La salud mental derivada de la crisis sanitaria: una enfermedad invisible en México

Publicado el 15 de agosto de 2022

Odette Mendoza Becerril
Maestra en Garantías y Amparo, actualmente estudia la maestría en Derecho Ambiental
emailodettembsn@gmail.com

Introducción

La salud mental es determinante para la estabilidad del ser humano en diversos aspectos de su vida cotidiana, ya que permite un adecuado desarrollo psicosocial. En México el tema de salud en específico la mental se ha mantenido como un punto y aparte de la salud en general, incluso en los recursos destinados a los hospitales especializados en salud mental.

Con la llegada de la contingencia sanitaria COVID-19 se desencadenó eventos estresantes tales como miedo al contagio, incertidumbre por la afectación de las finanzas personales, xenofobia, excesiva exposición a medios (infodemia), pánico a la muerte y temor al fallecimiento de seres cercanos, entre otros. De acuerdo con el informe COVID-19 y necesidades en salud mental, publicado por la Organización de las Naciones Unidas, se reconoció que de no abordar de forma pertinente y oportuna el impacto de esta pandemia sobre la salud mental de la población mundial, se derivará en una crisis de dimensiones incontrolables.

La OMS proyecta que para el 2030 el principal motivo de muerte en el mundo serán los trastornos mentales.  En México, estos padecimientos ocupan el cuarto lugar en complicaciones médicas, y la depresión es uno de los más frecuentes. El Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI) señala que 29.9% de los habitantes mayores de 12 años sufren algún nivel de depresión ocasional, mientras que 12.4% los experimenta de manera frecuente.

El cuadro clínico está caracterizado por un descenso del estado de ánimo, la pérdida del interés y la capacidad de disfrutar de la persona, se reduce la energía muchísimo, y eso se da en un periodo mínimo de dos semanas. Las personas con depresión presentan síntomas de ansiedad, se les altera el sueño, tienen sentimientos de culpa, baja autoestima, dificultades para concentrarse, lo que genera problemas en la vida social, laboral y familiar. Esta situación en un periodo de tiempo largo y con síntomas intensos, puede ocasionar, en el peor de los escenarios, un suicidio.

Además, la depresión es el principal problema en materia de salud mental pública por ser el padecimiento fundamental que afecta a las personas de entre 14 y 35 años y, sobre todo, por ser la primera causa mundial de suicidio y la cuarta como discapacidad, en relación con la pérdida de años de vida saludable.

En México estas cifras son aún más alarmantes, ya que las posiciones escalan hasta convertirse en la primera razón para el deterioro en la calidad de vida entre mujeres y la novena para los hombres.

La depresión está ligada también a otros trastornos como la ansiedad o el consumo de sustancias adictivas, y es la principal enfermedad afectiva entre pacientes con enfermedades crónico-degenerativas como el cáncer o la diabetes.

De acuerdo con datos del INEGI, en el 2019 a nivel nacional se presentaron 7,223 suicidios, de los cuales en el Estado de México sucedieron el 8.5%. El Centro Integral de Salud Mental (Cisame) del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), en 2017 atendió a mil 700 pacientes, de los cuales 50% presentaron depresión en diversos grados. La prevalencia en el total de casos es de un 60% entre hombres y 40% en mujeres.

La Salud Mental en México

“El IMSS señala que la Salud Mental es el estado de equilibrio que debe existir entre las personas y el entorno sociocultural que los rodea, incluye el bienestar emocional, psíquico y social e influye en cómo piensa, siente, actúa y reacciona una persona ante momentos de estrés”. (Instituto Mexicano del Seguro Social, Salud mental, https://www.imss.gob.mx/salud-en-linea/salud-mental)

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es el bienestar que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales, y en última instancia, el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la recreación. Dentro de las necesidades básicas del ser humano se encuentra la salud, por eso gobiernos, comunidades, familias y personas se deben preocupar siempre por conservar niveles óptimos.

La salud mental está determinada por factores tanto sociales, como ambientales, biológicos y psicológicos e incluye padecimientos como la depresión, la ansiedad, la epilepsia, las demencias, la esquizofrenia y los trastornos del desarrollo en la infancia, algunos de los cuales se han agravado en los últimos años.

