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Libre de corrupción 1

Publicado el 14 de octubre de 2022

Víctor Collí Ek
Investigador en el Centro de Investigaciones Jurídicas de la Universidad
Autónoma de Campeche
emailvimcolli@uacam.mx

El terremoto de magnitud 7.1 que golpeó a Haití en 2010, mató a 300.000 personas, dañó a otras 300.000, desplazó a más de 1 millón y causó graves daños, incluyendo el colapso de edificios, casi 4000 escuelas fueron destruidas como resultado del terremoto, ¿es un acto de la naturaleza o un acto divino?

Muchas investigaciones han mostrado que el 83% de las muertes por el colapso de edificios en terremotos de los últimos 30 años, han ocurrido en países con un alto porcentaje de corrupción. Eso quiere decir que materiales de mala calidad son utilizados para construir los edificios, los métodos de construcción son inadecuados, las leyes de zonificación no existen o no son puestas en práctica. Es significativo que un terremoto similar en Nueva Zelanda resultó en 0 bajas.

Existen diferentes formas de describir la corrupción: la pequeña corrupción; la gran corrupción; la corrupción política; la corrupción global.

Hay diversos ángulos que se han desarrollado para combatirla. Financieros, sin embargo, las sociedades se acommodan a estas conductas. Legales, aunque las leyes son evadidas. Desde las ciencias de la conducta económica, aunque se ha mostrado que una sociedad corrupta hace individuos corruptos.

Hay muchos esfuerzos para combatirla: esfuerzos globales y locales para avanzar en transparencia, en rendición de cuentas gubernamentales. De igual forma las herramientas tecnológicas ayudan, por medio de la geolocalización de Instagram se han encontrado predios adquiridos con dinero proveniente de actividades corruptas.

Sin embargo, una vía que se empieza a explorar con mayor seriedad es la que une a este fenómeno con los derechos humanos. Se ha demostrado que esta mancuerna genera diversas vías de interacción.

Una primera es que la corrupción afecta a los pobres más que a los ricos y limita su capacidad de alcanzar sus derechos.

Una segunda, la corrupción limita la habilidad del Estado para recolectar impuestos y poder utilizarlos en programas sociales.

Tercera, el dinero ilícito está comúnmente ligado actividades e industria que violan derechos humanos, tales como la seguridad y la libertad por ejemplo, la esclavitud moderna depende en gran parte de la corrupción que envuelve a los jueces, a la policía a los agentes migratorios, a los oficiales de transporte, con un estimado de 32 billones de ganancias al año en el tráfico sexual solamente.

Una cuarta vía, las instituciones corruptas, las leyes y las políticas benefician a los poderosos a expensas de los más vulnerables o menos privilegiados. Los grandes agricultores le pagan sobornos al gobierno para construir sistemas irrigación que no benefician y sí perjudican a los agricultores pobres.

Se oyen cada vez más voces que proclaman por la emergencia de un derecho a ser libre de corrupción, pero que no está excento de objeciones.

Una objeción pragmática afirma que el lenguaje de este derecho y su definición deberá ser clara para aplicar a todos los contextos. Sin embargo esto es algo que se ha atribuido a todos los derechos humanos.

Una objeción filosófica argumenta que será un derecho instrumental, o sea uno para realizar otros derechos y no un derecho autómo, pero esto es algo común a muchos derechos. Igualmente se convertiría en un derecho que afecte el disfrute de otros, sin embargo la relación entre los derechos no es de suma cero, la introducción de nuevos derechos no hace obsoletos a los ya existentes, sino los refuerza.

Pero ¿por qué sería importante reconocer este derecho? Porque cuando se hace esta proclama, se genera una norma que es reconocida globalmente, que no puede ser desdeñada. Un derecho humano describe una característica de la dignidad humana que es sancionada por la sociedad, generando todo tipo de beneficios prácticos, como por ejemplo la existencia de activistas para monitorear a los gobiernos y las corporaciones que vulneran derechos, facilita recurrir a los cuerpos de Naciones Unidas y a las cortes internacionales y por tanto exponer violaciones más abiertas e invita a sancionar a los estados que no respetan los derechos. Sería una vía más para combatir este cancer social.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en La Tribuna de Campeche, en mayo de 2022.


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