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Sobre los Libros de Texto para educación básica: nuevos, pero caducos 1

Publicado el 14 de agosto de 2023


Luis de la Barreda Solórzano

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
email lbarreda@unam.mx


Una bazofia. Eso son los libros de texto para educación básica producidos por la Dirección de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP). No en balde fueron elaborados clandestinamente, se ocultaron cuando estuvieron concluidos y se ha reservado por cinco años la información sobre las reuniones supuestamente llevadas a cabo para analizarlos. Desde el principio de este gobierno se intentó producirlos. Han demorado más de cuatro años, que resultaron insuficientes para que se lograran textos razonablemente aceptables.

Los libros están plagados de errores no sólo respecto de datos fácticos, sino también conceptuales, sintácticos y ortográficos, y claramente tienen el propósito de inyectar a los niños y los adolescentes la basura ideológica de la denominada 4T. Se instruye a los maestros: los robos a bancos son expropiaciones; el secuestro, retención; el asesinato, ajusticiamiento. La acción armada de grupos guerrilleros “sigue ahí como un murmullo que nos despierta por las noches y nos ayuda a corregir el rumbo”. El conocimiento científico tiene la misma validez que los saberes populares.

Ya no hay un libro por asignatura. Matemáticas, Escritura y Lectura, fundamentales en la formación básica, quedan difuminadas. La literatura es de la mayor importancia “para ensanchar la comprensión de lo que somos y queremos ser los seres humanos” (Irma Villalpando, Nexos), pero se han expulsado los fragmentos de autores de la talla de Sor Juana Inés de la Cruz, Gabriel García Márquez, Walt Whitman, Jorge Luis Borges, Mary Shelley y Miguel de Cervantes, entre otros, para introducir seis textos de autores contemporáneos poco conocidos.

Cuando la inepcia, el fanatismo, el resentimiento y la envidia se mezclan, el resultado es un coctel venenoso, un coctel más influyente para el gobierno que el interés superior de los menores. ¿La envidia? En efecto, Jenaro Villamil, presidente del Sistema Público de Radiodifusión, se jactó de que “se fue” un negocio de mil 500 millones de pesos para las editoriales que elaboraban los libros de texto, pues ya no se los comprará la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), en virtud de que ahora su realización estuvo a cargo de la Dirección de Materiales Educativos de la SEP, es decir, de Marx Arriaga y sus colaboradores. Los anteriores textos eran elaborados por conocedores de cada una de las asignaturas y eran sometidos a un riguroso dictamen de la SEP. Los que eran aprobados tenían que ser objeto de numerosas modificaciones para su mejoría a fin de que el dictamen favorable fuese definitivo.

A lo que hemos llegado: hacer y vender libros es para este gobierno un sucio negocio capitalista y, por lo tanto, condenable. Esas editoriales preparaban libros de calidad, en los que se cuidaba hasta el último detalle: texto, gráficas, infografías, esquemas, ejercicios para el alumno. Se apegaban invariablemente a los programas vigentes. Y se vendían a la SEP a un precio notablemente bajo, 40 pesos en promedio. De los libros aprobados, los profesores elegían cuál querían para sus alumnos. No se les imponía soviéticamente un libro único.

De las ganancias de las editoriales se pagaban sueldos, regalías y honorarios de empleados, autores, diseñadores, editores, ilustradores, vendedores, distribuidores, y costos de imprenta, papel, tinta, etcétera. Erogar una media de 40 pesos por ejemplar era un gasto mínimo en comparación con los beneficios que aportaban libros con las características descritas. ¿Contenido neoliberal? Es el calificativo que la zafiedad de la 4T endilga a todo lo que no es servil incondicionalidad a los designios del Presidente. En los libros de Formación Cívica y Ética, por ejemplo, se enaltecen los grandes valores del proceso civilizatorio: la compasión, la generosidad, la honestidad y la solidaridad, entre otros. Pero también se recomienda la autonomía, el ejercicio de la libertad (la individual, por supuesto, la única que merece ese nombre) y el inconformismo.

No sé cuánto se ha gastado en los nuevos libros de texto, pero es dinero de nuestros impuestos, y ese material es un fraude a la nación y a los niños y los adolescentes de nuestro país. Si se desacata el amparo que ordena la suspensión de la distribución —en tales desacatos este gobierno tiene amplia experiencia—, esos libros se entregarán a los profesores, pero éstos tienen la opción de no usarlos en sus clases y acudir a fuentes más respetables, entre ellas los libros anteriores.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en Excelsior, el 10 de agosto de 2023: https://www.excelsior.com.mx/opinion/luis-de-la-barreda-solorzano/nuevos-pero-caducos/1602496

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