La ilustre pintora María Izquierdo

Publicado el 05 de noviembre de 2012

Adriana Berrueco García, Investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM

A doña Inés Berrueco y a don Jorge Fernández Ruiz, jaliscienses distinguidos.

La decisión del gobierno federal de declarar mujer ilustre a la pintora jalisciense María Izquierdo (1902-1955), e incorporar sus restos mortales en la Rotonda de las personas ilustres,  es un aliciente para que los mexicanos incrementemos nuestro conocimiento sobre   los atributos y valores de la producción de las artistas  que desarrollaron su creatividad en la primera mitad del siglo XX dotando a México de reconocimiento internacional.

La determinación presidencial (Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 25 de octubre de 2012) se sustenta en que María Izquierdo “fue una talentosa artista plástica, reconocida por sus retratos, paisajes y estudios, siendo una de las primeras mujeres en destacar en el ámbito de la plástica mexicana, realizando su primera exposición en 1929. En 1930 se convirtió en la primera mujer mexicana en exponer su trabajo fuera del territorio nacional, presentando su obra en al Art Center de la ciudad de Nueva York.” En los considerandos del decreto también se especifica que el trabajo de la pintora “se caracterizó por la temática popular mexicanista, en sus elementos conceptuales, pero con un discurso moderno en su tratamiento formal y estético.  Gracias a su prolífico trabajo logró exponer en diferentes lugares del mundo como por ejemplo”… Los Ángeles, California; Santiago de Chile, Río de Janeiro, Brasil; París, Francia y Tokio, Japón. El decreto menciona finalmente que María Izquierdo fue profesora en la Escuela de Artes Plásticas de la Secretaría de Educación y fue miembro fundador de la Casa de Artistas de América.

Otras fuentes de información refieren que María Izquierdo fue alumna de Germán Gedovius y Manuel Toussaint, posteriormente también adquirió aprendizaje con Rufino Tamayo. Se sabe que en 1938 organizó a un grupo de mujeres pintoras para realizar carteles revolucionarios. Izquierdo  tuvo una sólida amistad con la coleccionista y mecenas María Asúnsolo  (1916-1999) de quien pintó tres retratos, quizá el más conocido es precisamente Retrato de María Asúnsolo con caracol, que se exhibe en el Museo Nacional de Arte (MUNAL) junto con los realizados por David Alfaro Siqueiros, Federico Cantú y Juan Soriano. El MUNAL también cuenta con otras dos obras de la pintora jalisciense,  éstas son Alacena (1952) y Mis sobrinas (1940) en este cuadro María Izquierdo se autorretrató en un ambiente de provincia (véase Guía del Museo Nacional de Arte, 2006).

En la Colección de Andrés Blaisten se halla un amplio número de pinturas de la ilustre artista mexicana, entre ellas sobresalen Retrato de Belem (1928), La sopera (1929), Retrato de Juan Soriano (1939), Alegoría del trabajo (1936), Alegoría de la libertad (1937), Caracoles (1939), Estación tropical (1940), Retrato de María Asúnsolo (1941), Coscomates (1945), Autorretrato (1947), Zapata (1945), Viernes de Dolores (1944), y La soga (1947). Estas obras pueden observarse mediante visitas virtuales a la página electrónica del Museo Blaisten, ya que la exposición que durante cinco años se ofreció en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco llegó a su fin el pasado 31 de octubre.

La vida personal de Izquierdo tuvo luces y sombras. La artista compartió su vida con varias parejas sentimentales como los pintores Rufino Tamayo y Raúl Uribe quien abandonó a María después de que ésta sufrió una hemiplejia. Esa enfermedad le impidió pintar durante algún tiempo pues el brazo derecho le quedó paralizado, pero la tenaz jalisciense aprendió a utilizar su extremidad izquierda y continuó su labor creativa; en esa época María Asúnsolo le procuró algún auxilio organizando una subasta de las obras Izquierdo para obtener recursos económicos. Pese a ello se cuenta con información sobre la pobreza material en que murió María Izquierdo. En 1945, un suceso dramático para ella fue la oposición de David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera –antiguo impulsor de María—para que la innovadora artista realizara un mural en una oficina pública de México.  En varias fuentes se consigna que los dos muralistas lograron que se cancelara el proyecto pues argumentaron que Izquierdo carecía de las aptitudes necesarias para efectuarlo. El machismo se impuso, aunque con ayuda de María Asúnsolo se firmó un documento de protesta contra ese acto de discriminación. Paradoja del destino es que hoy se le otorgue a tan brillante mujer el mismo rango de jerarquía intelectual que por tantos años han tenido sus dos colegas enemigos. El decreto reseñado en este artículo hará posible que los restos mortales de la otrora vejada artista descansen en el mismo recinto donde yacen homenajeados los de Orozco, Gerardo Murillo, Siquieros, Juan O`Gorman y Diego Rivera, quien nunca habría imaginado que en lugar de Frida Khalo sería la surrealista María Izquierdo la que recibiera el máximo tributo de admiración que nuestro país otorga a sus artistas, intelectuales y políticos. Ninguna otra mujer pintora mexicana ha obtenido esta distinción.

Concluyo mencionando que en el decreto aludido también fue declarado hombre ilustre el músico jalisciense José Pablo Moncayo García (1912-1958), autor del famoso guapango que tanta difusión tiene hasta nuestros días. Moncayo también fue autor de La potranca, composición ejecutada en la película Raíces. Deseo sinceramente que ambos reconocimientos produzcan acciones de gobierno para fortalecer la educación artística en México, desde los niveles elementales de la formación educativa de nuestros niños.