La candidatura presidencial en el Partido de la Revolución Democrática
Un ejemplo atípico en el perredismo: procesar la competencia interna

Publicado el 2 de marzo de 2012

Alberto Espejel Espinoza, licenciado en Ciencia Política por la UNAM, maestro en Ciencias Sociales por FLACSO y doctorando en Ciencia Política por la UNAM
alberto.espejel.espinoza@gmail.com

Es comúnmente aceptada la imagen rijosa que posee el perredismo en México. Académicos y opinión pública tienden a juzgar al Partido de la Revolución Democrática (PRD) como un partido que tiene complicaciones a la hora de procesar su competencia interna por el poder. ¿Qué de novedoso tiene la selección de candidato presidencial en la cual resultó triunfador Andrés Manuel López Obrador (AMLO)? Tres cuestiones que trataré de dilucidar a continuación haciendo un breve recuento de su historia: 1) dos precandidatos fuertes; 2) competencia interna, y 3) la unidad y cooperación resultante del proceso.

El PRD surgió en 1988 como protesta al fraude electoral perpetrado por el gobierno de Miguel de la Madrid, el cual colocó a Carlos Salinas de Gortari en la Presidencia de la República. Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano (CCS) candidato del Frente Democrático Nacional (FDN) sería la persona encauzaría ese descontento hacia una nueva organización. Su legitimidad residía en la campaña de 1988, la cual contó con pocos recursos y grandes concentraciones. Hubo un gran apoyo a su candidatura debido al descontento con los resultados económicos del sexenio que estaba por terminar. Todo esto encumbró a CCS.

El partido, a su vez, tendría en la génesis otro ingrediente importante: una considerable cantidad de grupos preexistentes que se unirían al proyecto naciente. Es conocido que el PRD surge como una fusión de partidos y organizaciones sociales y políticas. Gran parte de la explicación de porqué decidieron unirse al nuevo partido es, sin duda, el éxito electoral que veían en CCS. Tradicionalmente la izquierda estaba destinada a votaciones (en conjunto) de no más del 5%. Con CCS el FDN obtuvo el 30.88%. Es clara la diferencia entre quedarse en la clandestinidad y dar un paso hacía el ejercicio de gobierno.

A un año de haberse constituido el partido, en su Primer Congreso Nacional se nombró a CCS como su primer dirigente nacional. Era claro que no había ninguna figura que le pudiera hacer un contrapeso: ni Porfirio Muñoz Ledo (PML), ni Heberto Castillo se atrevieron a proponerse para el cargo que todos sabían era de CCS, el líder natural del PRD.

CCS deja la dirigencia del PRD en 1993 por la búsqueda de la Presidencia de la República. Nadie objetó en alguna medida que CCS fuera el candidato del PRD. Por el contrario, todos los grupos estaban volcados al ingeniero creyendo que lograrían un triunfo de forma natural. Por lo cual no hubo siquiera selección de candidato presidencial. Sin embargo, el resultado de 1994 fue adverso al PRD.

A partir de ahí comenzaron a darse cuestionamientos individuales a CCS. Primero PML y luego Heberto Castillo acusaban al ingeniero de ser el caudillo del PRD. Lo singular es que eran acusaciones individuales, tal como cuando Jorge Alcocer y José Woldenberg renunciaron al PRD. Los grupos, por otro lado, seguían apoyando al ingeniero al callar en su momento el caudillismo y preferir contar con su venía cuando había que seleccionar la dirigencia nacional (1996 y 1999).

En 1996 AMLO es apoyado por CCS y triunfa en la búsqueda de la dirección. Un año después el PRD obtendría el 25% y el gobierno del DF que encabezaría CCS, con lo cual se reavivaría su liderazgo y la opción de volver a buscar la Presidencia de la República. Un año antes de 2000 PML vislumbraría su intento por buscar la candidatura presidencial, sin embargo la mayoría de grupos estaban inmersos en la selección de la dirigencia nacional. Es conocido el espectáculo bochornoso que dio el perredismo a la sociedad al anular sus comicios fruto del 39% de anomalías registradas (robo y quema de urnas, suplantación de autoridades, etcétera). El PRD mostraba dificultades para procesar la competencia interna.

Al no haber encontrado apoyo de los principales grupos del PRD, PML optó por salir del partido y postularse por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, con el cual terminó declinando a favor del candidato del PAN Vicente Fox. El candidato blanquiazul obtendría el triunfo con más del 40% de los votos, mientras que CCS tendría el 16%. Peor aún CCS obtendría menor votación que los candidatos a diputados y senadores del PRD que obtuvieron el 18%. CCS ya no tenía atractivo electoral para los grupos internos.

Al mismo tiempo se encumbraba un liderazgo, fruto de su triunfo en el DF: AMLO. Los grupos no tardaron en darse cuenta y comenzaron a apoyarlo. Al mismo tiempo, algunos grupos le cobraron la factura de la derrota electoral a CCS: Nueva Izquierda (NI) y Foro Nuevo Sol (FNS) abiertamente criticaron el caudillismo del ingeniero, pidiendo extirparlo, aun cuando antes se sirvieron de él.

