logo logo

El Presidente, la senadora y los energúmenos 1

Publicado el 19 de junio de 2023


Luis de la Barreda Solórzano

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
emaillbarreda@unam.mx

Una vez más, el Presidente ha puesto en evidencia su nada honrosa costumbre de no cumplir lo que promete. No cumplir lo prometido es reprobable, sea quien sea el que incumple, pero lo es aún más si se trata del mismísimo primer mandatario del país.

Ante la exigencia de réplica de la senadora Xóchitl Gálvez tras haber sido difamada en una conferencia mañanera, el Presidente prometió el 6 de diciembre de 2022: “Y si me obligaran a garantizar el derecho de réplica, lo voy a hacer. Si la autoridad competente me lo exige, cumpliría yo con eso sin ningún problema, pero que haga su trámite”.

La senadora Gálvez hizo “su trámite”: presentó una demanda de amparo para que le fuera permitido, en el mismo espacio y con la misma difusión de la difamación, responder a la impostura del titular del Poder Ejecutivo. Un juez le otorgó el amparo. El Presidente quedaba obligado a permitir el acceso de la senadora a la conferencia mañanera por partida doble: porque un juez se lo estaba ordenando y porque él lo había ofrecido a condición de que se lo exigiera una autoridad competente.

Flashback. El Presidente aseguró en la mañanera del 5 de diciembre del año pasado: “Acaba de decir la señora Xóchitl Gálvez que ella va a quitar los programas de apoyo a los adultos mayores”. Se refería a la participación de la senadora en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara a finales de noviembre. Falso: lo que Xóchitl Gálvez dijo fue: “Yo estoy de acuerdo en apoyar a los que menos tienen, por supuesto que estoy de acuerdo en esas transferencias, pero me parece que es insuficiente”.

Hace tres días la senadora acudió a Palacio Nacional a fin de que el Presidente cumpliera su palabra, deber al que el honor lo obligaba, y acatara la resolución judicial, deber al que la ley lo obligaba. El Presidente no le dio acceso. Las puertas de Palacio Nacional no se abrieron a una mujer que exigía del huésped lo elemental: que respetara la orden del juez.

No bastó con que la entrada al Palacio estuviera cerrada. Una turba de simpatizantes de López Obrador ya la esperaba. Una turba agresiva, vociferante, injuriosa, que trató de cerrarle el paso. “¡No entras, maldita!” “¡No entras, perra!” Es decir, esos feligreses enardecidos auxiliaron al Presidente, agraviando a la senadora, en su desacato a la ley.

No obstante la atmósfera de linchamiento, Xóchitl Gálvez, que además de las injurias escuchaba gritos de apoyo provenientes de otro grupo —“¡No estás sola, Xóchitl, no estás sola!”—, logró traspasar la concentración de energúmenos, reporteros, camarógrafos y policías que nada hacían por defenderla, llegar hasta la entrada de la calle de Moneda y tocar la puerta, la cual no se abriría.

Las imágenes del episodio mostraron a una mujer valerosa, decidida, entrona, que no se achicopala ante mercenarios, fanáticos y brutos atacándola. Xóchitl Gálvez nunca perdió la compostura. En su rostro jamás asomó un signo de miedo (sentimiento que comprensiblemente habrá sentido). Una mujer que corre con los lobos, como las mujeres que caracteriza la psicoanalista estadunidense Clarissa Pinkola Estés, fieramente leales y valientes, sin temor a aventurarse en solitario, tan poderosas como la fuerza vital.

Esas imágenes también mostraron a una tribu de agresores decididos a apoyar al caudillo sin miramientos, incondicionalmente, sin un ápice de tolerancia o de respeto para quienes reclaman sus derechos, dispuestos al ultraje, sin ningún aprecio por la ley, por la dignidad de sus agredidos, por la división de poderes ni por las formas civilizadas de discusión.

No es difícil que pandillas de esa clase degeneren en grupos de choque, porros dispuestos a arremeter contra cualquiera a quien su adalid haya llamado neoliberal, conservador, enemigo de la transformación que él encabeza destruyendo mucho de lo bueno que ha habido en nuestro país. Así ocurrió con los colectivos de Venezuela.

El Presidente no desautoriza a esa canalla. Al contrario: recordemos que elogió al deplorable gobernador de Veracruz, encarcelador de una juez fabricando pruebas inculpatorias, por incitar a los facinerosos que bloquean la entrada a la Suprema Corte a atacar a los ministros no incondicionales del Presidente con ataúdes y consignas violentas.

NOTA:

1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en Excelsior, el 15 de junio de 2023: https://www.excelsior.com.mx/opinion/luis-de-la-barreda-solorzano/el-presidente-la-senadora-y-los-energumenos/1592446


Formación electrónica e incorporación a la plataforma OJS, revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero, BJV