Del Día de la Raza al Día de la Descolonización:
la historia de bronces explicada incompletamente
Publicado el 27 de octubre de 2011 Jorge Alberto González Galván, Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM |
Un día José Vasconcelos propuso el 12 de octubre como Día de la Raza… “Cósmica”, la “Iberoamericana Universal”. Por ser el día en que llegó Cristóbal Colón y su gente a la ahora América, se fue entendiendo que esta raza era la mezcla de lo español con lo indígena. La historia que se está escribiendo en este inicio de siglo XXI es la del rechazo a estas interpretaciones. La Raza “única”, “final”, que sintetizaría la evolución humana pronosticada por Vasconcelos se encuentra cuestionada por los proyectos que se están impulsando de naciones multiculturales, multilingües, multinacionales, y la construcción de la raza “mestiza” significó en realidad la preponderancia cultural de lo español: idioma, religión, gobierno, derecho. Por eso se habla ahora de la refundación de los pueblos indígenas a través de la participación política como en Bolivia y apropiarse del día para rebautizarlo como Día de la Descolonización.
Los simpatizantes o militantes de la causa indígena actual, de buena fe, pero víctimas de la formación histórica dominante, rechazan la figura de Hernán Cortés por considerarse que a partir de su victoria militar se inician, prácticamente, todos los males que aquejan ahora los pueblos indígenas del continente americano. Por eso los vemos manchar con sangre roja su estatua en su ciudad natal:
O bien, “clausurar” la estatua de Cortés en Cuernavaca:
Olvidan, no ellos, sino las historias “nacionales” que nos han vendido en las aulas, que los males ya existían antes de la victoria del imperio de Castilla, porque la mayoría de los pueblos de la llamada Mesoamérica estaban bajo el dominio de otro imperio, el azteca, tan autoritario como el que los derrocaría con apoyo determinante de dichos pueblos. Por ello, si la protesta aspira a ser congruente se tendría que “manchar con pintura roja” o “clausurar” la estatua de Cuauhtémoc, el último rey azteca, que se encuentra en la avenida de la Reforma, de la Ciudad de México.