Justicia cotidiana1

Publicado el 20 de febrero de 2015

José Ramón Cossío Díaz
Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
@JRCossio
jramoncd@scjn.gob.mx

El 27 de noviembre pasado, el Presidente de la República propuso un conjunto de acciones en materia de seguridad y justicia. Entre ellas y de manera intencional, eligió hablar de ?justicia cotidiana? para agrupar todo aquello que no estuviera relacionado con el ámbito penal. Si sus propuestas fueron una respuesta a lo sucedido en Ayotzinapa, la inseguridad, la lucha contra la delincuencia y el modo como se están tratando los derechos humanos, quiso generarse y distinguirse un concepto aparte. Se le llamó lo ?cotidiano? para entender que no forma parte de lo excepcional, al menos no en la manera en la que se sigue entendiendo la gravedad penal de lo que vivimos. En esta visión, lo cotidiano es lo que todos deberíamos hacer y tener día a día, más allá de lo puramente delincuencial y de las formas que se están utilizando para combatirlo.

Al diferenciar los problemas entre la justicia de excepción y la ordinaria, se generaron campos autónomos para la reflexión pero, sobre todo, para la construcción y remediación. Respecto del primero y, precisamente por serlo, se consideró posible el mantenimiento de soluciones extraordinarias como la imposición del derecho penal del enemigo. Respecto del segundo, y precisamente por considerarlo distinto a lo excepcional, equivocadamente podría entenderse que las soluciones debieran ser simplemente correctivas. Podría suponerse que como los temas y problemas son cotidianos y, por lo demás, no excepcionales, bastaría con ajustar lo prevaleciente para que las cosas fueran mejor.

Con independencia de que la gravedad de los problemas en materia de seguridad pública que alcanzan niveles de seguridad nacional, no permitan distinciones simples entre lo ordinario y lo excepcional, lo cierto es que en vías de reflexión y actuación, ambos pueden manejarse separadamente. Ello, siempre que se mantenga claro el contexto general de actuación. Es imposible suponer que aquello que deba acontecer en materia mercantil, laboral o administrativa, no se verá afectado con el deterioro general impuesto por las actividades delictivas, la connivencia política que las permite, las acciones empresariales que las bendicen o la creciente afectación al actuar cotidiano de la población.

Atender a los problemas de la justicia cotidiana en las condiciones expuestas, implica comprender que se está frente a todo lo que no sea penal. Es más, también frente a lo que sea penal, con exclusión de la excepcionalidad impuesta por la crisis de seguridad. Se trata, entonces, de entender la manera como debiera realizarse todo aquello que dentro del amplio campo de los conflictos humanos, pudiera terminar en el ámbito de resolución de los juzgadores nacionales. Las materias son claras: civil, administrativa, laboral, mercantil, etc. Lo que ya resulta más complicado e interesante, es determinar el modo de enfrentarlos.

Hasta ahora, las soluciones que se han propuesto son en la lógica de ?más de lo mismo?. Como ?se dice? el problema en materia de justicia es la falta de acceso, lo que debiera hacerse es facilitarlo; como la dilación de los procesos agravia, deben acortarse; como las sentencias no se cumplen, deben serlo. Antes de buscar soluciones acumulativas de la litigiosidad judicial, deberían establecerse mecanismos para evitarla. Al igual que acontece con la medicina, la condición preventiva podría ser redituable. Evitar que la gente vaya a litigios es mejor que aumentar sin fin los juzgados, permitir que abogados de muy mala calidad representen a las partes y lastimen sus intereses, asignar recursos sin fin a una actividad que se autoreproduce. Leyes de mejor calidad, entendimiento y remoción de los puntos generadores de conflictos o establecimiento de efectivos medios de solución de conflictos, son algunas de las posibilidades preventivas de las que puede echarse mano.

Mejorar las condiciones de la llamada justicia cotidiana es indispensable para tener alguna forma de convivencia social. En los próximos días, el equipo encabezado por Sergio López Ayllón estará convocando a foros temáticos para recoger opiniones, propuestas y soluciones. Ojalá que quienes participemos en tales ejercicios, no terminemos proponiendo soluciones de ?más de lo mismo? pues, como se sabe, de ahí no saldrá sino más de lo mismo.

NOTAS:
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en El Universal, el 6 de enero de 2015.