La distorsión de los usos y costumbres indígenas en México1

Publicado el 14 de diciembre de 2021

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Antonio Fernández Fernández
Profesor de la maestría en Derecho, UNAM
emailafernandezfdz@hotmail.com

“Las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes”
Simón Bolívar

En un mundo globalizado, todo lo que sucede, hasta en el lugar más apartado, trasciende en las redes sociales y medios de comunicación; los acontecimientos de una comunidad de Oaxaca o de Guerrero, son noticia en muchas partes del mundo, y no se pueden abstraer de la globalización.

Por lo anterior, los usos y costumbres que rigen en más de cuatrocientos municipios de nuestro país, repartidos en cuatro estados de la República (Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán), en los cuales se eligen autoridades con base en usos y costumbres, cada día son más cuestionados por no adecuarse a los estándares nacionales e internacionales, en materia de justicia.

El artículo segundo Constitucional, en su apartado A, fracción segunda, establece: “Esta Constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para:… II. Aplicar sus propios sistemas normativos en la regulación y solución de sus conflictos internos, sujetándose a los principios generales de esta Constitución, respetando las garantías individuales, los derechos humanos y de manera relevante la dignidad e integridad de las mujeres”.

Por lo anterior, resulta inconstitucional que muchos de los usos y costumbres no respeten los derechos humanos y menos la dignidad e integridad de las mujeres, situación que hemos visto recientemente con el caso de la niña Angélica, quien fue vendida a los trece años, en la comunidad de Dos Ríos, en Cochoapa el Grande, Municipio de la Montaña, estado de Guerrero, lo cual trascendió en virtud de que el suegro intentó violarla y ella escapó, por lo que la denunció y pidió le devolvieran los doscientos mil pesos que había pagado por el matrimonio con su hijo, lo cual traspasó fronteras y fue noticia mundial.

Desde luego que hay usos y costumbres dignos de reconocerse por su gran conciencia moral y ética, pero hay algunos otros que están en evidente contradicción con los derechos humanos, con la Constitución y con los Tratados Internacionales, por ello tienen que revisarse para evitarlos y prohibirlos, y de esta forma erradicarlos.

Uno de los problemas de que permanezcan los usos y costumbres que están en contra la dignidad de las mujeres, es porque impera un machismo dentro de las autoridades Municipales y Estatales, que les impide ver con claridad la violación de los derechos humanos o, en otros casos, simplemente voltean hacia otro lado para no entrar en conflicto con las autoridades locales, permitiendo toda clase de distorsiones de las leyes.

Desde el Gobierno federal, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el Congreso de la Unión, deben hacer una profunda revisión de los usos y costumbres que van en contra de la Constitución, de los Tratados Internacionales y de los Derechos Humanos, para crear una política de cero tolerancia a la violación de los derechos humanos, y de esta forma crear usos y costumbres, dignos de nuestras comunidades indígenas.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en La Razón, el 10 de diciembre de 2021: https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/antonio-fernandez-fernandez/distorsion-usos-costumbres-mexico-462970


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