El Frente de Unificación Sudcaliforniano, setenta aniversario de ls luvha por un gobernador civil y nativo1

Publicado el 27 de noviembre de 2014

 Alfonso Guillén Vicente
Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur
aquillenvic@gmail.com

La vida del FUS se remonta a 1944, cuando vivió la primera de sus tres etapas. Presidia el gobierno del entonces Territorio Sur de la Baja California el general Francisco J. Múgica, nombrado por el presidente de la República Manuel Ávila Camacho después de que el constituyente michoacano perdió la batalla por la sucesión presidencial de 1940.

Desde aquella primera fase se marcó el objetivo de lucha. El doctor Francisco Cardoza Carballo (qped), fundador y presidente del Frente de Unificación Sudcaliforniano, mencionó en una entrevista de hace treinta años que:

“Habiendo observado que todos los gobernadores eran nombrados por el Presidente de la República por mandato constitucional, veíamos también que en la Constitución no se permite tener el nombramiento de jefe militar y jefe civil al mismo tiempo. Eran una contravención a la Constitución los nombramientos de gobernantes militares con el mismo cargo de jefes de la Tercera Zona Militar”.

Pero no sólo estaba la cuestión del mandato civil y militar en una sola persona. Existía también el grave problema de que los gobernadores venían de fuera de la entidad y

“… traían todos sus funcionarios…hasta los boleros y peluqueros. Los empleos de segunda y tercera categoría eran para los sudcalifornianos. De tal manera que en cada cambio de gobierno todo mundo estaba pensando si quedaría con el empleo o no, ya que en aquellos tiempos no había ley de protección para los trabajadores de un gobierno local”2.

Ante tales situaciones, el FUS entra en escena con el lanzamiento de un manifiesto, precisamente en 1944, firmado por Francisco Cardoza Carballo, Miguel Cornejo, Félix Ortega, Estanislao Cota, Efraín Cornejo, miembros distinguidos de una clase media ilustrada que ya tenía “más conciencia política, más conciencia de lucha”. En dicho documento no aparecía todavía la demanda de que el Territorio se convirtiera en estado, porque a decir del dirigente: “. . .la población en esa época no llenaba los requisitos que exige la constitución, ni la economía tampoco”3.

En cambio, se formularon una serie de peticiones que después serían recogidas por el mismo Frente sudpeninsular en posteriores etapas:

“Pedíamos que el Presidente nombrara una persona del Territorio; una persona nativa, preparada, que pudiera ser gobernador. Queríamos que no fuera militar, que no tuviera el mismo puesto como jefe de la Zona Militar. Además, demandábamos que se restituyera el Tribunal Superior de Justicia, porque en una época funcionó siendo Territorio”4. Se solicitaba también que se restituyeran los municipios libres.

En estas demandas se encuentran prefigurados los alcances y limitaciones de dicho movimiento. No sería lanzado desde una posición de clase, pero tomaría mucha fuerza entre los grupos mayoritarios porque nacía de una situación que aparecía como la causante del atraso económico, social y político de la sociedad sudcaliforniana.

Al parecer, la relación del FUS con el general Múgica fue bastante estrecha ya que el divisionario michoacano aceptó los planteamientos del organismo. Y no sólo los recibió de buen grado sino que los apoyó, puesto que

“Se propuso ayudarnos de tal manera que nos proporcionó los medios necesarios para difundir nuestra idea en todo el Territorio, en todas las delegaciones de gobierno de entonces. Nos concedió que por plebiscito se eligieran los delegados municipales. . . Esto se hizo en una forma muy sencilla y democrática. . .  se lo comunicábamos al gobernador e inmediatamente el extendía el nombramiento al que hubiese resultado triunfador, fuese quien fuese”5.

Francisco J. Múgica fue más allá. Después de un corto tiempo, llamó a los dirigentes del Frente y les hizo llegar su renuncia como gobernador del Territorio Sur de Baja California. En un gesto calificado por los propios miembros del FUS como “inusitado”, les entregó una carta que a la letra dice:

La Paz, B. California,  Noviembre 7 de 1945.