“La relación entre la salud física y mental es muy estrecha, ya que existe una gran variedad de enfermedades que dan como resultado trastornos mentales claramente identificados y a los que se han denominado secundarios, entre las que predominan las endocrinológicas, las cardiopatías, las inmunológicas y las neurológicas”. (Centro Médico ABC, ¿Qué es la salud mental?, Revista Digital, https://centromedicoabc.com/revista-digital/que-es-la-salud-mental/)

“La salud mental es la base para el bienestar y funcionamiento efectivo de una persona y su comunidad partiendo que la salud mental es primordial para el desarrollo psicosocial del individuo”. (Instituto Mexicano del Seguro Social, Salud mental, https://www.imss.gob.mx/salud-en-linea/salud-mental)

La salud mental en México, en el sector público es proporcionada como un derecho de seguridad social por el pago de las aportaciones de seguridad social por medio del Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto de seguridad, servicios sociales de los Trabajadores del Estado, el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas Mexicanas, los Hospitales Generales perecientes a la secretaria de Salud y el que está asociado a petróleos mexicanos.

Conforme a lo anterior, en toda la gama de hospitales ya mencionados, hay deficiencias en cuanto a la cantidad de especialistas que no satisfacen la demanda de las personas, los medicamentos son escasos y se tienen que comprar fuera de los hospitales ya que no entran en el cuadro básico de medicamentos, siendo que la salud pública es una facultad concurrente como lo señala la siguiente jurisprudencia:

FACULTADES CONCURRENTES EN EL SISTEMA JURÍDICO MEXICANO. SUS CARACTERÍSTICAS GENERALES.

Si bien es cierto que el artículo 124 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que: "Las facultades que no están expresamente concedidas por esta Constitución a los funcionarios federales, se entienden reservadas a los Estados.", también lo es que el Órgano Reformador de la Constitución determinó, en diversos preceptos, la posibilidad de que el Congreso de la Unión fijara un reparto de competencias, denominado "facultades concurrentes", entre la Federación, las entidades federativas y los Municipios e, inclusive, el Distrito Federal, en ciertas materias, como son: la educativa (artículos 3o., fracción VIII y 73, fracción XXV), la de salubridad (artículos 4o., párrafo tercero y 73, fracción XVI), la de asentamientos humanos (artículos 27, párrafo tercero y 73, fracción XXIX-C), la de seguridad pública (artículo 73, fracción XXIII), la ambiental (artículo 73, fracción XXIX-G), la de protección civil (artículo 73, fracción XXIX-I) y la deportiva (artículo 73, fracción XXIX-J). Esto es, en el sistema jurídico mexicano las facultades concurrentes implican que las entidades federativas, incluso el Distrito Federal, los Municipios y la Federación, puedan actuar respecto de una misma materia, pero será el Congreso de la Unión el que determine la forma y los términos de la participación de dichos entes a través de una ley general. (Tesis P. /J. 142/2001, Semanario Judicial de la Federación y su gaceta, Novena Época, t XV, Enero de 2022, p. 1042)

En cuanto a la atención que presta la Secretaría de Salud, el presupuesto asignado a la  salud  mental corresponde a 2,2% del presupuesto total en salud (59). En 2021, dos programas representaron 89,7% del presupuesto para salud mental: Prevención y atención contra las adicciones y Atención a la salud. Hasta la fecha no existe una ley nacional de salud  mental; sin  embargo,  en  la  Ley General de Salud se consideran los servicios de salud mental como parte  de los servicios básicos de salud.

Conforme a la Ley General de Salud en el capítulo VII se prevé que la prevención de las enfermedades mentales tiene carácter prioritario. Se basará en el conocimiento de los factores que afectan la salud mental, las causas de las alteraciones de la conducta, los métodos de prevención y control de las enfermedades mentales, así como otros aspectos relacionados con la salud mental.

Para la promoción de la salud mental, la Secretaría de Salud, las instituciones de salud y los gobiernos de las entidades federativas, en coordinación con las autoridades competentes en cada materia, fomentarán y apoyarán:

“I. El desarrollo de actividades educativas, socioculturales y recreativas que contribuyan a la salud mental, preferentemente de la infancia y de la juventud; 

II. La difusión de las orientaciones para la promoción de la salud mental;

III.  La realización de programas para la prevención del uso de substancias psicotrópicas, estupefacientes, inhalantes y otras substancias que puedan causar alteraciones mentales o dependencia, y

IV. Las demás acciones que directa o indirectamente contribuyan al fomento de la salud mental de la población.” (Ley General de Salud, https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGS.pdf)

El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria A.C. señala que en 2018, los trastornos mentales afectaron a 15 millones de mexicanos. Aproximadamente 25% de las personas entre 18 y 65 años presentaron algún problema de salud mental y 3% de este porcentaje buscó atención médica.

