Estado Constitucional 1

Publicado el 13 de junio de 2022

Víctor Collí Ek
Investigador en el Centro de Investigaciones Jurídicas de la Universidad
Autónoma de Campeche
emailvimcolli@uacam.mx

Un buen momento para reflexionar sobre nuestros defectos y virtudes es después de un tiempo convulso que puso en tensión o a prueba nuestro carácter. En ese sentido a dos años de la pandemia, es importante analizar lo que está en crisis de nosotros como sociedad.

Sin duda alguna, como dijo un día Winston Churchill, la democracia es la peor forma de gobierno con excepción de todas las demás, lo que quiere decir que si hemos aprendido algo, es respetar y garantizar la libertad de las personas dentro de la sociedad.

Este jueves 7 de abril tuve la oportunidad de participar en el Tercer Encuentro Nacional de Cuerpos Académicos, titulado: “Temas actuales del Estado constitucional, derechos humanos, garantismo y justicia penal en México”. Es un evento que une a estudiosos y académicos, constitucionalistas, filósofos, politólogos del país. Específicamente tuve el gusto de participar en la primera mesa sobre el tema de: “Problemas actuales del Estado constitucional”. ¿Qué se puede decir sobre ello?

Tres temas se tienen que analizar necesariamente al hablar de ello y que giran en torno a una pregunta básica ¿qué es una Constitución?

En primer lugar una Constitución es un marco normativo que rige en términos fundamentales a una sociedad. Y al hablar de normas, dos dimensiones por lo menos debemos reflexionar.

La naturaleza de las normas por un lado, como diría el jurista alemán Gustav Radbruch, el derecho extremadamente injusto no es derecho. Esto es, el sistema normativo, aun construído bajo un perfecto procedimiento de creación de normas, si no está instituido para proteger y garantizar la dignidad de todas las personas, no es un auténtico sistema constitucional.

Por otro lado tenemos la dimensión geográfica. El marco constitucional de una sociedad es más que solo una norma escrita, en la actualidad es un sistema que integra reglas de convivencia creadas a nivel nacional e internacional, con autoridades encargadas de vigilar el respeto de esas reglas. En ese sentido, podemos pensar en el refuerzo del sistema de derechos que dan esas reglas, como por ejemplo la Convención Américana de Derechos Humanos, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y sus pactos, y cuyas autoridades especializadas vigilan que cada país las respeten.

En segundo lugar, una Constitución ordena a una sociedad. Pero ¿qué sociedad? Una enseñanza que nos dio el tiempo presente, una situación como la pandemia, nos dejó claro que no debemos nada más pensar en nosotros, los vivos como diría James Madison, sino que igualmente tenemos que empezar a pensar en las generaciones futuras. El futuro ya no tiene lejanía, como diría el filósofo Daniel Innerarity, pero también debemos cambiar de pensar en una forma antropocéntrica a una biocéntrica, porque si no cuidamos nuestro entorno ¿en qué espacio habitaremos y habitarán las generaciones que vienen?

Un tercer elemento, es el de la Democracia -recordemos a Churcill- no hay auténtico sistema constitucional si no hay esa dimensión de la promoción de la libertad. Ahora, hemos aprendido que la democracia tiene una dimensión representativa, esto es, votamos para que alguien traduzca nuestras necesidades sociales en normas y políticas públicas. También aprendimos que con votar no es suficiente, necesitamos participar, y hemos creado diversos mecanismos para ello, como por ejemplo el referéndum, plebiscito, iniciativa legislativa ciudadana, cabildo abierto, presupuesto participativo, revocación de mandato, e igualmente advertimos que ello aún sigue sin ser suficiente.

Una democracia necesita estar convencida que el “demos”, el pueblo, es ontológico, no adjetivo, lo que significa que requiere una participación no a medias, no solo desde la esfera del poder, sino en todas las esferas sociales, se necesita diluir esa primera división de poderes que se da entre la sociedad y el gobierno, lo que la filósofa Hélène Landemore llama democracia de la inclusión. La sociedad debe poder definir igualmente los temas a discutir y participar directamente esa discusión, solo así se podrá saber con mayor certeza sus necesidades.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en La Tribuna de Campeche, en 2022.


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