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¿Podía vender el ministro de Hacienda de Juárez a los Estados Unidos de
América la península bajacaliforniana?

Publicado el 17 de mayo de 2023

Alfonso Guillén Vicente
Profesor e investigador en la Universidad Autónoma de Baja California Sur
emailaguillenvic@gmail.com

Colaboración de Martha Teresa Reyes
y Cinthia Paola Vega,
de licenciatura en ciencias políticas y administración pública.

El año 1859 fue muy complicado para la causa de los liberales, los conservadores parecían afianzarse en el poder y la figura del general Miramón crecía; dos posiciones se discutían en el seno del gobierno juarista para tener los recursos que les permitieran hacer frente a los retos de la llamada Guerra de Tres Años.

De un lado, estaba el ministro de Relaciones Exteriores, Melchor Ocampo, a cargo de las negociaciones con los norteamericanos y los europeos. Frente a él, los ajustes en el gabinete liberal colocaron a Sebastián Lerdo de Tejada, ministro de Hacienda y de Fomento, un hombre inteligente pero muy pragmático como lo demostró cuando fue presidente de la República al fallecimiento de Juárez.

A Melchor Ocampo le tocó el complicado tema de negociar un tratado con el representante norteamericano Robert McLane, aquel fue el muy discutido Tratado McLane-Ocampo que, en realidad, es un mecanismo de comercio y de tránsito para las tropas estadounidenses por territorio nacional pero, de ninguna manera, es la entrega de una porción de la nación mexicana al país de las barras y las estrellas, algo que sí promovió Lerdo de Tejada en diversas ocasiones.

Desde el Ministerio de Hacienda juarista se impulsó la venta de Baja California a los Estados Unidos de América o, en todo caso, entregar la península como garantía de un préstamo para continuar la guerra contra los conservadores. Will Fowler en su libro, La Guerra de Tres Años (Editorial Crítica, México, 2020), señala que “desde principios del año (1859) el choque entre Lerdo y Ocampo había sido continuo y pugnaz, lo que generó dos facciones dentro del gobierno de Juárez: unos resueltos a tomar acciones drásticas para afianzar la victoria liberal y los otros más cautelosos en su postura…”, así también:

Lerdo estaba a favor de… ceder parte de Baja California a cambio de esos cinco millones de dólares y un ejército de 5 mil soldados… De hecho, Lerdo y Mata habían buscado la manera de conseguir un préstamo de 12 millones de dólares del gobierno de los Estados Unidos poniendo a Baja California como garantía…En cambio, “para Ocampo, una cosa era permitir a los americanos derecho de tránsito, y otra, aceptar cualquier cesión territorial” (Will Fowler, La Guerra de Tres Años, Editorial Crítica, México, 2020, p. 283).

Por eso, en el supuesto caso de que hubiera prosperado la propuesta de Lerdo de Tejada de vender o de dar como garantía a Baja California, hubiera chocado de frente con los intereses de los peninsulares. Éstos no estaban engañados sobre la difícil situación de su tierra, pero iban a luchar por ordenar su vida acorde al modelo liberal mexicano (De la Reforma a la Revolución con Ildefonso Green, edición del Gobierno del Estado de Baja California Sur, preparada por Eligio Moisés Coronado, Jorge Luis Amado y Leonardo Reyes Silva, 1986).

Los principios enunciados por la diputación territorial bajacaliforniana fueron, entre otros, su pertenencia a la nación mexicana; la defensa de la Constitución de 1857; la promoción del libre comercio; el rechazo a la llegada de criminales, vagos y hombres peligrosos; la bienvenida a los hombres honrados e inteligentes; la hospitalidad a todas las comuniones políticas y religiosas y, finalmente, su disposición a defenderse “contra cualquier fuerza que intente atacarnos”.

Es significativo que uno de esos diputados, Teodoro Riveroll, investido como gobernador del territorio, en su informe del 12 de marzo de 1861 dirigido a Benito Juárez, manifestara que “la Península de Baja California por su situación geográfica considerada… por sus numerosos puertos, algunos de ellos magníficos… y por algunas otras circunstancias más es una parte muy importante de la Nación Mejicana (sic), principalmente con respecto a la dignidad y comercio de todo el litoral del Sur” (Archivo Histórico de Baja California Sur Pablo L. Martínez).

Poco a poco la autoridad peninsular abarcó los diferentes ámbitos de la vida del territorio; el gobierno local hacía esfuerzos por ordenar la traza irregular de la ciudad de La Paz hacia 1859. La doctora Edith González Cruz, profesora e investigadora de la UABCS, destaca en uno de sus numerosos trabajos sobre la historia bajacaliforniana que el Ayuntamiento, en su sesión del 15 de julio de 1859, dispuso “que se procediera al deslinde, medida y arreglo de los ejidos y solares de esta población” (“La conformación de la traza urbana de la ciudad de La Paz, desde sus orígenes hasta el régimen porfiriano”, Caminos y Vertientes del Septentrión mexicano: Homenaje a Ignacio del Río, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 2020, p.292.)


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero