De un abogado para Amado Nervo: a 151 años de su natalicio

Publicado el 3 de septiembre de 2021

Alfredo Delgadillo López
Profesor en la Unidad Académica de Derecho de
la Universidad Autónoma de Nayarit, miembro
fundador del corporativo jurídico EMAM
emailadelgadillolopez95@gmail.com

Introducción

Amado Nervo no necesita presentación. Pero para cumplir con la formalidad, se puede decir que fue un conocedor de los grandes filósofos y los clásicos de la literatura; con estudios de derecho, teología, entre otros; leído en todo México y fuera del país; relacionado con los intelectuales más brillantes de su época; experto en su lengua madre y en la historia de su patria; profesor, con un examen de resultado magnífico para ingresar al servicio exterior; avezado en diversos géneros literarios y con viajes por el mundo. Un hombre de letras y cultura con un alto grado de desarrollo artístico y científico dentro de la sociedad de finales del siglo XIX y principios del siglo XX tanto a nivel nacional como internacional.

El poeta nació en Tepic, Nayarit, el 27 de agosto de 1870 y murió en Montevideo, Uruguay, la mañana del 24 de mayo del año 1919.

Primera etapa de Amado Nervo en la diplomacia

En 1905 ingresó al servicio diplomático después de aprobar el examen reglamentario, por lo que primeramente fue enviado a España y en 1909 lo ascendieron como primer secretario de la Legación de México en España.1

Los temas relacionados con la diplomacia mexicana se formaban a la luz de la Constitución de 1857 (vigente durante esta primera etapa de Nervo), la cual, en su artículo 85, establecía las facultades y obligaciones del presidente de los Estados Unidos Mexicanos, y en las fracciones tercera y décima señalaba: “III. Nombrar a los ministros, agentes diplomáticos y cónsules generales con aprobación del Congreso, y en sus recesos, de la diputación permanente… X. Dirigir las negociaciones diplomáticas, y celebrar tratados con las potencias extranjeras, sometiéndolos a la ratificación del Congreso Federal…”.

En este contexto se expide la Ley Orgánica del Cuerpo Diplomático Mexicano de 1896, misma que señalaba, en su artículo 5o., la obligatoriedad de que el puesto de secretario de Legación lo ocuparan personas que gozaran de buena educación; es decir, conocimientos artísticos, culturales y científicos, destacando los estudios teóricos y ejercicio práctico del derecho, requisito que también cumplía con creces Nervo, pues estudió esta disciplina y ejerció en un despacho de abogados.

Para ser secretario de Legación se requiere…

III. Tener buena educación y costumbres…

IV. Hablar y escribir correctamente el francés además del español y traducir a lo menos el inglés, el alemán u otra lengua útil en la carrera…

V. Ser instruido, además, en las materias siguientes:

A) Las que constituyen los estudios preparatorios para la carrera de abogado.

B) Principios generales del derecho patrio.

C) Nociones del derecho internacional público y privado, y de su historia.

D) Elementos de economía política.

Así, fue necesario incluir en la diplomacia a personas estudiosas del derecho, especialmente por la situación económica y social que se vivía a nivel global y las tensiones políticas de la época, por lo que había que ratificar tratados y cumplirlos para armonizar el orden mundial. Sin derecho internacional, los subsecuentes conflictos a las guerras serían la principal plaga para la humanidad.

Sin embargo, se desató la Revolución mexicana y, posteriormente, la Primera Guerra Mundial, lo cual provocó que el régimen carrancista tuviera que modificar su política exterior, por lo que Nervo dejó de formar parte del Servicio Exterior Mexicano.

Segunda etapa de Amado Nervo en la diplomacia

Con un hombre tan culto como Amado Nervo no era compatible la guerra, la violencia y el resentimiento provocado por la Revolución, por ende, poco antes de finalizado este movimiento armado, el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Venustiano Carranza, lo reincorporó al Servicio Exterior Mexicano, nombrándolo primer secretario de la Legación en España, para desempeñarse como encargado de negocios, donde concluyó su misión el 10 de agosto de 1917. En el siguiente año, el mandatario Carranza lo designó enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de México en Argentina y Uruguay.2

Por ser un referente de intelecto y buena diplomacia en América Latina y algunas regiones de Europa la noticia se recibió con beneplácito. Lamentablemente, la gestión fue muy corta, pues Nervo falleció al poco tiempo de regresar al continente americano. No obstante, su encomienda fue aplaudida porque estrechó sólidas y valiosas amistades para México con los medios gubernamentales, culturales y políticos, además de que reforzó el sentimiento de unión entre América Latina en una época tan difícil luego de la Gran Guerra, intervenciones de Estados Unidos de América y secuelas de la época.

En esta fase, el diplomático nayarita se desempeñó en otra Constitución: la de 1917. En ésta, dentro del artículo 89 se indicaban las mismas facultades y obligaciones en asuntos de política exterior para el presidente que en la de 1857. Posteriormente se expediría la ley reglamentaria.

