Un decálogo para una defensa exitosa de la tesis profesional

Publicado el 12 de octubre de 2011

Jorge Alberto González Galván, Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM

1. Estar tranquilo.
El examen profesional no es un juicio penal, es un intercambio de ideas, es una fiesta del pensamiento, a la que hay que acudir con el ánimo de divertirse y aprender.

2. Respirar normalmente y tener a la mano un vaso de agua.
La respiración es el mecanismo natural para abastecerse energía (al inspirar) y desechar tensiones (al expirar). Necesitamos estar intelectual y emocionalmente en buena condición, para ello necesitamos que estas funciones cerebrales reciban el oxígeno necesario para que trabajen adecuadamente. Mientras se escucha con atención lo que cada sínodo dice, colocar la punta de la lengua en el paladar y respirar normalmente (recomendación del budismo zen).

3. Exponer su síntesis del trabajo relacionando objetivos, hipótesis, explicaciones y propuestas, de manera clara, amena, precisa, siguiendo un guión y en el tiempo asignado.
El tiempo en general no suele pasar de 30 minutos razón por lo cual es mejor exponer el tema sin power point. Lo importante son las ideas expuestas de viva voz sin distracciones y no el hábil manejo técnico de la computadora. En caso que se decida utilizar dicha herramienta evita saturar la pantalla con información y evita leer lo que ya todos estamos leyendo. La información tiene que ser breve, selectiva, que oriente la explicación oral, no que la repita.

4. No perder nunca la compostura. No enojarse, no alzar la voz. Responder tranquilamente no importando un posible tono de enfado, provocación, reproche o incluso humillación en los comentarios o preguntas de algún integrante del jurado.
Dar el voto aprobatorio de la tesis y aceptar participar en el jurado significa que el trabajo cumple con los requisitos de forma y fondo de una investigación académica, razón por la cual las intervenciones del sínodo deben considerarse un enriquecimiento del trabajo a través del intercambio de puntos de vista expuestos siempre de manera respetuosa.

5. Pregunta directa=respuesta directa.
Si la pregunta está relacionada con dar un concepto, por ejemplo, de “democracia”, no responder con sus antecedentes históricos. No porque éstos no sean importantes sino porque esa no es la pregunta. Hay que responder dando el concepto que se considere adecuado y esperar que el sínodo, si lo desea, amplíe el tema con base en otras preguntas. Esto para evitar que el estudiante por temor a no contestar correctamente se pierda o dé información que no se le solicitó.

6. Contestar, no evadir las preguntas.
Hay preguntas que nos pueden parecer que no tenemos información en nuestros archivos de la tesis, ello no significa que no debamos hacer el esfuerzo por dar una contestación, para esto debemos relacionar la información que se nos da con la información que ya tenemos en la tesis y la información que consta en nuestros archivos del cerebro, es decir, nuestra cultura general, nuestra experiencia y nuestra intuición, son herramientas poderosas para ayudarnos a dar una respuesta en estos casos.

7. Relacionar proponiendo hipótesis cuando no se tenga la información completa.
Al intentar dar respuesta a una pregunta donde no se tiene información completa se debe poner en funcionamiento todos los archivos intelectuales e intuitivos para exponer respuestas como hipótesis de discusión: “Creo que…”, “Pienso que…”, “Supongo que…”.

8. Solicitar repetir la pregunta cuando se sienta que no fue claramente planteada.
Los nervios nos pueden traicionar y no “entender” lo que se nos está preguntando, en estos casos, se debe solicitar que se vuelva a plantear la pregunta. Los profesores estamos obligados a darnos a entender, por eso ante este tipo de observaciones, gustosamente debemos explicarnos mejor.

9. Concentrarse, principalmente, en lo que comenta y pregunta el sinodal en turno.
Pensar que hay que contestar las preguntas de tres o cinco personas nos puede parecer “demasiado”, esto no nos ayuda. Lo que debemos tener en mente sea cual sea el número de miembros de un jurado es que yo tengo la responsabilidad de entrar en un intercambio de ideas con uno, nada más, y en ese me debo concentrar, hasta que él decida cuándo termina el intercambio, y pasar al siguiente con la misma mentalidad.

10. Agradecer las críticas y recomendaciones a efecto de tomarlas en cuenta para enriquecer el trabajo pensando en la corrección del mismo.
No hay ego que resista el cañonazo de una crítica. Para evitar lo anterior hay que entrar al examen sin ego alguno porque no sirve de nada. Un examen profesional no es una competencia de “a ver quién sabe más”. No se trata de “lucir” sus mejores galas de conocimientos para enorgullecerse o para hacerlo en detrimento de los demás. Se trata de utilizar el conocimiento que uno tiene (poco o mucho) para aprender más (estando agradecido por ello) y compartirlo generosamente. Por eso, no hay que molestarse ni desconcertarse por los “estilos” de exponer las ideas que tenga algún sínodo que pudiera rebasar los límites de la humildad y el respeto. Y yo mismo, al responder a las críticas y recomendaciones uno debe ser humilde y respetuoso y estar agradecido porque con ello tu trabajo se enriquecerá notablemente.