¿Monarquía o República?*

Publicado el 11 de junio de 2014

Solange Márquez Espinoza
Doctorante en Derecho, UNAM
@solange_
solange.me@gmail.com

Cuando de hablar de democracia se trata prácticamente todos tienen una opinión. Desde analistas expertos, académicos y por supuesto los políticos y sus partidos políticos que en la mayor parte de las ocasiones más que una opinión abanderan un interés a veces legítimo y otras no tanto. Sin embargo, la opinión que realmente debería interesar por tratarse, precisamente, de una democracia, es la de los ciudadanos. ¿Qué opinan ellos? ¿Qué quieren ellos? ¿Cómo puede estructurarse un gobierno para que escuche a sus ciudadanos y cumpla con los fines de la democracia?

Luego de la abdicación del Rey Juan Carlos al trono de España en favor de su hijo Felipe de Borbón, quien asumiría como Rey el próximo día 18 de junio, la polémica y las manifestaciones han estado a la orden del día en el país ibérico. A favor y en contra de la monarquía, a favor y en contra de generar un cambio en el sistema político español y transformar la monarquía constitucional que ha encabezado Juan Carlos desde la época franquista, por un régimen republicano donde sea el pueblo mismo el que, a través de su voto directo, pueda elegir a su jefe de Estado.

Una decisión que por supuesto afecta de rebote a otros actores del sistema, desde el propio Presidente Rajoy al Tribunal Constitucional pasando por supuesto por las Cortes Generales. Y ni que decir tiene que afectaría a la población en su conjunto. El título de Rey en una monarquía constitucional conlleva la responsabilidad de representar al Estado en el exterior, jefe de las fuerzas armadas. El título de Rey asimismo, implica una línea de sucesión hereditaria en la cual, el pueblo, no tiene ninguna injerencia ni para aceptar o rechazar a quien habrá de ejercer el poder, ni mucho menos, para exigir que le rinda cuentas o en el último de los casos, exigirle que deje el poder en caso de no estar satisfecho con su desempeño.

El pasado sábado, como ya habían venido haciendo durante una semana, miles de personas se manifestaron en el centro de Madrid y en más de 40 ciudades del país exigiendo que se lleve a cabo un referéndum a través del cual los ciudadanos puedan elegir si prefieren: una monarquía o una república. En una encuesta elaborada en días pasados y publicada por diversos medios españoles, entre ellos El País, destacó que más del 62% de los españoles preferiría que se realizara el referéndum en el que la ciudadanía decida si prefiere una monarquía o una república.

Hay que decir que una buena parte de las manifestaciones tienen también su origen en los escándalos en los que se ha visto envuelto el Rey y la casa real en los últimos años que van desde los fraudes financieros de su yerno y la infanta, hasta los amoríos del Rey y sus aventuras como cazador en Botswana cuando el país atravesaba por una de las peores crisis financieras de su historia.

Lamentablemente, tanto el presidente Rajoy como la mayoría de los legisladores se han manifestado en contra de la celebración de un referéndum. Amparados por lo establecido en la propia constitución española, que de ninguna manera contempla la figura del referéndum para este tema, los principales tomadores de decisiones han dejado claro que esta posibilidad es inexistente. Para poder hacer un cambio de este tipo, España tendría que pasar primero por una reforma a la Constitución.

Así que lo más probable es que luego de esta crisis mediática, el 18 de junio Felipe de Borbón, pronto Felipe IV, sea proclamado por las Cortes Generales sin mayores inconvenientes que los propios que le dictará al próximo Rey, el estado actual de cosas en el país, incluida por su puesto, la mala imagen a la que hacíamos referencia líneas atrás. Nada fácil para el nuevo Rey.

NOTAS:
* Se reproduce con autorización de la autora, publicado en El Universal, el 9 de junio de 2014