Internet, tareas y plagio: la tentación tecnológica
Publicado el 23 de octubre de 2014 Ricardo Hernández Montes de Oca Politólogo y Maestro en Derecho por la UNAM rhmontesdeoca@gmail.com |
Hace más de dos años colaboro como asesor en la División de Educación a Distancia de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, imparto la asignatura “Partidos políticos y sistemas electorales” para alumnos de quinto semestre de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública. El sistema de educación a distancia de la UNAM tiene entre sus virtudes llevar educación universitaria a alumnos de todas partes del país e incluso del mundo teniendo como herramienta principal la Internet. Además cursar la licenciatura en este sistema da derecho a obtener un título universitario, idéntico al que obtienen los alumnos de sistema escolarizado, es decir, la Universidad no hace distinciones con sus alumnos.
Los alumnos deben estar constantemente conectados a la red para poder acceder a las plataformas virtuales con que cuenta la Universidad y así poder cumplir los requisitos con que cada materia cuenta para aprobar satisfactoriamente.
Imagine el lector la dinámica a seguir, la cual narramos brevemente: cada asignatura cuenta con una plataforma (aula virtual) que se conforma por actividades a desarrollar, como pueden ser controles de lectura, resúmenes, ensayos, cuadros sinópticos, etcétera, las cuales se deben desarrollar en tiempo y forma, para ello, los asesores proporcionamos explicaciones, resolvemos dudas, hacemos llegar a los alumnos la mayor cantidad posible de materiales necesarios para cumplir con sus actividades, alentamos el trabajo... pero los alumnos deben ser autodidactas en su formación, pues no hay contacto personal, más allá de chats, foros o e-mail, donde el profesor no puede seguir los viejos modelos de enseñanza-aprendizaje, no pueda seguir de cerca el trabajo de los alumnos, puede conocer sus dudas si el alumno se las hace llegar, de lo contrario no lo sabrá. No hay más que un alumno frente a su computadora.
Así, se llegan las fechas de entrega de actividades y el fantasma de la Internet y el cúmulo de materiales se hace presente, pues seguramente es más sencillo encontrar un resumen que leer un libro, pero ¿por qué los alumnos recurren a estas herramientas sin saber usarlas? Veamos. Yo tengo dos hipótesis: la primera es que a lo largo de nuestra formación escolar nadie se ocupa de enseñarnos a usar correctamente las herramientas tecnológicas, es decir, en una clase de computación enseñan a usar los buscadores, a encontrar información, pero no nos enseñan a hacer una selección de esa información, no nos enseñan cómo usarla. El famoso copy/paste se hace presente. Los cursos de metodología o de técnicas de investigación deberían explorar algunas herramientas para esto, por ejemplo, deberíamos conocer cómo identificar que un sitio es confiable (en lugar de usar buenastareas.com podemos usar la Biblioteca Virtual Cervantes y otras bibliotecas digitales que cuentan respaldo académico, por ejemplo), debemos aprender a citar todos los materiales que utilizamos para realizar nuestros trabajos, si un párrafo lo tomamos de un artículo le debemos añadir comillas y su respectiva nota al pie (o siguiendo el sistema señalado), si en lugar de copiar un párrafo lo parafraseamos, de igual manera se debe señalar la fuente. Elegir los materiales adecuados, que sean complementarios a lo que nos indican como básicos para la realización de tareas y trabajos es fundamental para llegar a buen puerto en nuestras clases.
Mi segunda hipótesis tiene que ver con los bajos niveles de lectura que hay en el país, asociados al tipo de alumnos con que cuenta el sistema a distancia, me explico. Hace algunos años mi maestro José Woldenberg iniciaba su curso universitario con la siguiente frase: “estoy convencido que el 90% o más de lo que se aprende en Ciencia Política es a través de la lectura”, con el paso del tiempo me di cuenta que tiene razón, pero en un país donde no existen políticas públicas adecuadas de fomento a la lectura, donde las bibliotecas públicas en los estados son, por decir lo menos, deficientes, resulta complicado resolver de tajo el problema de bajos niveles de lectura de los alumnos universitarios, y si a esto le sumamos que nuestros alumnos a distancia son, en su mayoría, de algún estado de la República (es decir, con poco acceso a librerías y con malas bibliotecas públicas), y que cuentan con diversas actividades además de estudiar, por ejemplo trabajan de tiempo completo, atienden a su familia, o estudian otra cosa, pues la cosa se pone compleja.
¿Cómo lograr que la Internet y sus miles de fuentes sean usadas correctamente en los sistemas a distancia?
Supongo que la tentación siempre estará presente, pues es más fácil copiar una tarea de buenastareas.com y tardar no más de cinco minutos en ello, que hacer una lectura de alrededor de cincuenta páginas, y luego hacer una actividad, lo cual lleva por lo menos tres horas (dependiendo la rapidez de la lectura, su comprensión y complejidad). En mis cursos, luego de notar que existía un uso incorrecto de las fuentes electrónicas, decidí tomar medidas drásticas, el primer día indico que cualquier tipo de plagio (copy/paste) se hará acreedor a un 5 de calificación final, ni siquiera NP, aún así sigo con casos de este tipo. Lo siguiente que hago es indicarles cómo citar correctamente las fuentes, cómo buscar información en la Internet, recomiendo algunas páginas que cuentan con respaldo de instituciones académicas.
Quizá ya es hora de replantear los métodos de enseñanza-aprendizaje y hacer de las TIC herramientas de apoyo, pero recordar que las bibliotecas nos siguen ofreciendo múltiples opciones, que cuando uno se acerca a los estantes las posibilidades de ampliar conocimientos son impresionantes, ya que generalmente alrededor de los libros clásicos, por ejemplo, se encuentras diversos estudios sobre ellos, o bien, quizá buscamos una edición anterior y nos encontramos con una reciente, estos aspectos nunca nos lo podrá proporcionar la Internet.
Lo que necesitamos, es entender y mover el sistema desde abajo, desde la educación básica se deben ir proporcionando las herramientas adecuadas, todas las comunidades deben tener bibliotecas públicas que en verdad puedan presumirse como tal, mientras esto no suceda la tentación de la Internet siempre estará presente.