logo logo





Aunque usted no lo crea. Buscando un ejemplar de la Constitución Mexicana
en una capital de una entidad federativa

Publicado el 15 de agosto de 2023

Alfonso Guillén Vicente
Profesor e investigador en la Universidad Autónoma de Baja California Sur
emailaguillenvic@gmail.com

Colaboración de Yerenia Alfaro, Rubí Núñez y Melanye Sánchez,
de la licenciatura en ciencias políticas y administración pública


Desde el segundo semestre de 2011 modifiqué el programa de la asignatura de Sistema político mexicano, en la licenciatura en ciencias políticas y administración pública, a raíz de la reforma constitucional en materia de derechos humanos. Se trataba de estudiar la estructura y el funcionamiento de la política mexicana bajo la óptica de lo dispuesto por la Carta Magna.

Desde entonces solicité a mis alumnas y alumnos que consiguieran una versión impresa de la Constitución General de la República para que la subrayaran, anotaran y estudiaran diversos artículos que serían materia de exámenes parciales. Los alenté con la idea de que ellas y ellos podían presumir ante la ciudad y el mundo que habían leído, por lo menos en parte, el documento que debiera orientar el pensar y el hacer de la sociedad mexicana.

La dificultad para conseguir un lugar donde adquirir ejemplares suficientes para dos grupos de veinticinco o treinta alumnos en una ciudad capital de la provincia empezó a crecer durante la pandemia. No me lo van a creer, pero por fin encontré esa joya de la corona: una mercería frente a uno de los mercados municipales.

El dueño del establecimiento me dijo: “sí tengo, pero están todas maltratadas y pisoteadas”, yo pensé que habían quedado en una bodega golpeada por algún ciclón, pero luego me di cuenta que usaba una metáfora, un fino sentido del humor que uno siempre agradece.

Total, que ahora tengo un ejemplar de una reedición de enero de 2020. Y mal que bien saqué adelante los cursos de 2020 y 2021 con el uso del facebook y “colgando” exámenes parciales con estudios de caso que se referían al artículo 29 y la suspensión de las garantías constitucionales, que a las facultades exclusivas de las Cámaras de Diputados y Senadores.

Pero lo más increíble de esta historia es que en este segundo semestre de 2023, cuando existe un nuevo plan de estudios en la licenciatura y estamos en modo presencial, mis alumnas y alumnos me haya pedido una prórroga para que algún librero pueda traer a la media península ejemplares suficientes (treinta y cinco) que nos permitan estudiar la Constitución como debe de ser: con lápiz o con pluma para subrayar y hacer anotaciones. Con la esperanza de que, a mediados del siglo XXI, haya quien le entienda, aunque sea un poco.

De tal modo que tendré que esperar hasta septiembre para empezar a estudiar, con detenimiento, el famoso artículo 1o. de la Carta Magna. Mientras tanto, permanezco “estacionado” en la ficha técnica de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el caso de Rosendo Radilla Pacheco y sucesoras contra los Estados Unidos Mexicanos. Después de todo ha resultado un buen ejercicio académico para que aquellas y aquellos que estudian ciencias políticas y administración pública busquen entender el cómo se metieron los Tratados Internacionales en la vida de nuestro país. El caso de la desaparición forzada como delito que no prescribe mientras no se encuentre a la persona afectada es entendible, y eso es una ganancia derivada de la infructuosa búsqueda de un ejemplar de la Constitución en una capital de una entidad federativa.

Me quedo preocupado porque eso es grave síntoma del poco valor que se le otorga a nuestra Carta Magna.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero