¿Demasiados abogados?*

Publicado el 3 de octubre de 2014

Miguel Carbonell
Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM
@miguelcarbonell
carbonel@unam.mx
www.miguelcarbonell.com

La carrera de derecho es la tercera más demandada en México, según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). La aspiración de miles de jóvenes que logran egresar del bachillerato es convertirse en abogados en el futuro.

Seguramente muchos de esos jóvenes piensan que al estudiar derecho tendrán la oportunidad de ingresar en la burocracia y asegurarse un ingreso económico respetable. Otros tal vez estiman que la carrera de derecho les permitirá convertirse en brillantes asesores de empresas. Unos más eligen derecho por seguir la tradición familiar, o como resultado de la influencia de películas y series de televisión norteamericanas que idealizan a los abogados, o simple y sencillamente, buscan estudiar una carrera que les permita un buen horizonte laboral pero en la que no haya nada de matemáticas en el plan de estudios.

Un reciente análisis del Centro de Estudios para la Enseñanza y el Aprendizaje del Derecho (CEEAD), que tiene su sede en Monterrey, nos ofrece un panorama bastante fidedigno de los estudios de derecho en México y el lugar que ocupamos en comparación con otros países.

En México hay más de 1,600 instituciones de educación superior que ofrecen la carrera de derecho en general; es interesante señalar que un número tan amplio de instituciones que ofertan la carrera se traduce en 34 formas distintas de denominarla.

Las entidades federativas en las que más instituciones de educación superior ofrecen la carrera de derecho son el Estado de México (194), Veracruz (133), Distrito Federal (131), Puebla (102) y Jalisco (90).

Hay que tomar en consideración que en toda Alemania hay solamente 44 centros universitarios en los que se puede estudiar derecho (menos que los que hay en el Estado de Guerrero), en España hay 73 (menos que en Guanajuato) y en Canadá solamente 21 (menos que en Nayarit).

De hecho, el ritmo de crecimiento en el número de escuelas de derecho parece imparable. Se abren 3 nuevas por semana en nuestro país.

En total, son un poco más de 255,000 los estudiantes de derecho en México.

En 2013 se expidieron 37,042 cédulas profesionales que les van a permitir a ese mismo número de personas ejercer la profesión jurídica y patrocinar casos ante cualquier tribunal mexicano. Desde 1970 hasta nuestros días se han expedido 563,011 cédulas profesionales para abogados, muchos de los cuales probablemente sigan ejerciendo la profesión.

Estos son los datos reales de una profesión que necesita reinventarse en profundidad y que debe hacerlo de forma urgente. Las muchas reformas que se han dado en el sistema jurídico mexicano exigen a los abogados una nueva forma de trabajo, una actualización permanente y el desarrollo de capacidades y habilidades para las que no siempre los preparan en las escuelas de derecho.

Por ejemplo, con la introducción del nuevo procedimiento penal con juicios orales, los abogados deben desarrollar habilidades retóricas importantes y deben dominar el arte de hablar en público.

Igualmente, cada vez se exige más de los abogados que se sepan manejar en los llamados métodos alternativos de solución de controversias (MASC), los cuales permiten resolver problemas de forma más rápida y barata a través de la mediación, el arbitraje, etcétera, en vez de acudir a un juicio que se puede demorar varios años en agotarse.

Hoy en día se requieren abogados especializados en ramas nuevas (o por lo menos renovadas) del sistema jurídico mexicano, como lo son el derecho energético, el régimen jurídico de las telecomunicaciones, el derecho del medio ambiente, lo relativo al comercio internacional, la propiedad industrial e intelectual, etcétera. No estoy seguro que en todas las escuelas en las que se imparte la carrera de derecho se les otorgue a estas nuevas ramas del sistema jurídico la importancia que tienen. Creo que en muchas de ellas se les sigue dando preponderancia a los sectores tradicionales del ordenamiento, que son los que mayor saturación profesional presentan y (en consecuencia) son en los que menos oportunidades existen para los recién egresados de la carrera.

México necesita muchos y muy buenos abogados. El mayor reto que tenemos los que participamos en la educación de los futuros profesionales jurídicos es formarlos enseñándoles a seguir siendo estudiantes de por vida, y ofrecer herramientas que los capaciten para hacer su trabajo con calidad y ética. Si logramos incrementar el nivel de los egresados de la carrera de derecho no solamente estaremos ampliando el horizonte laboral de decenas de miles de jóvenes mexicanos, sino que también estaremos mejorando las posibilidades de construir un país mejor, sobre la base de un más robusto Estado de derecho. El reto es enorme. No demoremos mucho en hacerle frente.

NOTAS:
* Se reproduce con autorización del autor, publicado en www.miguelcarbonell.com, consulta de 3 de octubre de 2014