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¿Qué pasó con la Unidad Popular en Chile hace medio siglo?

Publicado el 11 de octubre de 2023

Alfonso Guillén Vicente
Profesor-investigador en la Universidad Autónoma de Baja California Sur
emailaguillenvic@gmail.com

Para Orlando Sepúlveda e Ira Espinosa, chilenos.

Excelente la entrevista de Antonieta de la Fuente del diario El País, al periodista y académico Alfredo Sepúlveda, autor del libro “La Unidad Popular”. Es un trabajo periodístico que pretende contestar a la pregunta: ¿Qué pasó en 1973?, más que ir por el camino de la leyenda del “compañero presidente”, Salvador Allende Gossens.

Sepúlveda explica mucho de lo que pasó antes del Golpe de Estado, cuando habla del odio político que vivía el país andino hace cincuenta años. “Era un sentimiento de desear el exterminio físico de tu rival político” para utilizar sus palabras.

Pues bien, por razones que no viene al caso mencionar aquí, visité Chile en abril de 1972, gracias al invaluable apoyo de mis padres (QEPD). Fui a ver de cerca el experimento de la “vía chilena al socialismo”. Me tocó estar ahí también el Primero de Mayo y acudir como invitado a una concentración del MAPU (Movimiento de Acción Popular Unitario). También platiqué con amigas y amigos que me dieron su punto de vista a ras de tierra. Escuché las radiodifusoras que sintonizaban los taxistas y leí los titulares de la prensa chilena, la seria y la sensacionalista. Se podía palpar a flor de piel ese “odio político” del que habla Sepúlveda para El País.

Todavía faltaba un año y meses para el ascenso del dictador Augusto Pinochet Ugarte, y tuve la impresión de que todo esto no iba a terminar bien. Estaba aún reciente el impacto de la larga visita de Fidel Castro a tierras chilenas. Un recorrido que ahora veo que se extendió demasiado, y que no se midió el daño que hizo al gobierno de la Unidad Popular, una coalición de partidos de izquierda que había superado a los candidatos de centro y derecha en una “elección de tercios”, con apenas dos puntos de ventaja, o menos.

Me tocó estar el día que Allende expropió la ITT (International Telephone & Telegraph), y me pareció que estaban intervenidas las llamadas de larga distancia. Pero parecía lejana la represión militar, porque asistí a una concentración en el Estadio Nacional de Santiago y la gente aplaudía la parada militar de los Carabineros de Chile.

En realidad, la vía chilena parecía estar blindada a esas amenazas golpistas por la larga tradición democrática de ese admirado y querido país andino. Hasta que triunfó el odio político que menciona el chileno Sepúlveda a la periodista Antonieta de la Fuente. Ya en la primavera de 1972 se percibía que Chile no iba a terminar bien.

Lamentablemente, en meses pasados, percibí ese odio político en la nación mexicana, y recordé, como si fuera ayer, al Chile de hace medio siglo.

Pero se abre una esperanza: a lo mejor el hecho de que existan dos mujeres candidatas a la presidencia de la república, con maneras distintas de hacer política, puede frenar ese deseo de exterminio físico que se aprecia igual en gobiernistas que en frentistas. Y eso se mira en la forma en que Xóchitl se dirige a Claudia. Nada que ver con sus expresiones frente a otros actores relevantes.

Por eso apelé a mentes lúcidas, como Enrique Krauze, para atemperar el clima político. Yo le agradezco que me haya respondido ese mensaje con la afortunada frase de que los mexicanos nos hemos matado por varias razones (religiosas, sociales, económicas), pero nunca por razones de odio político.

Saludo ese modo de pensar al recordar a mis amigos y amigas chilenas de hace medio siglo.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero