El eufemismo de la reinserción social

Publicado el 16 de junio de 2022

Jordan Vladimir Tello Ibarra
Doctorando en Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Nayarit
email vladimir.tello@uan.edu.mx

Si tuviéramos que mencionar una política regresiva, costosa y que no cumple los objetivos contemporáneos para los que fue ideada, sin duda, sería la prisión. La evidencia empírica ha sido tajante al señalar los altos costos de la prisión en términos per cápita, los problemas derivados del castigo individual que trastocan a las familias, la precariedad laboral que desencadena el autoempleo post penal y la discriminación-estigma que prevalece después de la cárcel, que, en sí misma, configura el principal obstáculo para evocar la llamada “reinserción social”.

La cárcel es también el mecanismo de control y poder predilecto del Estado, y su fuerza recae con mayor ímpetu sobre las personas marcadas por la pobreza, la exclusión, la adicción y la violencia. Basta con revisar las estadísticas sobre detención, en donde destaca el incremento de las juventudes, mujeres y campesinado en conflicto con la ley penal.

Ante dicho escenario, es necesario cuestionarnos y cuestionar al Estado: ¿a dónde se reinsertan quienes salen de prisión?, ¿quién compra el discurso legal de que el paso por la prisión restituye el pleno ejercicio de los derechos humanos al recuperar la libertad?, ¿la población es reinsertada o expulsada a la sociedad en la que la vulnerabilidad y la exclusión colocó en una posición proclive al delito?

La cárcel, aun cambiándole de nombre, no deja de ser un cautiverio, un complejo de celdas, rejas, jaulas humanas, espacio amurallado que fue ideado para separar la maldad amenazante del resto de la sociedad; es una política punitiva populista donde, desde la ecuación gubernamental, entre más encerrados, es más seguro el Estado. Parece que para ocultar lo grotesco de la realidad en la mayoría de las cárceles del país (hacinamiento, violencias, autogobierno), el discurso penal habla de la reinserción social como un proceso que comienza desde la detención y la pena privativa hasta la liberación, con la creencia de que todo mejorará al quedar en libertad. Para hablar sin titubear de los objetivos de la reinserción social, las cárceles deberían estar libres de grupos facticos.

Asimismo, para hablar de una verdadera reinserción social, las personas al salir tendrían oportunidades para el acceso a un trabajo con seguridad social, sus relaciones socioafectivas no deberían estar fracturadas, la sociedad no las miraría con miedo, con recelo, con renuencia a la socialización. Eso no sucede: la mayoría de las personas salen de la cárcel y al no encontrar más alternativas laborales, buscan el autoempleo, muchas veces precarizado; ocultan su pasado por miedo al rechazo, y luchan por recuperar la confianza familiar.

En su paso por la cárcel, el modelo de reinserción social intenta disipar la densidad del tiempo con actividades recreativas, socioeducativas y, a veces, productivas. Lo que aprenden en prisión no siempre abona a su proceso de reinserción en libertad, porque se enfrentan a barreras estructurales para construir un nuevo proyecto de vida: los antecedentes penales que les cierran las oportunidades, la discriminación y el estigma que vulneran la autoconfianza, la percepción y la motivación personales.

Si existen casos de éxito de reinserción social no son necesariamente por los procesos y experiencias vividas en prisión; es, generalmente, por el acompañamiento familiar y las redes de apoyo que no abandonan a las personas privadas de su libertad; es porque existe un capital financiero que puede sostener las necesidades básicas de la persona en el proceso de adaptación a la libertad; es porque no se reincorporan a contextos de vulnerabilidad: factores de riesgo y focos rojos asociados a la incidencia y reincidencia delictiva.

De poco sirve cambiarle el nombre desde la reforma legal si en la práctica continúan los paradigmas del castigo, si no se incide en programas de acompañamiento post penal, si la cárcel sigue siendo la respuesta predilecta a las políticas de seguridad pública. Antes de hablar de reinserción social, cuestionemos: ¿a cuál sociedad?


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero