Desde Rousseau hasta el concepto de Open Government en nuestros días

Publicado el 19 de junio de 2014

Luis Martín Mendoza Ramírez
Estudiante de Maestría en IIJ-UNAM/UIA-León
luismartin01@live.com

La proyección del pensamiento rousseano ha adquirido diversas connotaciones, variables, así como perspectivas, a ello se suman inclusive aspectos históricos, jurídicos, sociológicos y por supuesto constitucionales. Además, entre las interpretaciones que puede haber existen diversas formas de entenderlo y hasta re-dimensionarlo. Podemos inclusive conectarlo con otras líneas, tiempos y corrientes epistémicas.

Por ejemplo, generar un espacio semántico bajo las líneas metodológicas, partiendo “De Aristóteles hasta Rousseau en la implicación de la idea de Democracia”; u otra perspectiva también “Desde Rousseau hasta la Demodiversidad”, en una evolución conceptual del mismo tópico lineal iushistórico y constitucional como hemos dicho.

No por ello, menos importante a lo anterior, mirar  “Desde Rousseau hasta el concepto de Open Goverment en nuestros días”, orienta primeramente a una ontología al menos en perspectiva textual dibujada en la obra “El Contrato Social”, pero no en crítica, sino dentro de la posibilidad de abordar a la sociedad civil como objeto de estudio y necesario empoderamiento desde su óptima visibilización, decir literalmente que en base a este delimitado marco esbozado se plasma una ordenada diferenciación entre El Estado, la Ciudadanía y la Soberanía, además de entender Lo legislativo como su corazón y lo Ejecutivo como su cerebro, en cita al autor ya referido.

Recientemente desde la premisa “Open Goverment” se ha postulado una definición aún en construcción como muchas otras, en tres aspectos: 1) Transparencia, 2) Participación y 3) Colaboración. Surge dicho contexto también desde una Política Pública que puede confundir los fines, es decir, puede posicionarse entonces el pensamiento liberal de la época, entendido también como neoliberal, para así incidir como empresa-sociedad organizada en los programas, acciones, legislación y proyectos que converjan en el Estado mínimo, o bien, una inteligencia cívica que fomente los Derechos Humanos, la Ecología Profunda, la premisa de la Seguridad Humana, así como el dibujo del Estado Neoconstitucional y Convencional de Justicia en México, por ejemplos.

Tal parece que seguimos deliberando y como lo cierra Rousseau en su “Contrato Social”, nos dice que cualquier pacto así como ley o norma, pueden ser revocados (as) y hacer emerger algo nuevo. Ello es un recurso y argumento ahora, ante la embestida de las reformas estructurales que últimamente se han detonado en nuestro país desde una perspectiva regresiva e inconstitucional por supuesto. Ante tal, la sabiduría ciudadana que demanda el saber y hacer gobierno desde una gestión cognoscitiva incluyente puesto que reclama y ejerce su Soberanía.

El Open Goverment quizás no sea neutral pero si podemos utilizarlo como herramienta de control político inclusive, es decir, que posiblemente sea necesario impulsar “otras” reformas estructurales dentro de una agenda legislativa y de política pública desde todos los ámbitos, que como ya mencionamos, posicionando los Derechos Humanos. O quizás, ya no se requiera el fundamento legal hiper-positivizado y mejor, halla que ejercitar un nuevo Derecho Humano, el de la colaboración soberana civil –implícito en nuestro pacto social actual, y no por ello inejecutable, ello implica pues el esfuerzo de los Municipios, Estados y Federación, organismos descentrales y centrales, Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.  De ser seriamente como nos lo aconseja Dworkin, un Gobierno Abierto, primero, en la transparencia en base a la gobernanza 2.0, segundo, desglosar la obligación de construir exhaustivamente los mecanismos de participación ciudadana, y tercero, permitirse abonar colaborativamente en el diseño, implementación y ejecución de políticas públicas, planes de gobierno, leyes secundarias, entre más, de un know how que parte de la sociedad civil y hasta empujar un emprendedurismo garantista.

Surgen pues nuevas líneas metodológicas como Estado de la Sociedad Civil, o de la Administración Pública hacia la Gestión Pública: Una perspectiva de gobernanza de Servicio Civil, además del Ecosistema de Gobernanza Abierta y dentro de la Demodiversidad crítica inclusiva y deliberativa, pero no podría faltar el derecho a disentir de ello.

Entonces, con nuestra Ciudad-República (Cuerpo político), pese a la pasividad estadual, ser asociadas y asociados, es decir Pueblo, y literamente ciudadanas y ciudadanos, o sea, Partícipes de la Autoridad Soberana, para así dejar de ser súbditas y súbditos Sometidos a las Leyes del Estado.