hombres con problemas sexuales amplios, sociales, ignorantes y que en la pluma del Dr. Günther Jakobs, personas que por su incapacidad de prestar el mínimo de observancia cognitiva de la norma son sujetos altamente peligrosos y dañinos para la sociedad, en este caso para las mujeres, pues la  frustración de los machos e incapacidad —en términos darwinianos— biológica para adaptarse al ambiente e incluso adaptarse a una pareja sexual, los vuelve no sólo peligrosos, sino disfuncionales. 

Bajo este panorama, no solamente se propone la discriminación positiva en materia penal para los feminicidas (con un trato procesal desigual, pero con las garantías de derechos humanos), sino también se propone un feminismo por otros significados, con un trasfondo funcionalista. 

¿Las feministas no quieren a los hombres? ¿Son todas lesbianas y feas? ¿Al final buscan un “macho”? En primer término, las feministas no buscan no querer al hombre, sino funcionalmente hablando, no querer al hombre inferior u hombre peligroso que por definición no tiene caracteres masculinos (mucho tejido adiposo, poca testosterona o anomalías genéticas biológicas psicológicas) en este sentido es funcional. En segundo orden, el discurso del lesbianismo le molesta sólo a los moralistas que no tienen sexualidad, se me ocurre los antilaicistas de discursos judeo-cristianos o gente castrada psicológicamente hablando, rígida sin aspiración a la vida. Respondiendo a la tercera cuestión, en efecto, en ojos de un macho aspiracional a hombre, las feministas buscan al hombre alfa, pero esto no es un macho, sino que simplemente están haciendo lo que los hombres han hecho durante siglos: la búsqueda de la pareja más optimizada. El más fuerte, el más inteligente, el más audaz, el más rápido y el más emocionalmente estable es el alfa, no es un “aliade” débil; de hecho, es el hombre que funcionalmente está destruyendo los especímenes que no se reproducirán socialmente, destruye estereotipos. Que alguna mujer libre y fuerte esté con un hombre de verdad viril (no un “machito”) quiere decir que es tan libre que está eligiendo está vez por orden social y gusto propio, no por imposiciones patriarcales. La mujer más feminista tendrá al hombre más hombre, no más macho.

En palabras de Nietzsche, sólo el fuerte se adapta socialmente, la moral patriarcal que fue hecha por esclavos ha terminado; el superhombre es el elegido por la mujer, la hembra busca al mejor espécimen para la reproducción, así que no, decir que tú eres machista no te hará más alto, con más musculatura y con menos complejos, lo más seguro es que el funcionalismo te destine a donde pertenece la amenaza social, a la negantropía y la neutralización sistémica.

Formación electrónica e incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero BJV