En esta etapa, la reputación del Estado mexicano era negativa; sin embargo, designar a Nervo para tales misiones fue un acierto del presidente de México porque a cada país al que lo enviaban la población lo recibía con afecto y emoción por el prestigio mundial del nayarita. Además, con estas primeras muestras de política exterior con técnicos diplomáticos se contrarrestaban las de nombrar militares. Así, ya se manifestaban las primeras señales de buena imagen de México ante el mundo.

La exclusión del México posrevolucionario

al inicio de la Sociedad de Naciones

La Sociedad de Naciones surge como consecuencia de la Gran Guerra, su fecha de nacimiento es el 10 de enero de 1920 y se le consideró como un organismo de cooperación internacional que tenía como objetivo evitar otra guerra.3

México fue abiertamente excluido de esta organización desde su creación y durante 11 años debido a que las naciones extranjeras consideraron a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 como nacionalista y socialista, características que fueron rechazadas y combatidas previamente en la Gran Guerra. Además, algunos revolucionarios carecían de aptitud e interés para establecer relaciones internacionales.

A pesar de ese fuerte rechazo, poco a poco se le fue aceptando y teniendo mayores consideraciones en virtud de que algunos diplomáticos tenían gran prestigio a nivel internacional y dieron otra impresión sobre la realidad nacional. Así, en México la política exterior continuaría adaptándose a las circunstancias mundiales con el firme objetivo de mantener un equilibrio entre ser soberano, abierto a las negociaciones y a la internacionalización.

Amado Nervo, fuente de inspiración para algunos

de los diplomáticos mexicanos más importantes del siglo XX

Como es de explorado conocimiento histórico y cultural, dos de los mejores —quizá los mayores exponentes— diplomáticos de México en el siglo XX son Alfonso Reyes y Genaro Estrada, artífices de las páginas más sobresalientes en la diplomacia del país; sin embargo, pocos son los estudios que tratan sobre los antecedentes que ilustraron a tan destacados personajes.4

Así como es altamente probable que tanto Reyes como Estrada, aún sin sus antecesores, realizaran sus funciones con éxito, también lo es que el camino trazado por Nervo fue de gran ayuda para que se cumplieran estos objetivos con mayor rapidez y evitar que empezaran desde cero. Desgraciadamente, él no pudo ver estos cambios tan favorables en la diplomacia nacional, su muerte prematura lo impidió.

En ese sentido, destacan otras muestras del profundo aprecio y admiración como la que tuvo Alfonso Reyes, quien estudió, recopiló, comentó y publicó obras de Nervo. Por su parte, Genaro Estrada, quien en repetidas ocasiones lo elogió por ser un referente de la más alta intelectualidad, dio las primeras noticias sobre otros escritos de Nervo, prologó algunos de sus libros y publicó trabajos sobre el nayarita. Tanto Reyes como Estrada fomentaron y fueron los precursores del estudio de la vida y obra de Amado Nervo.

Los honores casi siempre son para Genaro Estrada, Vicente Lombardo Toledano, Alfonso Reyes, entre otros, quienes, sin lugar a dudas, han sido los más importantes diplomáticos en la historia del país; sin embargo, es fundamental destacar a los personajes que influyeron en éstos. Es aquí donde se debe de magnificar a Amado Nervo, en virtud de que ayudó a mejorar el prestigio del país no sólo en América, sino en Europa, a pesar de las repetidas crisis nacionales, ya que su actuar en tan importante encargo siempre fue sobresaliente.

Nervo, Reyes y Estrada fueron poetas, escritores, estudiosos del derecho y diplomáticos, los tres tenían una preparación altamente destacada para la época en México, equiparable a la de sus homólogos de diferentes partes del mundo. Era evidente que con su buen actuar la política exterior del país llegaría a buenos términos. Amado Nervo trazó el camino, sus sucesores continuaron por esa ruta y la mejoraron.

El ingreso de México a la Sociedad de Naciones

a la luz de diplomáticos técnicos

La relación entre la Sociedad de Naciones y México desde que surgió aquella, 1920, hasta 1931, fecha en que se unieron, se caracterizó por un variopinto de acercamientos que, gracias a las gestiones de diplomáticos reconocidos en el exterior por su desempeño y prestigio y a los titulares de la Secretaría de Relaciones Exteriores, terminaron por armonizar las pretensiones de México con las de los integrantes de la Sociedad de Naciones.5

Como se ha comentado, la intención de México no era tener conflictos con el resto del mundo, ya que solamente pretendía ser soberano, sin embargo, esto no era del agrado, principalmente, de las potencias extranjeras. En los informes del presidente Venustiano Carranza se manifiestan sus intenciones por allegarse de los mejores diplomáticos y por oponerse a la doctrina Monroe.