En 2002 se seleccionaría dirigencia en el PRD. Nuevamente saltaría a la vista las dificultades para procesar la competencia interna. Finalmente triunfaría Robles quien prometería el 20% de votación en 2003, de no ser así presentaría su renuncia. Al no darse la votación se consumaría su salida de la dirigencia, a su relevo entraría Leonel Godoy.

En 2004 sacudirían al PRD los “videos escándalos” y casi enseguida el proceso de desafuero de AMLO. La reacción inmediata de los grupos internos fue la de apoyar incondicionalmente al tabasqueño. Incluso los que después se volverían sus detractores: NI. Lo cual deja ver nuevamente una actitud instrumental de parte de los grupos que apoyaban al que les diera mayor opción de votos y, por consiguiente, cargos. Y es que en ese momento AMLO era uno de los virtuales candidatos mejor posicionados en las encuestas.

Solucionado, de forma política, el conflicto entre el gobierno federal que impulsaba el desafuero y AMLO, éste podría ser candidato. En ese momento nadie cuestionaba su liderazgo al interior del partido, en virtud de las altas preferencias que tenía en electorado. Por ende fue el candidato natural en 2006. Nuevamente no hubo contienda interna, pues los intentos de CCS por lanzar su candidatura fueron ignorados por los principales grupos del PRD, por lo cual decidió retirar esa opción y alejarse del PRD.

El controversial resultado de la elección presidencial de 2006 polarizó a buena parte de la sociedad. Ante la lentitud y parcialidad del IFE durante la campaña se levantó la sospecha de una elección irregular, por no decir fraudulenta. Finalmente el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) avaló el triunfo del PAN. En ese mismo año se dio el triunfo de Marcelo Ebrard por el gobierno del Distrito Federal.

Luego de esto, en 2007 el PRD comenzó a dividirse respecto a la posición que debía guardar el partido frente al gobierno federal: interlocución o ruptura. Los grupos cercanos a AMLO planteaban la segunda y Nueva Izquierda la primera. Con esta disputa de contexto el PRD seleccionó a su dirigencia en 2008. Nuevamente el partido mostró su incapacidad de procesar la competencia interna, el resultado tuvo que esperar 8 meses y vino del TEPJF (instancia externa), el cual determinó el triunfo de Jesús Ortega sobre Alejandro Encinas.

En 2009, con Ortega al mando, el PRD tuvo uno de sus peores resultados electorales: 12%. Una de las razones de su división: AMLO pediría el voto a favor del PT y Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano) con lo cual mantendrían su registro y le restarían votación al PRD. Si bien AMLO se alejó del PRD después de la elección interna de 2008, construyó una estructura electoral a través de lo que hoy se conoce como el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el PT y Movimiento Ciudadano lo apoyaron. Asimismo, poco a poco comenzaba a ganar notoriedad Ebrard y comenzaba a vislumbrarse como un real competidor de AMLO rumbo a 2012.

En 2011 se polarizaría el ambiente dentro del PRD, la razón: la posible alianza electoral con el PAN en el Estado de México. A final de cuentas esto se desecharía, triunfando la postura de AMLO, lo cual daba cuenta de su poder frente a Nueva Izquierda y Ebrard que defendían las alianzas. Poco tiempo después se determinó que la selección de candidato presidencial sería tomada a través de lo que las encuestas mostraran. Los dos candidatos eran AMLO y Ebrard. Finalmente se daría el resultado de las encuestas en donde el favorecido habría sido AMLO. Tres de cinco respuestas mostraban que era la mejor opción.

A diferencia de las otras tres candidaturas presidenciales que ha vivido el PRD en esta ocasión contaría con dos precandidatos, de tal forma que en esta ocasión sí hubo elección interna, no como ya se ha visto en 1994, 2000 y 2006. La competencia sería intensa e incierta, cualquiera habría podido ganar pues no había dados cargados, de ahí que hasta el último momento se supiera el triunfador. Finalmente, se dio el respeto por los resultados, cosa que el perredismo no tiene acostumbrado a la opinión pública y analistas en virtud de lo que ha sucedido en sus selecciones de dirigentes como ya se mencionó (1999, 2002, 2008). Logrando con ello dar visos de cooperación y unidad rumbo a 2012 a diferencia de 2000 cuando PML se salió del partido y terminó apoyando a un contrincante (PAN) o de 2006 cuando CCS se alejó del partido y no apoyó la campaña de AMLO.

Es así que el perredismo inaugura en su vida interna la competencia interna por la candidatura presidencial, pero más allá de esto resalta la capacidad que mostró esta vez para procesar su competencia interna y evitar fisuras, logrando la tan mencionada unidad que muchas veces brilla por su ausencia en el PRD.