“De acuerdo con la ONU, las mujeres son más propensas que los hombres a sufrir depresión y ansiedad (2020). En México, de 2013 a 2019, las mujeres asistieron, en promedio, 19.8% más que los hombres a consultas de primera vez relacionadas a salud mental y 5.3% veces más a consultas subsecuentes”. (Alejandra Llanos Guerrero, Judith Seyacen Méndez Méndez, Presupuesto para la salud mental: Relevancia ante la Covid1, Centro de Investigación Económica y Presupuestaria A.C., 12 de octubre de 2020, https://ciep.mx/presupuesto-para-salud-mental-relevancia-ante-la-covid19/)

La enfermedad invisible de la crisis sanitaria

Mucho se ha hablado del Coronavirus y todas sus variantes, dejando de lado y en total invisibilidad las enfermedades mentales y emocionales derivadas del encierro a casusa del SAR-COVID 19.

A consecuencia de la contingencia sanitaria hubo un incremento de las enfermedades relacionadas con la salud mental, sin embargo, se deja de lado el establecer distintos programas públicos para mitigar el efecto de la depresión, ansiedad, trastornos alimenticios, etc.

Por la experiencia de los países que iniciaron con la pandemia y por experiencias previas en otros desastres y pandemias, se prevé que dentro de las principales consecuencias durante y post- pandemia los trastornos mentales como la depresión y la ansiedad se incrementaron como se mencionó anteriormente.

Este nuevo escenario sumado a la situación previa a la pandemia representa un desafío a las autoridades de salud mental en México, ya que irremediablemente impactaran en la carga de morbilidad asociada a padecimientos mentales y que derivado de esta pueden exacerbarse y quienes no las padecían pueden desarrollarlas.

Derivado de la falta de atención en la atención de la salud mental ha registrado un incremento como lo señalan las encuestas de INEGI del año 2020:

Es notorio el incremento del suicidio en 2020 derivado de la contingencia sanitaria a nivel nacional. Pasó de siete mil 223 en 2019 a siete mil 818 en 2020, cuando inició la contingencia sanitaria por Covid.

La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio no ha podido establecer una relación sólida entre la pandemia y aumento de suicidios en México, ya que la falta de atención a salud mental y a pacientes de intentos suicidas por la necesidad de tratar casos de Covid-19 ha sesgado los datos sobre este fenómeno.

Sin embargo, la Organización Panamericana de la Salud ha alertado sobre esta relación debido a que también ha aumentado la violencia doméstica, la depresión, angustia, consumo de alcohol y otros factores que agudizan los intentos suicidas.

La depresión escolar y laboral derivado de la crisis sanitaria

“La depresión es una enfermedad grave y común que nos afecta física y mentalmente en nuestro modo de sentir y de pensar. La depresión puede provocar deseos de alejarse de la familia, amigos, trabajo, y escuela. Puede además causar ansiedad, pérdida del sueño, del apetito, y falta de interés o placer en realizar diferentes actividades”. (Mental Health America, ¿Qué es la depresión?, https://www.mhanational.org/que-es-la-depresion)

La Organización Mundial de Salud señala que un ejemplo de la depresión laboral es el caso del personal de salud ya que once países de América Latina presento elevadas tasas de síntomas depresivos, pensamiento suicida y malestar psicológico, según los resultados de un estudio liderado por las universidades de Chile y Columbia, con la colaboración de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El informe The COVID-19 HEalth caRe wOrkErs Study (HEROES) muestra que entre 14,7% y 22% del personal de salud entrevistado en 2020 presentó síntomas que permitían sospechar un episodio depresivo, mientras que entre un 5 y 15% del personal dijo que pensó en suicidarse. El estudio también da cuenta que en algunos países solo recibieron atención psicológica cerca de un tercio de quienes dijeron necesitarla.

“La pandemia evidenció el desgaste del personal de salud y en los países en los que el sistema de salud colapsó, el personal sufrió jornadas extenuantes y dilemas éticos que impactaron en su salud mental”, afirmó Anselm Hennis, director del Departamento de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de la OPS”.

