Misterio hasta el final*

Publicado el 31 de enero de 2013

Miguel Carbonell, Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM

La discusión de la Primera Sala de la Suprema Corte empezó mal para Florence Cassez. Muy mal. El proyecto de la Ministra Olga Sánchez Cordero proponía otorgarle un amparo “para efectos”, anulando algunas de las pruebas en su contra y devolviendo el asunto al Tribunal Unitario de Circuito para que dictara una nueva sentencia.

Al inicio de la sesión de la Sala tres Ministros se pronunciaron, uno tras otro, en contra del proyecto. Primero lo hizo el Ministro Cossío, luego Zaldívar y con más contundencia el Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo. Todo apuntaba a que Cassez seguiría presa durante varios meses más, mientras se encargaba un nuevo proyecto al darse el rechazo al trabajo realizado por Sánchez Cordero.

Pero en ese momento interviene un Ministro que lleva pocos meses en la Suprema Corte: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien sostuvo que hubo violaciones a los derechos de Cassez y que los efectos de esas violaciones debían ir en el sentido de otorgar el amparo “liso y llano”, que es un tipo de amparo por medio del cual se ordena la libertad de una persona que está presa. Se trata de una técnica resolutiva en materia de amparo que la Primera Sala de la Corte ha utilizado en los años recientes en otros casos parecidos.

Conociendo la postura de Gutiérrez, la Ministra Sánchez Cordero tuvo una notable agilidad discursiva y cambió de postura, modificando en ese momento su proyecto y adoptó el punto de vista que habían expresado Zaldívar y el propio Gutiérrez. De esa forma se lograron reunir los tres votos a favor de la liberación inmediata. Esos votos abrieron las puertas del Reclusorio de Tepepan para que Florence Cassez pudiera salir por ellas.

En realidad los votos a favor de otorgar el amparo fueron cuatro, si sumamos el del Ministro Cossío, quien votó con sus otros tres colegas, aunque manifestó un desacuerdo con el efecto de ordenar la libertad inmediata.

El Presidente de la Primera Sala, Jorge Pardo Rebolledo se quedó solo al votar en contra del amparo, a pesar de que había reconocido que se habían violado los derechos fundamentales de Cassez. Fue, quizá, la postura menos congruente y con menos sustento jurídico que se pudo observar en la discusión de la Primera Sala.

La reflexión importante que queda ahora, luego de esta larga batalla judicial, es para los mexicanos y tiene que ver con el funcionamiento de nuestro sistema jurídico. ¿Cómo es que pudieron darse las violaciones que refirieron los Ministros en sus intervenciones? ¿cómo es que con pruebas viciadas e ilegales (así lo reconoció incluso el Ministro Pardo) se mantuvo privada de su libertad durante más de siete años a una persona? ¿qué tipo de responsabilidad debe pedirse para quienes participaron en el famoso “montaje” televisivo? ¿qué autocrítica deben hacer los medios de la cobertura que hicieron del supuesto momento de la detención?

Si somos capaces de responder a esas preguntas y demostramos que algo hemos aprendido del caso Cassez, no todo habrá sido en balde. Ojalá sepamos sacar las consecuencias debidas, porque Florence Cassez va a vivir en Francia, pero nosotros seguiremos estando expuestos a un sistema judicial bastante mediocre e incluso corrupto.

NOTAS:
* Se reproduce con autorización del autor, publicado en El Universal, el 24 de enero de 2013