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Hablar y estudiar sobre la dignidad humana

Publicado el 24 de enero de 2023

Emmer Antonio Hernández Ávila
Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Nayarit; maestro en
Justicia Constitucional por la Universidad de Guanajuato, y máster en Derecho
Constitucional del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid,
España, 2019- 2020. Actualmente doctorando en FES Acatlán, UNAM
emailemmer_antonioUAN@hotmail.com

Hemos recorrido las aulas de las escuelas de derecho y, en general, escuchado y replicado el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sin entender —más allá de lo normativo— qué es la dignidad humana. Sí, en efecto, se relaciona con la igualdad entre los seres humanos y los derechos que a cada persona corresponde, pero al final, es importante cuestionarnos cómo entender y comprender el alcance que tiene en nuestra vida cotidiana.

Quizás, cuando caminamos por la acera y nos damos cuenta de que un grupo de personas han estructurado, con materiales apenas sostenibles, simulacros de casas que apenas les cubren el frío o los alejan del sol. Observamos entonces que no todas y todos dimensionamos nuestra posición del mismo modo. Mientras algunas personas viven, otras apenas sobreviven.

La subsistencia, cual cadena alimenticia, lleva a los seres humanos a su condición primitiva, donde despojados de los aspectos más básicos de su existencia, se allegan de los elementos que les permita, en el más cruento de los escenarios, mantenerse con vida. Esta reflexión, aunque breve, me permite poner sobre la mesa, un tema que interesa en general, pero incomoda cuando el problema se vuelve visible.

Lo que escribo para introducir mi idea, toma su forma de las reflexiones efectuadas por Viktor Frankl en su obra El hombre en busca de sentido. En los campos de concentración en la Alemania nazi durante la Segunda guerra mundial, los hombres y mujeres, personas gitanas y homosexuales, fueron arrebatadas no solo de su materialidad, sino de su espiritualidad y humanidad, quedando de ellos, bosquejos, recuerdos y anhelos de “vidas pasadas”, que para quienes sobrevivieron y pudieron salir, al menos en el plano físico de estos campos, fue una carga continua.

Viktor no fue el único en contar su historia sobre estos espacios de exterminación. Piera Sonnino, con un tono igualmente sombrío, describe el terror de perder uno a uno a sus hermanos y hermanas, quienes sucumbieron a los gélidos inviernos de Auschwitz, en condiciones ínfimas para cualquier persona. Edith Eger con una tónica diversa refiere a estos acontecimientos. En fin, valientes voces que alzaron el dolor y sufrimiento —probablemente resiliencia— de cara a su realidad eventual.

Ahora bien, como señalaba al inicio, cuando aprendemos sobre dignidad y derechos humanos; quienes decidimos el derecho como forma de profesionalización o quienes, por interés, se han concentrado en estudio, podemos darnos cuenta de que, a veces, como flechazo histórico y filosófico, aparece en nuestras lecciones y queda grabado únicamente como pronta referencia. Más aun cuando esta versión de la vida se centra únicamente desde la perspectiva eurocéntrica, que abona pero sesga la visión que puede generarse desde esta latitud del globo.

Qué tal sí, al diseñar la estrategia metodológica y pedagógica de los planes académicos de las universidades en el país, nos centramos más en las acciones, hechos y visiones, no solo jurídicas—y predominantemente filosóficas—, que resultan paradójicamente más sencillas, sino mediante las rasgaduras de las vivencias personales de quienes fueron desconocidas en su esencia más elemental que nos caracteriza. Cada página, cada historia, suman en su conjunto, un amplio compilado que nos permite entender la relevancia de la dignidad antes y en la actualidad.

Probablemente, la o el alumno comprenderá que la dignidad humana no sólo es una construcción legislativa, convencional, constitucional o, en su defecto, el resultado de un complejo ejercicio argumentativo de los tribunales constitucionales. Se trata de una de un rasgo que nos une, que cobró relevancia precisamente por la negación de su existencia y los cruentos actos de discriminación a la que tuvieron que ser sometidos millones por quienes, en un acto de grandeza política y racial, decidieron discrecionalmente otorgar la calidad humana sólo a sus “semejantes”.

Que las aulas sean áreas de reflexión, no sólo de la compleja teoría, sino de los testimonios claros y contundentes que sensibilizan y penetran en las partes del derecho que parecieran ser descartadas con frecuencia, por una inflexibilidad que le ha sido imputada a esta ciencia. Mientras esto sucede, recurramos a las páginas Frankl o Sonnino, por ejemplo, y acerquemos esas vivencias a lo que ocurre todos los días, mientras caminamos a nuestro centro de trabajo y nos topamos con la realidad, que ha cambiado, pero al parecer sólo de actores.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero