Guerras1

Publicado el 4 de marzo de 2022


Luis de la Barreda Solórzano

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
email lbarreda@unam.mx

Es sumamente doloroso lo que está sucediendo en Ucrania: un pequeño país independiente atacado por una potencia que dispone de una enorme fuerza militar y cuyo gobernante, poseído por los demonios insaciables de la megalomanía extrema, ha cruzado una línea que la más elemental sensatez aconsejaba no traspasar. Al invadir Ucrania, bombardear incluso a la población civil, amenazar con consecuencias inimaginables a cualquier nación que ose interferir en su ofensiva y poner en alerta máxima una eventual respuesta nuclear, Putin está desafiando a toda Europa y a Estados Unidos.

Es conmovedora la resistencia de los combatientes ucranianos, no sólo de los miembros del ejército, sino también de los civiles, muchos de los cuales no cuentan más que con bombas molotov. ¡Bombas caseras para enfrentar a una de las fuerzas armadas más poderosas del mundo! Me emociona escuchar al presidente Volodimir Zelenski, el comediante al que el sino hizo gobernante de su nación, quien rechaza el asilo que se le ofrece, pues entiende que su deber es encabezar la resistencia. Me estremece la actitud de la diputada Kira Rudik y de Miss Ucrania 2015, Anastasiia Lenna, que se suman a la defensa del país y piden a toda la población que haga lo mismo.

Son desgarradoras las muertes no sólo de soldados, sino de miles de civiles —niños incluidos— y las travesías de cientos de miles de desplazados, víctimas de la vesania de un dictador cuya miseria moral es tan grande como su furor y su delirio, un pobre exespía que suele encarcelar y envenenar a sus opositores, que discrimina a las minorías sexuales y ahoga las libertades de los ciudadanos rusos. Hay millares de detenidos en Rusia por participar en manifestaciones de rechazo a la invasión.

Observo el rostro de Putin, al que la más leve sonrisa parece negársele: sólo es capaz de una grotesca mueca. Su semblante parece el de un espectro, un zombi, es decir, un muerto viviente. No imagino a la misma parca con una faz tan tétrica. A diferencia del retrato de Dorian Gray, en su talante se leen todas sus vilezas. Solamente sátrapas como los que gobiernan Cuba, Nicaragua o Venezuela, o sujetos tan ruines como Trump, son capaces de apoyarlo. Le deseo a Putin que, como a Macbeth, los dioses le nieguen el dulce don del sueño, que en el insomnio lo asedien las escenas de los heridos, los mutilados y los asesinados por su ejército, las casas y los edificios destruidos por sus bombardeos, y que sus crímenes no queden impunes.

Una invasión bélica es siempre cruel y desoladora. La vida cotidiana discurriendo en paz de los ucranianos se ha roto trágicamente. Pero mientras escribo estas líneas pienso también en los sufrimientos de millones de mis connacionales, que sin padecer la agresión de una potencia extranjera sufren otra clase de guerra, pues están a merced de criminales que imponen su ley no escrita en múltiples comunidades, y que, como los soldados de un ejército invasor, asesinan y ahuyentan de sus hogares a los pobladores. Como en Ucrania, en México numerosas personas son asesinadas diariamente.

Es una cruel ironía que la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana asevere que la estrategia del gobierno contra la criminalidad está funcionando cuando nuestro país está en los primeros sitios del mundo en tasa de homicidios dolosos —de los cuales quedan impunes nueve de cada diez—, decenas de miles de mexicanos han tenido que dejar su comunidad por el temor a sumarse a la estadística de víctimas, pistoleros ejecutan a familias enteras en sus propias casas o masacran a los asistentes a velorios y aparatosos convoyes criminales invaden ciudades y pueblos sin que ninguna autoridad los detenga o lo impida. En Baja California, Colima, Guanajuato, Zacatecas, Guerrero, Sonora, Michoacán y otras varias entidades de nuestro país la muerte violenta está tan presente como en Ucrania.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en Excelsior, el 3 de marzo de 2022: https://www.excelsior.com.mx/opinion/luis-de-la-barreda-solorzano/guerras/1501792

Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero