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Moda climática 1

Publicado el 11 de octubre de 2023

Víctor Collí Ek
Investigador del Centro de Investigaciones Jurídicas, Universidad
Autónoma de Campeche
emailvimcolli@uacam.mx

Con la colaboración de los estudiantes de la licenciatura en Derecho:
Victoria de la Torre Cocom, Alvar López Guerrero y Gabriela Vela Carrillo

Las fibras sintéticas que visten a la sociedad actual representan más de dos tercios de todos los materiales utilizados en textiles y podría alcanzar casi las tres cuartas partes de la demanda mundial de fibra para el 2030.

Anualmente, se estima que se requiere de 342 millones de barriles, o más de 54 mil millones de litros de petróleo, para la producción de fibras plásticas para textiles; esto es el equivalente a más de 21,000 piscinas olímpicas llenas de aceite.

Desde el inicio de la humanidad hasta cerca de la década de 1950, las prendas de vestir eran producidas de fibras naturales: tanto las provenientes de las plantas como el algodón y el lino; como las que provienen de los animales, como la lana y la seda. Pero con la invención en el Reino Unido y EE. UU. de fibras “fabricadas”, entre 1920 y 1960, el panorama textil cambió drásticamente.

En 1941 vino la invención del poliéster, o el tereftalato de polietileno (PET), que junto con su producción a gran escala, se volvió a una fibra sintética barata en comparación con las fibras naturales; de fácil cuidado y secado rápido. La nueva estrella del vestido.

Desafortunadamente esto, como muchas actividades humanas venidas de la revolución industrial, ha tenido un costo muy fuerte para los humanos y el planeta: destrucción masiva de ecosistemas; extinción de especies; alteración del clima del planeta y generación de grandes cantidades de desechos tóxicos, excediendo y transgrediendo los límites seguros de los sistemas naturales, generando lo que se ha llamado como Colonialismo Medioambiental.

Los países colonizadores del Norte Global han ejercido -y continúan haciéndolo- una extracción desenfrenada de recursos de sus antiguas colonias, mediante la tala de bosques tropicales, manglares, pastizales y la creación de canteras, plantaciones y caminos sin tener en cuenta la alteración ecológica.

Estas prácticas extractivas han dejado a muchos países en desarrollo con entornos naturales degradados que carecen de la resiliencia para proporcionar, incluso, recursos limitados para hacer frente a la crisis climática.

El verdadero valor de los recursos utilizados en la producción industrial se olvida fácilmente o se subvenciona; por ejemplo, el agua limpia, la energía, suelo saludable y los costos de los impactos ambientales dañinos no están incluidos en el precio final del producto. De esta manera, las prendas de bajo costo pueden tener impactos ambientales y sociales catastróficos en el lugar donde se producen y en los lugares donde se desechan.

Con el surgimiento de la globalización en la industria de la moda a principios de la década de los ochenta hubo una reestructuración de la economía mundial; la cultura global cambió dramáticamente la forma en que se produce, comercializa, se usa y se desecha la moda. Apareció la “Moda Rápida”, caracterizada por un modelo de negocio que apuesta por la baja de los precios mediante la reducción agresiva de costos y persiguiendo la aguja de fabricación barata en todo el mundo, que, como dijimos, tiene el uso de fibras sintéticas en el estandarte.

Nuestro sistema de moda actual opera linealmente: Tomar-Hacer-Desperdiciar, impulsado por las demandas de explotación y extracción de la moda rápida. Las actividades de producción de moda contribuyen al 10% de las emisiones de carbono de la humanidad, más que la de todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados.

La moda tiene algo que aportar al cambio climático: justicia climática, reducción de emisiones, esclavitud moderna, sostenibilidad, no le son ajenos.


NOTAS:
1 Estudio realizado dentro de las actividades del Cuerpo Académico: “Derechos Humanos y Problemas Constitucionales” UNACAM-CA-55, reconocido como Consolidado por la SEP.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero