A protestas, propuestas: “#Yosoy132”

Publicado el 07 de septiembre de 2012

Joaquín Morales Sánchez, Doctorante en Derecho por la
Universidad de Valencia, España
joaquinmos@hotmail.com

A manera de introducción. Sin duda estamos viviendo un momento sorprendente. Los acontecimientos del mes de mayo a la fecha nos dan muestra de ello. Por eso revistas tan prestigiadas y periódicos con responsabilidad social y ética lo han informado (como Proceso y La Jornada), lástima que la televisión no lo haga en los mismos términos.

La reacción que un grupo de jóvenes universitarios (de la U. Iberoamericana), fue la gota que derramó el vaso. Esa reacción fue básicamente ejercida por algo que ya es considerado como un “derecho humano”: la Internet. Esta herramienta usada como un “arsenal tecnológico-ideológico” ha sido para que algunos académicos pregonen el nacimiento de una especie de quinto poder: las redes sociales o Social Media. Hablar de un quinto poder, es hablar de un poder de facto no de iure (legal). De acuerdo con el diccionario de la RAE, poder fáctico es "el que se ejerce en la sociedad al margen de las instituciones legales, en virtud de la capacidad de presión o autoridad que se posee; por ejemplo, la banca, la Iglesia, la prensa". Por tanto, con esta definición, según mi punto de vista, no me cabe ninguna duda, las redes sociales son un poder de hecho, es decir el “quinto poder”. Analicemos algunos casos:

En la mayoría de los países en donde existe el acceso a Internet y obviamente, a las redes sociales, se observa una ciudadanía más participativa y crítica, que opina y tiene una herramienta para expresar sus “sentires” y que puedan ser escuchados por muchos, por ello, la redes sociales, pueden ser consideradas, sin duda como el quinto poder. Incluso, disponiendo de fuerza suficiente para derribar gobiernos, destituir cargos públicos o democratizar medios de comunicación.

En esta fase electoral, es necesario mencionar que no es lo mismo un tuit que un voto. Aunque las redes sociales tienen implantaciones de asustar, no debemos caer en la tentación de equiparar el poder de las mismas al poder de los votos en democracias consolidadas, pues las redes son un reflejo de la sociedad, pero no tan completas, porque éstas no representan la mayoría de los ciudadanos. Por ejemplo, en México, de sus 79.4 millones de ciudadanos (fuente IFE: lista nominal para el proceso electoral del 1o. de julio de 2012), cerca de 20 millones son usuarios de redes sociales, y en otros países latinos pueden ser más o menos similares estos porcentajes.

Muchos —me sumo—, comparten el movimiento #Yosoy132; sin embargo, no es sólo simpatía, o simplemente una moda. Comentamos esto porque, si analizamos cómo surgió el movimiento, resulta curioso. Este movimiento surge porque “algunos medios de comunicación” —principalmente radio y televisión—, distorsionaron lo que aconteció el día 11 de mayo de este año en la Universidad Iberoamericana, cuando Enrique Peña Nieto —candidato presidencial por el PRI— visitó el campus de Santa Fe, como uno de los actos proselitista de su campaña; el resto de la historia la conocen. Es decir, este movimiento se motivó, principalmente, por el hecho de que los medios no informaron lo que realmente sucedió; por lo que los estudiantes exigieron una especie del derecho a la verdad. En suma fue un pretexto.

Pero, acaso en México ¿No han existido algunos “pretextos” más relevantes que éste? El tema de los más de 50 millones de pobres, podría ser alguno, otro quizá, la desnutrición en regiones indígenas, las matanzas de El Charco o Aguas Blancas en Guerrero, la corrupción de la clase política, el mal gobierno, etcétera.

Por otra parte, el origen de la “primavera árabe”, surgió como causa del mal gobierno, y quizá, la mecha fue la muerte de Mohamed Bouazzi, un vendedor de verduras de 26 años que se inmoló frente al palacio de gobierno de Sidi Bouzid (Túnez), en diciembre de 2010.1 Después de este hecho y aprovechando las redes sociales, miles de jóvenes salieron a las calles a protestar contra el sistema de gobierno; el desenlace lo conocemos.

Los movimientos anteriores quizá tienen algo en común: el hartazgo social. Pero el fin o fines de la “primavera mexicana” no están claros del todo; por ello, según recomendaciones de los iniciadores de la "primavera árabe", estos tipos deben pasar de la espontaneidad a la organización,2 a cimentarse como un proyecto con objetivos claros y precisos; porque si no es así,  pasarán a la historia como una “llamarada de petate”, como una moda electoral, y lo que pensamos como una ruta para cambiar sistemas de gobierno veremos que es algo como una bola de humo.

Finalmente, no auspiciamos a este futuro, sino todo lo contrario. Queda claro que la sociedad mexicana está cansada, y los jóvenes han decido manifestar un “ESTAMOS HARTOS” del practicismo comunicacional y político. Sí las redes sociales hoy están jugando un papel importante para fortalecer la democracia, debemos aprovechar esa coyuntura, y no me refiero a promover a uno u otro candidato, sino más bien a organizarse, salir a las calles a protestar, pero también a proponer alternativas de solución a los problemas sociales. Las redes sociales, la organización, las protestas y la generación de PROPUESTAS serán las herramientas para cambiar el estado de cosas en cualquier nación.

Ciertamente, la protesta es buena, pero lo es más cuando esa protesta está acompañada de PROPUESTAS. Es necesario hacer un esfuerzo para hacer esta labor en los ámbitos, municipal, estatal y federal. Propuestas para que, independientemente del candidato ganador, éste las haga suyas y las aplique en su plan de gobierno o desarrollo, con lo cual esperemos se logre mejorar las condiciones sociales de todos los ciudadanos.

“Buena vibra, buena vida. Sigamos haciendo historia”.

NOTAS:
1. Artículo de la Revista Proceso, publicado en “El sur”, periódico del Estado de Guerrero, en su edición del 11 de junio de 2012.
2. Idem