La UNAM sirve a México1
Publicado el 4 de febrero de 2022
José Dávalos Morales
Exdirector de la Facultad de Derecho de la UNAM, profesor de Derecho del Trabajo
josedavalosmorales@yahoo.com.mx
El rector de la UNAM, doctor Enrique Graue Wiechers, es un maestro (guía, conductor) ligado estrechamente a la realidad y a las necesidades del país. Esto, junto con todos sus antecedentes universitarios, lo entendemos mejor al leer algunos puntos básicos de su reciente pronunciamiento al recibir el grado de doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Ante la comunidad universitaria potosina consideró que entre los nuevos desafíos de las universidades públicas y autónomas están: Vivir en un mundo profundamente desigual, con injusticias sociales insostenibles, y padecer una economía globalizada que ha afectado intereses nacionales y ha propiciado nacionalismos exacerbados, populismo e intolerancias de toda índole.
Las universidades públicas y autónomas se han transformado constantemente, por efecto del tiempo, frente a sí mismas y a la sociedad. Gracias a esta capacidad de adaptación y de reformularse es que persisten como un actor fundamental en el andamiaje político, económico, social y cultural de las distintas naciones y regiones. Las universidades se enfrentan a la impostergable necesidad de igualdad de género y la erradicación total de la violencia, principalmente hacia las mujeres, así como la demanda creciente de educación.
Se requiere hacer frente a una realidad laboral incierta, con precarización del salario y que demanda competencias técnicas específicas, sin que por ello se deje de impartir una educación con sentido humano, integral y de dimensión universal.
Hay certezas que deben guiar el actuar de estas instituciones como es forma jóvenes independientes para que se desarrollen en un mundo tolerante, diverso, sustentable y en permanente cambio; con capacidad de indignación ante las injusticias y la inequidad y comprometidos con los derechos fundamentales.
La autonomía no sólo consiste en la autodeterminación y autogestión, sino en un ejercicio de libertad de compromiso social con los tiempos que se viven, de generar conocimientos y formar profesionistas y ciudadanos informados que transformen a la sociedad.
Es la sociedad la que se beneficia de la autonomía al permitir que, ajena a intereses externos, la universidad eduque para transformar, investigue para modificar la realidad y disperse los conocimientos para desarrollar al país y a su entorno social. Por eso, la educación y la autonomía universitaria son bienes públicos, de los cuales la sociedad obtiene los beneficios intelectuales necesarios para su permanente movilidad, progreso y evolución.
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en La Prensa, el 29 de enero de 2022.
Formación electrónica e incorporación a la plataforma OJS, revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero, BJV