Radiografía de un despropósito*

Publicado el 13 de enero de 2014

Pedro Salazar Ugarte
Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM
pedsalug@yahoo.com

La técnica constitucional de nuestros legisladores es un desastre. Las reformas aprobadas el año pasado pueden pasar la prueba de la política, pero reprueban la del derecho. La peor parte se encuentra en el régimen transitorio de los diferentes decretos de reforma. Este dato -que ya ha sido denunciado, entre otros, por Diego Valadés y por Miguel Carbonell- puede convertirse en un dolor de cabeza para los operadores institucionales y, de paso, desencadenar litigios jurídicos y pataleos políticos innecesarios. Valga un ejemplo.

Con la reforma constitucional de transparencia, el órgano directivo del IFAI se renovará en su totalidad y ahora tendrá siete comisionados. Hoy, en funciones, existen cuatro. Un artículo transitorio -uno de los más intrincados que haya leído en mi vida- contempla la posibilidad de que estos cuatro funcionarios continúen en sus cargos; para lograrlo deben pedírselo al Senado. Esta petición deberá hacerse dentro de los 10 días siguientes a la entrada en vigor del decreto de reforma (es decir, 11 días después de su publicación). Si las dos terceras partes de los senadores avalan la petición, el comisionado o comisionada se quedará. La decisión tiene que adoptarse en un plazo de 10 días porque el transitorio dice que, si los senadores callan por más tiempo, se entenderá que rechazaron la solicitud.

Hasta acá hemos avanzado con cierta claridad. Si entendí bien, en caso de que los actuales comisionados quieran quedarse, tendrán que someterse a un proceso que durará 21 días. Si consiguen los votos necesarios seguirán en funciones. De lo contrario, o si el Senado enmudece, se irán a su casa. Y, entonces, el IFAI quedaría acéfalo.

Pero la claridad no es virtud de nuestros legisladores. Después del procedimiento recién descrito, en el mismo transitorio, puede leerse lo siguiente: "en tanto se integra el organismo garante (...) continuarán en sus funciones (...) los comisionados del actual" IFAI. Acto seguido se puntualiza: "la designación de los comisionados del organismo garante (...) será realizada a más tardar 90 días después" de la entrada en vigor del decreto de reforma. Así que no cuadran ni los plazos ni el sentido de las normas.

El transitorio prosigue trazando reglas que deberán seguirse en los siguientes casos: a) si los cuatro comisionados actuales piden quedarse y logran hacerlo; b) si solamente algunos de ellos lo piden y lo logran; c) si ninguno lo solicita y/o ninguno lo logra. Para cada caso, por si no bastara, se contemplan los plazos que duraría el mandato de los nuevos comisionados. La mezcla arroja un berenjenal de reglas, normas y supuestos que ganaría un certamen en el arte de la confusión. De hecho, al final, no queda claro que sucederá si un comisionado quiere quedarse y no lo logra: ¿se va al momento del rechazo o se queda hasta que nombren a su sustituto?

Los legisladores han logrado agudizar la incertidumbre en una institución que ya venía acumulando incertezas. Y, para colmo, como los males suelen ser contagiosos, podrían emponzoñar la arena electoral. Recordemos que una de las ocurrencias que se aprobaron con la reforma política fue que a los candidatos a consejeros del Instituto Nacional de Elecciones los seleccionará un Comité Técnico integrado -de nuevo- por siete personas y que a dos de ellas la nombrará, precisamente, el IFAI. Así que si el IFAI no se encuentra integrado en tiempo y forma se pondrá en riesgo el -absurdo, dicho sea de paso- procedimiento para integrar al Consejo General del INE. Las ocurrencias pueden salirnos caras.

Las reglas de transparencia necesitaban ajustes profundos y las normas electorales requerían cambios puntuales. Ello, entre otras cosas, suponía fortalecer a las autoridades. Los legisladores han hecho lo contrario. Ahora tenemos un marasmo normativo, incertidumbre jurídica e instituciones vapuleadas en dos áreas estratégicas. La pregunta es inevitable: ¿quién gana con tanto despropósito?.

NOTAS:
* Se reproduce con autorización del autor, publicado en El Universal, el 10 de enero de 2014