Encarnación de la patria1

Publicado el 18 de febrero de 2022


Luis de la Barreda Solórzano

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
email lbarreda@unam.mx

El iluminado está convencido de que la divinidad o la historia le tienen asignada una misión que ha de cumplir a como dé lugar. Las leyes fueron creadas para la observancia de otros, no de él ni de sus secuaces que lo auxilian en su alto cometido. No debe detenerse ante los límites que imponen el derecho y otras reglas de convivencia civilizada. Por eso proclama que entre los deberes contenidos en las normas jurídicas y la justicia se debe optar por esta última, y para él lo justo será siempre lo que lo conduce al logro de su trascendental objetivo.

Los jueces de la Santa Inquisición dictaban castigos terribles a los herejes y a las brujas, con frecuencia la pena atroz de ser quemados vivos: no importaba el mandamiento “no matarás” porque lo que perseguían era preservar la religión verdadera. Los nazis estaban empeñados en lograr la pureza de la raza y, para ello, enviaban a los campos de concentración y a las cámaras de gas a los que consideraban una rémora para la consecución de ese ideal. Los comunistas han encerrado en campos de reeducación o condenado a la cárcel o al paredón a los disidentes con tal de que no estorben la generación del hombre nuevo.

Los populistas en el poder también suelen actuar sin sujetarse a las normas que obstaculizan su proyecto. Nicolás Maduro ha encarcelado y asesinado a sus opositores, y ha degradado la calidad de vida de sus connacionales, en aras de la revolución bolivariana. Donald Trump animó a sus seguidores a que impidieran la toma de posesión de Joe Biden, y el intento ocasionó varias muertes. Daniel Ortega, asimismo, se ha dado vuelo asesinando y encarcelando; entre los encarcelados están todos aquellos que podían ser sus adversarios en la elección presidencial, y murió en prisión un exguerrillero que arriesgó la vida por salvarlo de las mazmorras de Somoza durante el levantamiento sandinista.

Los cortesanos adulaban al príncipe esperando obtener sus favores. Hoy se adula al pueblo soberano en pos de ganarse su adhesión con afirmaciones que ese pueblo no se toma la molestia de verificar, arengas que encienden la intolerancia, lugares comunes que no resisten el menor análisis, pero dicen lo que los feligreses quieren oír, condenas excluyentes y lapidarias contra los infieles a los que los creyentes deben combatir. El pueblo necesita al iluminado que sepa lo que le conviene, que le brinde lo que Nietzsche llamó calor de establo, que le ofrezca bienaventuranza a cambio de incondicionalidad.

El Estado de derecho ha evitado, a lo largo de la historia, crímenes y abusos. Si un gobernante iluminado, en aras de su misión superior y en nombre del pueblo, no acata los límites que le marcan las leyes, los gobernados quedan a merced de sus tropelías. Si en ese gobernante se suman la inepcia, el autoritarismo, la ignorancia, el resentimiento y el desprecio a la legalidad y la dignidad, el coctel resultante es la erosión de principios y valores fundamentales del proceso civilizatorio.

Por eso se generó la inusitada respuesta ciudadana a los ataques del Presidente, con los que infringió varias normas jurídicas, contra el periodista Carlos Loret de Mola. El space de Twitter más escuchado en español a nivel mundial fue el foro de protesta virtual con cientos de miles de escuchas a las 20 horas del sábado pasado. La reacción de la jefa de Gobierno capitalino, los gobernadores y los senadores oficialistas de apoyo incondicional al Presidente, en la que lo erigen “encarnación de la patria, de la nación y del pueblo”, y acusan de traidores a la patria a los opositores, es una expresión de indignidad extrema de tufillo soviético. El Presidente hizo la misma acusación a Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad. Esos gobernantes y esos legisladores injurian a quienes informaron sobre la Casa Gris, que inevitablemente será emblema de este gobierno, sin refutar un solo dato de tal información.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en Excelsior, el 17 de febrero de 2022: https://www.excelsior.com.mx/opinion/luis-de-la-barreda-solorzano/encarnacion-de-la-patria/1499054

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