C. Gral. De División

Manuel Ávila Camacho,

Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

Palacio Nacional.

Hace pocos meses que un grupo ciudadano de este lugar, fundó una agrupación denominada “Frente de Unificación Californiano”, con el propósito de emprender una vigorosa campaña para pedir al Gobierno Central se sirviera designar un Gobernador Nativo. Dicho grupo tuvo la gentileza de comunicarme sus propósitos así como un programa de acción anexo en que se expresa sanos y justos propósitos para esta entidad Sudcaliforniana.

Mi respuesta al Frente, fue en el sentido de solidaridad completa con el anhelo que persigue de ser gobernados por personas cien por ciento arraigadas e identificadas con el Territorio y que para facilitar a usted una solución de este anhelo, presentaría por conducto de los directivos de dicho Frente, mi renuncia ante Ud. pues pienso que es justo y conveniente para la Baja California verse gobernada de una manera más orgánica y concordante con nuestra carta Fundamental. Aparte de que reconozco que la designación de personas extrañas para el alto puesto del Gobierno en la Baja California, implica siempre inconvenientes de mayor o menor magnitud que repercuten en forma política en la entidad.

Consecuentemente pues con mis deseos de solidaridad para con estos ciudadanos y con el propósito que tengo de no ser obstáculo alguno en ningún momento para que Ud. pueda desarrollar la política que estime pertinente en relación a este Territorio, presento ante usted FORMAL RENUNCIA de mi empleo de Gobernador del Territorio, suplicándole se designe hacerme conocer su resolución al dictarla, con objeto de preparar la entrega de la entidad en debida forma el día 1º de enero, según deseos expresados por los propios miembros del Frente.

Hago a usted presente, ciudadano Presidente, mi atenta consideración y respeto.

SUFRAGIO EFECTIVO, NO RELECCION

EL GOBERNADOR DEL TERRITORIO

GRAL. DE DIV. FRANCISCO J. MÚGICA

Con la renuncia de Múgica en la mano un grupo de personajes sudcalifornianos entre los que se encontraban el mismo Francisco Cardoza Carballo, Félix J. Ortega, Pablo L. Martínez, Alejandro D. Martínez, Tito Gerónimo Cardoza, Fabián Avitia, Julio Arce, Antonio Navarro Encinas, Juan González Rubio y José Ma. Meza Olmos, se entrevistó con el Presidente Ávila Camacho.

Éste aceptó la renuncia pero nos dijo: “vamos a nombrar un sudcaliforniano, el general Agustín Olachea Avilés, y aunque es militar es la única excepción porque tiene que ser jefe de la Tercera Zona ya que estamos en estado de guerra”6.

Se cumplía a medias el planteamiento del FUS: designaban un gobernador nativo aunque miembro activo del ejército. A los sudcalifornianos les pareció justificado el motivo que se le dio para nombrar un militar y así lo expresaron siempre. En un desplegado que publicaron cerca de veinte años después en Excélsior,  durante la tercera etapa del Frente de Unificación Sudcaliforniano7 manifestaron que:

. . .claramente se hizo constar que dado el estado de guerra del país y la situación geográfica del Territorio, se quería mantener aún la unidad de mando militar y civil.

NOTAS:
1. Avance del libro conmemorativo que publicará la UABCS en 2015 con el título: De Sudcalifornia a Baja California Sur.  50 años de gobiernos civiles. Con la colaboración de Brenda Aguilar, Mayra Cota, Adriana Murillo y Ángela Meza.
2. Entrevista de Elizabeth Cardoza Castro para la revista PANORAMA, Universidad Autónoma de BCS.
3. Ibidem.
4. Idem.
5. Médico Francisco Cardoza Carballo (qepd), entrevistado en 1984.
6. Entrevista al Dr. Francisco Cardoza Carballo, ya citada.
7. La carta renuncia del general Múgica y el desplegado publicado en el diario Excélsior se  encuentran en el apéndice del libro: Baja California Sur, los procesos políticos y el cambio institucional,  La Paz, 1987, editado por la UABCS, la UNAM y la SEP, a cargo de Juan Preciado Llamas.