HEROES consistió en entrevistas a 14.502 trabajadores sanitarios de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Bolivia, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico, Venezuela y Uruguay, y contó con la participación de académicos e investigadores de decenas de instituciones de esos países (Organización Mundial de la Salud, Organización Panamericana de la Salud, Estudio advierte sobre elevados niveles de depresión y pensamientos suicidas en personal de salud de América Latina durante la pandemia, 13 de enero 2022, https://www.paho.org/es/noticias/13-1-2022-estudio-advierte-sobre-elevados-niveles-depresion-pensamientos-suicidas-personal).”

La necesidad de apoyo emocional y económico, la preocupación por contagiar a los familiares, los conflictos con los familiares de las personas contagiadas y los cambios en las funciones laborales habituales fueron algunos de los factores principales que afectaron la salud mental del personal.

Por otro lado, confiar en que la institución de salud y el gobierno podrían manejar la pandemia, contar con el apoyo de los compañeros de trabajo y considerarse una persona espiritual o religiosa, fueron mencionados como algunos de los factores que ayudaron a proteger su salud mental.

“La pandemia aumentó el estrés, la ansiedad y la depresión de los trabajadores de la salud y dejó al descubierto que los países no han desarrollado políticas específicas para proteger su salud mental.

Por otro lado, “un reciente sondeo realizado por UNICEF muestra que la crisis del COVID-19 ha tenido un importante impacto en la salud mental de las y los adolescentes y jóvenes de Latinoamérica y el Caribe.

El sondeo rápido amplificó las voces de 8.444 adolescentes y jóvenes de 13 a 29 años en nueve países y territorios de la región. El reporte da cuenta de los sentimientos que enfrentaron en los primeros meses de respuesta a la pandemia y la situación en el mes de septiembre.

Entre las y los participantes, 27% reportó sentir ansiedad y 15% depresión en los últimos siete días. Para el 30%, la principal razón que influye en sus emociones actuales es la situación económica”. (UNICEF, El impacto del COVID-19 en la salud mental de adolescentes y jóvenes, https://www.unicef.org/lac/el-impacto-del-covid-19-en-la-salud-mental-de-adolescentes-y-j%C3%B3venes)

La situación general en los países y sus localidades ha afectado el día a día de las personas jóvenes pues 46% reporta tener menos motivación para realizar actividades que normalmente disfrutaba. 36% se siente menos motivada para realizar actividades habituales.

Su percepción sobre el futuro también se ha visto negativamente afectada, particularmente en el caso de las mujeres jóvenes quienes han y están enfrentando dificultades particulares. 43% de las mujeres se siente pesimista frente al futuro frente a 31% de los hombres participantes.

Una situación que genera elevada preocupación y es un llamado a las autoridades de salud nacionales, es que el 73% ha sentido la necesidad de pedir ayuda en relación con su bienestar físico y mental. Pese a lo anterior, el 40% no pidió ayuda.

Este valor aumenta a 43% en el caso de las mujeres. Los centros de salud y hospitales especializados (50%) seguido por los centros de culto (26%) y servicios en línea (23%) son los principales mecanismos donde buscarían ayuda en caso de necesitarla.

Pese a enfrentar grandes dificultades, muchos adolescentes y jóvenes han encontrado diferentes formas de hacer frente a los nuevos desafíos y manejar sus emociones. 

¿Un tabo hablar de salud mental?

Según un estudio de 2019, que exploró las creencias sobre las afecciones de (salud mental en las comunidades latinas religiosas en Estados Unidos, las creencias religiosas pueden contribuir con los estigmas al reforzar los conceptos erróneos de que:

Sin embargo, el estudio también indica que, “excepto por las creencias sobre el suicidio, las actitudes estigmatizantes provenían principalmente de la socialización en los países de origen de los participantes más que de la doctrina religiosa en sí”.(Huizen Jennifer, C.C. Cassell, La salud mental y el estigma en Latinoamérica, Medical News Today, 1 de agosto de 2021, https://www.medicalnewstoday.com/articles/es/salud-mental-estigma-latinoamerica#en-america-latina)

En el caso de México, el tabú deriva del medio social ya que, en diversos ámbitos sociales, señalan que ir al psicólogo o psiquiatra es sinónimo de locura lo que genera un señalamiento social, por lo que las personas no acuden al especialista, dejando pasar la enfermedad e incrementando la misma.

