Tragedia en el cuadrilátero. Daños sufridos por los deportistas en la práctica del deporte

Publicado el 23 de abril de 2015

Georgina Alicia Flores Madrigal
Técnico-académico en el Instituto de Investigaciones Jurídicas y profesora de la Facultad de Derecho de la UNAM
georginalicia@hotmail.com

“Lucharán sin límite de tiempo”

La lucha libre de exhibición es hoy el estilo más popular de lucha libre profesional en México, cuyo objetivo es el entretenimiento, colmado de drama, humor y algarabía, rudos y técnicos, bandos que se identifican por su estilo de lucha, y combaten cuerpo a cuerpo como adversarios, se enfrentan con el propósito de derribar al contrario mediante la utilización de llaves —formas de inmovilización en coordinación con movimientos seriados—, vapuleos y gran habilidad, y en el que todo el cuerpo es un elemento de ataque y de defensa, dentro de un ring, de forma cuadrada, almohadillado y delimitado por tres cuerdas. Por lo que quien practica en dicho espacio debe tener un acondicionamiento físico, musculatura, resistencia, elasticidad y velocidad, elementos indispensables en una actividad en la que hasta para caer se aprende, como se aprende a combatir “sin” lesionar.

Sin embargo, las tragedias ocurren, pues las lesiones y los accidentes son “reales”. Tan lo son que pueden producir la muerte o la invalidez, como se ha constatado en hechos desafortunadamente recientes. Ciertamente, el deporte de la lucha libre supone un riesgo para la integridad física de quien lo practica, en la medida en que el cuerpo se ve expuesto al contacto directo, al combate cuerpo a cuerpo, lo cual, indudablemente, eleva el riesgo para la integridad física, que se traduce en daños, que van desde las lesiones hasta la pérdida de la vida misma.

La lucha libre profesional presenta una serie de elementos a considerar; por una parte, es un deporte de contacto que conlleva un beneficio de su explotación, consecuentemente, los que en él participan asumen el riesgo implícito al mismo. Las lesiones sufridas durante la realización del deporte son riesgos que corren, en la medida en que conocen tales riesgos y aun así deciden practicarlo. Ello hace que, en principio, cuando se produce alguna lesión derivada de ese riesgo propio de la actividad, no haya obligación de reparar, la que si existiría cuando el mismo hecho se produce fuera de la práctica deportiva. El infortunio sufrido, mientras se lucha, se debe atribuir a los propios riesgos del deporte, sin que se pueda imputar responsabilidad alguna a los demás luchadores que intervinieron en ella, en la medida que se produjo en circunstancias y como consecuencia de dicha actividad deportiva, de por sí de naturaleza sumamente peligrosa para los luchadores. De manera que si las lesiones se producen dentro del ring, como es el caso, en el marco de un evento deportivo profesional, y no existe, por parte de los deportistas que intervienen, una conducta dolosa, dichas lesiones —si bien, privan de la vida al deportista y se busca imputar responsabilidades por dicho hecho ilícito civil, debe tenerse en cuenta que en la lucha libre se aprende a pelear y no a lesionar, no existe intención, y si éstas se producen— son el resultado del contacto directo, del combate, de la naturaleza del deporte, en cuyo caso, la pérdida de la vida, que es la más grave de las lesiones, constituye un daño sufrido, principalmente, por quien pierde la vida, pero también sufrido por las personas allegadas a él.

Por todas estas consideraciones estimamos que no es imputable a los deportistas que participaron en la función, a título culposo, negligencia, la acción que originó la pérdida de la vida de uno de sus compañeros deportistas, en tanto que dicho suceso es consecuencia, desafortunada y siempre sentida, del deporte de contacto.

Sin embargo, cuando algún luchador resulte lesionado en la función en que actúe, será obligación del empresario o promotor cubrir el 100% de los gastos de curación y hospitalización, según lo amerite la lesión. Se entiende que cubrirá, igualmente, los gastos correspondientes a las exequias, como puede constatarse en el caso que nos impulsa.

Es momento de prestar atención a los accidentes en el ámbito deportivo, en la medida en que quedan circunscritos no sólo los deportistas, sino también los promotores, empresarios, autoridades, espectadores, como ha quedado expuesto en sucesos no tan recientes pero sí pertinentes, ¡cómo olvidar al pajarito¡