El contexto histórico que explica el fenómeno político y de comunicación sui generis de las “Mañaneras” (conferencias de prensa) del presidente López Obrador

Publicado el 17 de noviembre de 2021


Francisco José de Andrea Sánchez

Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM
emailfranciscodeandrea@post.harvard.edu

Las conferencias de prensa llamadas “Mañaneras” son un ejercicio informativo-político sui generis practicado desde el inicio de su periodo presidencial por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador. Si uno hace un análisis de los modelos de comunicación política personales de los presidentes de las principales democracias del mundo en la actualidad, no se encuentra otro caso vigente de una práctica con las características del referido ejercicio informativo matutino del presidente mexicano.

Las instituciones, costumbres y tradiciones políticas de un país, cualquiera que éste sea, requieren acudir a su contexto histórico para explicar y entender satisfactoriamente la génesis de algunos fenómenos distintivos de su cultura política, en especial cuando se observan características atípicas.

La larga y azarosa experiencia política del presidente López Obrador y sus dos intentos previos por llegar a la Presidencia de la República en un ambiente político que aún guarda muchas características de tradición política que provienen de la época hegemónica unipartidista y que no fueron desterradas por los dos sexenios continuos de alternancia panista, lo condujeron, por motivos de elemental pragmatismo político, a buscar alternativas de comunicación directas no censurables que fueran una opción viable ante el monopolio de los medios masivos de comunicación escritos y electrónicos que tenía el anterior andamiaje político-electoral mexicano.

En este sentido, puede incluso aventurarse la hipótesis de que el acceso al poder por la vía electoral de políticos exitosos pero considerados outsiders o contrasistémicos, como Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, hubieran sido prácticamente imposibles en una era sin redes sociales y vías de comunicación por Internet, que en la etapa inicial del ciberespacio carecían incluso de regulación e intervención o censura gubernamental.

Las redes sociales han permitido al presidente López Obrador una comunicación diaria a través de sus redes sociales, puesto que las Mañaneras rara vez han sido transmitidas íntegras por las vías tradicionales de la televisión o radio que aún permanecen, en muchos casos, en manos de oligopolios o monopolios mediáticos.

Por otro lado, el caso mexicano de López Obrador se diferencia del norteamericano de Donald Trump en el tema mediático y de contacto con la población en cuanto a que, incluso mucho antes de la irrupción del ciberespacio y la redes sociales en el ámbito político, López Obrador ya había visitado y recorrido personalmente todos los municipios del país y tenía un conocimiento sin igual de la geografía política y social mexicana que le permitió un contacto íntimo con los electores, que es el segundo factor que explica su impacto electoral.

En este sentido, es evidente que López Obrador buscó continuar su contacto frecuente y directo con su base electoral no sólo personalmente vía giras los fines de semana a todos los estados de la República, sino a través de sus redes sociales.
Como toda herramienta de comunicación política, las Mañaneras tienen tanto ventajas como desventajas que vale la pena enumerar de manera solamente enunciativa, puesto que si bien han constituido un factor clave en el éxito electoral y político de López Obrador, también constituyen, en especial en la actualidad, una herramienta de doble filo.

Ventajas

1) En primer lugar, a través de las Mañaneras el presidente logra evitar los filtros ideológicos de los medios masivos de comunicación tradicionales, tanto escritos como electrónicos.

2) En segundo término, vía las Mañaneras el presidente logra evitar la censura distorsionadora de sus mensajes, así como la propia autocensura cuando se transmite información únicamente a través de los medios controlados por entes particulares.

3) Como tercera ventaja, la extensión y la modalidad libres del formato flexible de las Mañaneras le permiten al presidente una mayor precisión en el contenido detallado de sus mensajes, a diferencia de las restricciones tanto temporales como de formato a las que se ve limitado vía canales de expresión tradicionales fuera de las redes sociales e Internet.