La ineficiencia del sector salud ante las enfermedades mentales

En México, la salud mental de la población ha sido desentendida. Los recursos son insuficientes para esta rama de la salud, derivado que en muchos hospitales públicos son insuficientes los especialistas en psicología y psiquiatría para atender a los pacientes tardan meses en otorgar citas y al otorgarla no proporcionan el medicamento suficiente para satisfacer la necesidad del paciente hasta la próxima cita.

Por otra parte, dentro de los principios fundamentales se identificó:

El financiamiento en salud mental es insuficiente del total del presupuesto en salud, solo un 2% se destina a la salud mental, del cual un 80% se asigna a hospitales psiquiátricos.

El acceso a servicios de salud mental esta limitado por la centralización de la atención en las grandes ciudades, y en relación a recursos humanos la tasa de médicos, enfermeros y psicólogos que trabajan en salud mental por cada 100 000 habitantes es del 1.3, 3.4 y 1,5 respectivamente lo cual resulta insuficiente.

La salud mental como un derecho humano en México

En México la salud es un derecho previsto en el artículo 4 párrafo IV de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos:

Toda Persona tiene derecho a la protección de la salud. La Ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general, conforme a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución. La Ley definirá un sistema de salud para el bienestar, con el fin de garantizar la extensión progresiva, cuantitativa y cualitativa de los servicios de salud para la atención integral y gratuita de las personas que no cuenten con seguridad social.

La atención de la salud mental con una visión desde los derechos humanos requiere de legislaciones y políticas públicas libres de estigmatización y discriminación para brindar la atención a todas las personas que padezcan algún trastorno mental y puedan acceder a los sistemas de salud con el fin de que logren un desarrollo integral con pleno respeto a la dignidad humana.

En la construcción de las legislaciones, ya sea federal o estatal, se deben considerar las disposiciones previstas en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, así como lo señalado por los organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud y la Corte Interamericana de Derechos Humanos para no solo atender los trastornos mentales en una situación de emergencia, sino con programas que ayuden a detectar, prevenir y contar con atención temprana, siendo necesario que se involucren a las autoridades no solo las dedicadas al campo de la salud, sino también las encargadas a la educación, la justicia, la atención a víctimas de la violencia y a la planeación financiera para destinar recursos presupuestales suficientes.

Conclusión

La salud mental es un tema de interés colectivo, del cual en México parece inexistente al tema al ser invisible una enfermedad mental en cuanto a la falta de recursos destinados a programas que contribuyan al mejoramiento de hospitales y que realmente en México haya una rehabilitación en padecimientos mentales como depresión, depresión grave mayor, trastorno obsesivo compulsivo, etc.

Por otro lado, el IMSS, ISSSTE y en los centros de salud las citas para especialidades médicas como psicología y psiquiatría son infinitas, debido a la falta de recurso que se predestina para contratar médicos suficientes en esta materia, sin mencionar que el cuadro de medicamentos controlados es escaso en los hospitales ya mencionados por su alto costo siendo que para muchos mexicanos no son de fácil acceso y al no poder costearlos se quedan sin el fármaco.

El panorama médico antes de la contingencia entorno a la salud mental era malo, después de esta se disparó los diversos padecimientos mentales a causa de que no había citas en los hospitales públicos, por esta razón muchas personas dejaron de medicarse al no tener recetas médicas ni visitas con el médico para continuar con el tratamiento de sus padecimientos.

A consecuencia de esto y la falta de socialización, muchas personas optaron por el suicidio causa del aislamiento, falta de tratamiento y asistencia médica, siendo las enfermedades mentales invisibles en dos años de contingencia sanitaria, ya que la preocupación por el COVID y sus variantes abarroto hospitales y medios de comunicación, sin que se mencionara las secuelas mentales que estaban viviendo en el sector salud, académico y laboral.

El retorno a la “normalidad” tiene que ir acompañada de diversos programas públicos entre ellos en el sector salud, escolar y laboral para mejorar la salud mental de las personas, secuela de que dejo el COVID 19 a nivel internacional. El reto es importante para el mejor desarrollo psicosocial de las personas.



Formación electrónica e incorporación a la plataforma OJS, revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero, BJV