Continuando con estas pretensiones, para que la política exterior de México se estabilizara y mejorara, una pieza muy importante fue la expedición del Reglamento de la Ley Orgánica del Cuerpo Diplomático Mexicano en 1922, donde se evidenció la necesidad de mejorar en la elección de diplomáticos a la luz de sus conocimientos científicos y culturales aún más especializados que en leyes anteriores. Así se demuestra, por ejemplo, en el contenido del artículo 5o., que refiere los requisitos que deben reunir los aspirantes a ingresar a la carrera diplomática, entre los que resaltan:

II. Tener buena educación y costumbres a juicio del secretario de Relaciones Exteriores…

V. Ser instruido además, en las materias siguientes:

A) Geografía general y de México

B) Historia general y de México

C) Contabilidad

D) Economía política nacional y general

E) Derecho internacional público y privado.

F) Constitución política y administrativa del país, leyes y reglamentos de los cuerpos diplomático y consular y legislación nacional de necesaria aplicación en dichas carreras.

H) Tratados y convenios internacionales más importantes, así como tratados en vigor entre México y otros países.

Es fundamental destacar el énfasis en la ciencia del derecho, siendo uno de los precedentes de la importancia de lo jurídico dentro de las relaciones internacionales, primero, como fuente de análisis interna acerca de la actividad, facultades, estudio de reglamentos y normativa del cuerpo consular para un efectivo desempeño de las funciones, y luego, para el estudio y comprensión de los diversos entornos sociales, políticos y económicos. También, ante la principal intención de reforzar los lazos internacionales después de tanto caos a raíz de la Gran Guerra, este ordenamiento se adaptó a las necesidades de la época para estar a la vanguardia junto con el resto de las naciones. Se entendió que el derecho era una de las herramientas para construir una visión jurídica colectiva y universal.

En este sentido, cabe mencionar que para el perfil de la época, la ciencia jurídica fue pieza fundamental en la construcción de una efectiva política exterior; se consideró que un diplomático ignorante de dicha materia difícilmente podría beneficiar a su patria, ya que mediante el derecho se consolidarían las bases de todo programa, actividad y decisión de los organismos internacionales.

Con base en el legado de los diplomáticos, escritores y juristas mexicanos más destacados tanto a nivel nacional como internacional y a la continuidad de sus proyectos e ideologías, la política exterior de México se acercaba poco a poco a su objetivo principal: restablecer relaciones sin perder soberanía. En el extranjero, con beneplácito se recibían sugerencias y aportaciones intelectuales de los mexicanos.

El historiador Fabián Herrera León constantemente habla de la importancia del papel desarrollado por los intelectuales mexicanos para que gracias a su prestigio y desempeño dentro de la diplomacia, la imagen de México pasara de ser reprobable a una altamente respetable a nivel internacional.

Así, es posible afirmar que los juristas, cultos, escritores, políglotas y diplomáticos como Bassols, Estrada y Reyes, entre otros, no empezaron sus gestiones desde cero, sino que tuvieron un antecedente en común que les sirvió de ayuda e inspiración para que ellos, con el tiempo, se convirtieran en los mejores diplomáticos del país: su homólogo Amado Nervo. Por lo tanto, gracias a los diplomáticos previamente mencionados, México cumplió con el objetivo de mejorar su prestigio.

Conclusiones

1) Amado Nervo fue un intelectual que contribuyó a que quienes le sucedieron se convirtieran en los mejores diplomáticos del país.

2) El legado de Nervo trasciende más allá de lo cultural, pues en su trayectoria diplomática por América Latina y Europa dejó para México amistades con medios gubernamentales, culturales, políticos y un sentimiento de unión con las demás naciones de América Latina.

3) México necesitó de los intelectuales para volver a ser incluido en organizaciones internacionales, por ende, este capítulo histórico debe ilustrarnos para entender la importancia de elegir funcionarios de íntegro y brillante perfil.

4) En este apartado de la historia nacional se demostró que si el objetivo es beneficiar al Estado mexicano, se deben de tomar decisiones técnicas por encima de las políticas, pues aquellas tienen mayor alcance que éstas.

5) Es indispensable que los principios de la teoría general del derecho siempre estén presentes en la política exterior, por ende, los diplomáticos deben conocerlos.

NOTAS:
1 Diversidad de artículos en los apartados II y III de González Guerrero, Amado Nervo, obras completas I, España, Aguilar, 1952, y ensayos y críticas literarias en apartados IV y VI de Méndez Plancarte, Amado Nervo, obras completas II, España, Aguilar, 1952.
2 Sánchez Andrés, Agustín, “La doctrina Carranza y el inicio del proceso de normalización de las relaciones exteriores del México posrevolucionario, 1915-1919”, Boletín del Archivo General de la Nación, núm. 2, mayo-agosto de 2019, p. 199, y Rosenzweig, “Los diplomáticos mexicanos durante la Revolución: entre el desempleo y el exilio”, Historia Mexicana, vol. 61, núm. 4, 2012, p. 1503.
3 Herrera León, Fabián, México en la Sociedad de Naciones (1931-1940), México, SRE, 2014, p. 30.
4 Armijo de la Garza, Jorge Octavio y Noricumbo Robles, Carlos Mariano, “Amado Nervo: el embajador de las letras mexicanas”, Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques, 2017.
5 Herrera León, Fabián, México en la Sociedad de Naciones. Una antología documental, México, SER-AGN-UMSNH, 2019, pp. 76 y 77.

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