4) En cuarto lugar, el presidente utiliza las Mañaneras para presentar a la opinión pública propuestas y temas “utilizando” tanto al grupo de periodistas físicamente presentes en Palacio Nacional como a la audiencia libre que lo sigue todos los días, como una especie de “grupo focal” gigantesco y gratuito para experimentar y calibrar la recepción de ciertos temas políticos o iniciativas.

5) Las Mañaneras, en quinto término, le permiten al presidente una espontaneidad que si bien es un arma de doble filo, en el pasado le ha redituado buenas ganancias de popularidad.

6) En sexto y último lugar, las Mañaneras constituyen un canal de respuesta muy ágil a crisis inesperadas que se dan cada vez con mayor frecuencia en las sociedades contemporáneas, sin tener que esperar demasiado para una respuesta gubernamental oficial o una propuesta de resolución de problemas críticos que requieren una posición del gobierno federal.

Desventajas

1) El ejercicio de comunicación de las llamadas “Mañaneras” implica, ciertamente, riesgos de fricción que han aumentado en el último año, en especial con órganos constitucionales autónomos y ciertos sectores de la sociedad mexicana, puesto que exponen la imagen y la figura presidencial a un roce mediático quizá excesivo.

2) En segundo lugar, las Mañaneras, eventualmente, repercuten en una afectación de algunas características esenciales del sistema presidencial mexicano de la época clásica de la hegemonía política de etapas previas de la historia mexicana que antaño se consideraba que no necesariamente eran “convenientes” —afirmación ciertamente muy polémica— para la sociedad, pero que abonaban a un cierto misterio del poder y rituales que rodeaban a la figura presidencial, que era de muy difícil acceso y que permanecía en un ámbito separado y casi inaccesible para el común de los periodistas o medios, como en la actualidad sucede con la Mañanera y que eventualmente tiende a desgastar el mito del poder presidencial, cuando al titular del mismo se le ve y analiza diariamente.

3) En tercer término, las mañaneras tienden a magnificar —en tiempos de crisis o convulsión— los problemas,volviéndolos a veces más grandes de lo que en realidad son o incluso creando problemas vía la exposición mediática diaria del presidente donde no los había.

4) En cuarto lugar, las Mañaneras implican serios riesgos de que el presidente involuntariamente incurra en polémicas de naturaleza jurídico-constitucionales técnicas debido a la espontaneidad del formato, en especial tratándose de casos complejos de naturaleza jurídica que requieren el uso de análisis técnicos complejos.

5) En quinto lugar,  y especialmente en tiempos de crisis y con un Ejecutivo poderoso, la omnipresencia mediática del presidente le “roba” tiempo de calidad de por sí escaso para el análisis y la planeación necesarios para el propio presidente, que quizá debería limitar la extensión diaria de las Mañaneras, e incluso el número de éstas bajo un formato que no sea diario, sino dos o tres veces a la semana, para poder optimizar el uso del tiempo, la experiencia y la eficacia presidencial.

6) Finalmente, en sexto lugar, las Mañaneras, en el último año y medio, exponen excesivamente al presidente a la posibilidad constante de un potencial contagio de alguna de las nuevas variantes de COVID-19, dado el número y cantidad de interacciones y el formato de las propias Mañaneras, que implican contactos sociales físicos constantes.

En conclusión, si bien las Mañaneras, como ya adelantamos en el rubro introductorio de este ensayo, constituyen un ejercicio sui generis del presidente de México que le han rendido frutos y beneficios en términos de exposición mediática positiva, también es verdad que constituyen claramente un ejercicio con algunas desventajas que en tiempos de crisis pueden requerir de un ajuste para mantener los beneficios y el contacto mediático con la población y el electorado que, ciertamente, busca el presidente, pero sin erosionar demasiado la institución presidencial al exponerse a diario —como no lo hace ningún otro mandatario— a polémicas y debates cotidianos que implican muchos problemas potenciales que podrían evitarse sin una exposición excesiva, especialmente en dichos tiempos de crisis o convulsión social económica y política.



Formación electrónica e incorporación a la plataforma OJS, revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero, BJV