La inteligencia artificial: una herramienta para que nadie se quede atrás
Publicado el 21 de febrero de 2023
Victoria Eugenia Gutiérrez Nevárez
Facultad de Derecho, Universidad Juárez del Estado de Durango
victoria.gune7@gmail.com
Zitlally Flores Fernández
Facultad de Derecho, Universidad Juárez del Estado de Durango
aly_flores ujed.mx
En los últimos años de la década de los 90 y principios de los 2000, Chirs Columbus y Steven Spilberg llevaban a las pantallas del cine historias que ponían en escena una realidad que creíamos remota, un mundo en el que la Inteligencia Artificial (IA) formaba parte de la vida del ser humano entrelazándose de forma tal, que se le permitía ayudar, predecir e incluso tomar decisiones que afectaban entornos reales.
Hoy en día escuchar frases como: “oye Siri, escríbe este mensaje”, “hey Google, reproduce esta canción”, “enciende la luz, Alexa”, se ha vuelto cada vez más comunes, las niñas y niños crecen familiarizados con estos comandos, causándoles extrañeza los aparatos cuyo propósito es realizar una sola función. La complejidad de los algoritmos que predicen nuestro comportamiento cada vez son más avanzados, nos conocen más rápido, nos predicen con mayor eficacia y nosotros le permitimos ser parte importante de muchas de nuestras actividades, lo que hace 20 años nos parecía cosa de tiempos lejanos, es hoy una realidad.
Organismos de talla internacional como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) señalaron el trascendental papel de la IA para ser utilizada en favor de la ciencia y la educación, otras organizaciones tales como el “action tank” mexicano, C Minds, han insistido en la importancia de trabajar para lograr que la IA sea una herramienta que promueva el bien social, poniendo al alcance de todas y todos las bondades de la misma para que “nadie se quede atrás” tal como señala la UNESCO y las propias políticas federales del Estado mexicano.
Desde el siglo pasado, países como Canadá, Inglaterra y Estados Unidos, vieron en la IA una ayuda para eficientar los servicios de salud e impartición de justicia; sin embargo, dichos procesos sacaron a la luz los sesgos de programación con los que opera dicha tecnología, dando preferencia a personas caucásicas para ser atendidas en los hospitales o estableciendo sentencias que con frecuencia afectaban negativamente a personas pertenecientes a grupos vulnerables.
Es probable esta realidad, en la que convivimos tan de cerca con la IA, nos haya alcanzado más rápido de lo que creíamos, y que su desarrollo se haya acelerado aún más con la pandemia de COVID-19, pues su regulación y reglamentación nos ha tomado desprevenidos y es hasta los últimos años que las mismas organizaciones públicas y privadas que señalan las bondades de la IA, han puesto especial interés en la regulación de la misma, dando pie a que el término “ética de la inteligencia artificial” tomara lugar en las discusiones regionales e internacionales como un conjunto de directrices que promueven la equidad, la igualdad, el menor impacto medio ambiental y la solución a los actuales sesgos que afecten el desarrollo y desempeño de la IA.
La iniciativa fAIr LAC, ha señalado que pueden existir diversos riesgos intrínsecos en el uso de la IA, dividiéndolos en ocho categorías: interoperabilidad y transformación digital; conceptualización y diseño; gobernanza y seguridad; fuente de datos; desarrollo de modelos; uso y toma de decisiones; rendición de cuentas; e impacto sistémico.
Considerando la existencia de estos riesgos, se han impulsado diversas iniciativas de regulación, el 2019 fue un año determinante en este tema, pues tanto la UNESCO como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) trabajaron desde sus trincheras en la elaboración de instrumentos guía que brindaran a sus Estados miembro un marco normativo referencial guía en cuanto a la regulación de la Inteligencia artificial.
Por una parte, la OCDE en mayo de 2019 desarrolló una serie de principios que deberían cumplir los sistemas de IA, los cuales marcaban los valores para lograr una administración responsable misma, entre ellos se encuentran: beneficiar a las personas y al planeta, respeto el estado de derecho, los derechos humanos, valores democráticos y la diversidad, la transparencia, el funcionamiento sólido y seguro, entre otros.
Durante el mismo 2019, la UNESCO convoca a sus estados miembro a sumar esfuerzos para elaborar un instrumento normativo de carácter mundial sobre la ética de la Inteligencia Artificial, que después de dos años de trabajo conjunto de un equipo de expertas y expertos, dio como resultado el texto de la Recomendación que fue aprobada en noviembre del 2021, texto que busca establecer un marco universal de valores, principios y acciones que puedan orientar el actuar de los Estados en la elaboración de sus leyes y políticas.
Este instrumento invita a los Estados a regular el ciclo de vida de la Inteligencia Artificial de principio a fin bajo los valores y principios de respeto, protección y promoción de los derechos humanos, la dignidad humana, la prosperidad del medio ambiente, garantizar la diversidad, inclusión, transparencia, protección de datos, entre otros.
Sin duda existe un largo camino que recorrer, los países más desarrollados han dado ya los primeros pasos para la regulación de esta poderosa tecnología; por otra parte, los países en desarrollo hemos de prestar atención a las oportunidades y buenas prácticas que se puedan adoptar en nuestros territorios, así como diseñar nuestras propias estrategias en atención a las particularidades que nos definen, pues en el caso de México, como en muchos otros países latinoamericanos y del Caribe, las brechas de acceso a la tecnología, la distribución de infraestructura tecnológica, la protección de datos, entre otros, son temas importantes que atender para lograr que la Inteligencia Artificial pueda ayudar a afrontar los retos actuales y no, por el contrario, haga más profundas las desigualdades existentes; de este modo, debemos prestar especial interés en trabajar para que la ética de la Inteligencia Artificial realmente guíe la regulación y toma de decisiones en torno a esta tecnología y realmente aprovechar su capacidad de hacer el bien y juegue a nuestro favor para que “nadie se quede atrás”.
Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero