La izquierda partidaria en Baja California Sur.  Un balance a cuatro décadas de su conversión de territorio en estado libre y soberano

Publicado el 11 de mayo de 2015

Alfonso Guillén Vicente
Profesor-investigador en el Departamento Académico de Ciencias Políticas y Administración Pública de la UABCS
aguillenvic@gmail.com
con la colaboración de Monserrath Loyo Onofre

Desde la aparición del Partido Popular Socialista, en los comicios para elegir a las  autoridades de la media península en el proceso de su conversión en estado libre y soberano, hasta la participación de la coalición denominada Movimiento Progresista, formada por el Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano, en el proceso electoral 2014-2015, pasando por los dos sexenios que la denominada izquierda gobernó Baja California Sur (1999-2005 y 2005-2011), puede resultar provechoso, para esa tendencia y para la región en general, hacer un recuento histórico de su participación electoral.

Ante la falta de una plataforma seria para enfrentar la problemática actual de Sudcalifornia, por parte del PRD (aunque ahora vaya en coalición) en su campaña electoral 2015, y con claroscuros en la gestión de los gobernadores Leonel Cota Montaño y Narciso Agúndez, con administraciones modernizadoras pero sin clara vocación de izquierda en temas de educación, turismo y democracia parlamentaria, nos queda la idea de que esta corriente ideológico-política tenía más solidez y sustento a principios de los años ochenta del siglo pasado, cuando con un espectro multipartidario se preocupaba por cambiar el rumbo de la naciente entidad federativa.

Fuera del importante 7% obtenido por el Partido Popular Socialista en las elecciones de diputado federal de 1967 y las esporádicas apariciones de Acción Nacional en 1958 y 1973, con candidatos propios a la única curul que se disputaba en la media península, no hubo mención en los procesos electorales federales inmediatamente anteriores a la conversión de territorio a estado.

Las elecciones del Congreso Constituyente en 1974 recogieron casi 35 mil sufragios de un padrón de 74 mil electores. El Revolucionario Institucional obtuvo poco más del 83%de los votos, pero no llegó al 40% de los empadronados. El PAN participó y recogió dos mil votos, mismos que alcanzó el PPS.

La candidatura de Rosario Ibarra de Piedra fue bien recibida en algunos sectores de la población. Baja California Sur no fue la excepción. Sin embargo, el casi 4% de los votos que acreditó el Partido Revolucionario de los Trabajadores a nivel estatal fue también el producto del trabajo político de un núcleo de militantes, quienes desde mediados de los años setenta del siglo XX se hicieron presentes en sindicatos independientes y movimientos populares, primero como el denominado Grupo de Acción Popular, después como Regional del PRT. La Paz y Comondú fueron los municipios calisureños donde más se sintió esa influencia, superando el 4%. Desde luego que no podemos olvidar aquí la labor del Bloque de Delegaciones y Maestros Democráticos de la Sección III del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, integrante de la CNTE, que por aquella época todavía no entraba en ese periodo de latencia en el que se sumergió en la mitad de los años ochenta del siglo pasado, para resurgir con fuerza a finales de esa década con el nombre de Corriente Democrática Sindical (CDS).

El Partido Socialista Unificado de México (PSUM) ocupó el cuarto lugar en Sudcalifornia durante las elecciones presidenciales de 1982, con el 2.6% de los sufragios. Bajó porcentualmente en comparación con los resultados estatales del Partido Comunista Mexicano en 1979, aunque incrementó el número de sus votantes, de casi mil setecientos a poco más de dos mil trescientos. Cabe recordar aquí la crisis que vivió en la entidad el PSUM prácticamente desde que se fundó. Desplazados los ex militantes del PCM de la dirección pesimista por aquellos cuadros provenientes del Partido del Pueblo Mexicano, el Socialista Unificado de México había sufrido los efectos  de una división importante a nivel local en el pleno conjunto de febrero de 1982, y unos días antes de la llegada del candidato presidencial del PSUM  a la media península, Arnoldo Martínez Verdugo, había renunciado el secretario general estatal. De esa manera, no pudo este partido extender su fuerza a todos los rincones del estado y debió contentarse con figurar únicamente en los municipios de La Paz y Mulegé.

Con la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, el Frente Democrático Nacional destacaría en el municipio cabeño, igual en el área urbana que en la rural, al recoger el descontento con la política modernizadora de Miguel de la Madrid Hurtado, particularmente con aquellas medidas de adelgazamiento del sector público, elemento vital para una entidad tradicionalmente subsidiada como Baja California Sur.

A nivel estatal, los distintos partidos que apoyaban al ingeniero Cárdenas Solórzano sumaron el 25% de los votos, y Acción Nacional el 18.5%. El Partido Revolucionario Institucional sólo obtuvo 52.5% de los sufragios, la más baja de las votaciones recibidas en favor del candidato oficial desde 1924, cuando Calles enfrentó al sinaloense Flores.1

En lo que respecta a la izquierda, pensamos que vale la pena hacer un recuento de aquellos seccionales que en los comicios presidenciales de los años ochenta registraron porcentajes significativos de votos en los distintos municipios sudcalifornianos. En Los Cabos, el Partido Revolucionario de los Trabajadores fue el único que obtuvo cifras decorosas dentro del espectro de la izquierda electoral de 1982. En la cabecera municipal, San José del Cabo alcanzó el 3.6%, y destacó también en Santa Catarina y San Bernabé (2.85%), y en Las Cuevas y Santa Cruz (4.4%). Mención aparte merece el seccional correspondiente a Caduaño, un ejido con interesante experiencia de organización independiente a principios de los años setenta, que se relacionó con el denominado Grupo de Acción Popular, donde se registró un 18.8% en favor del PRT. En este ejido, Cuauhtémoc Cárdenas repitió la dosis en 1988, con el 20% de los sufragios. Resultados muy importantes recogió el ingeniero Cárdenas Solórzano en el municipio cabeño. En la zona urbana josefina, el FDN logró un 34% de la votación, muy por arriba del 25%, que fue su promedio estatal, y del 28%, su porcentaje municipal. Lo mismo podemos decir de lo que se conocía como el seccional cinco, que englobaba las casillas de Santa Catarina y San Bernabé (32.6%). En la casilla correspondiente a Santa Cruz, el candidato presidencial frentista se alzó con el triunfo al obtener el 52% de los votos.

En el municipio norteño de Mulegé, las secciones donde la izquierda destacó por su presencia en 1982 fueron las urbanas de la cabecera Santa Rosalía —de la dos a la seis—. Las cuatro últimas repitieron también en 1988, con porcentajes situados arriba del 33%. Eran casillas donde trabajadores de la Fundición, mineros y ambulantes duraron casi una década sufragando por la izquierda, merced al trabajo de un grupo de maestros desde varios lustros atrás.

Mulegé Pueblo también se hizo notar en 1982 cuando dio al PSUM un 11% de los votos. En ese mismo año, Isla San Marcos, La Bocana y Punta Abreojos, en la llamada zona Pacífico Norte, se distinguieron por su preferencia para el Revolucionario de los Trabajadores; pero no repitieron en favor de Cárdenas en 1988.

Todos los seccionales correspondientes a la zona urbana de Ciudad Constitución, municipio de Comondú, registraron votaciones relativamente significativas en favor de Rosario Ibarra de Piedra en 1982. Pero en el seccional número siete (Cuartel de Bomberos y la casilla de  la esquina de Degollado y Villa) fue el Partido Socialista de los Trabajadores el que figuró con el 13% de los sufragios. En el seccional número nueve de la propia cabecera municipal, donde se ubicó la colonia Roberto Esperón, los votos de la izquierda se dividieron entre el PRT (casi 6%), el PST (arriba del 4%) y el Socialista Unificado de México (2.4%). Fue precisamente esta última sección urbana la que destacó en las elecciones presidenciales de 1988 con el 34.25% para Cuauhtémoc Cárdenas.

Otros seccionales de Ciudad Constitución que refrendarían su inclinación por la izquierda el primer domingo de julio de 1988 serían el número diez (casillas localizadas en las Escuelas Primaria Pablo L. Martínez y  de Educación Especial), y los números siete y ocho (casillas de Colonias INDECO y Felipe Ángeles). En ellos, el FDN obtuvo porcentajes superiores al 24%.

En la zona rural comundeña hay que destacar que en los comicios presidenciales de 1982 los Ejidos Ley Federal de Aguas números uno y cinco le acreditaron al Revolucionario de los Trabajadores un poco más del 6% cada uno. En Puerto Adolfo López Mateos, Villa Hidalgo y Villa Zaragoza también el PRT se apuntó una buena cantidad de sufragios en 1982. En el primero de ellos, además del 16% perretista, apareció el Popular Socialista con el 3% y el PSUM con un 2.5% nada despreciable.

Para las elecciones federales de 1988, únicamente el Ejido Ley Federal de Aguas número cinco y el seccional número 17 (Villa Hidalgo y Ramaditas) aportarían una gran cantidad de votos frentistas (33.9 y 39.2%, respectivamente).

El Triunfo y el ejido El Rosario fueron las zonas rurales del municipio de La Paz donde el Partido Socialista Unificado de México levantó buena cosecha en 1982 (14.4 y 36.6%, respectivamente). Entre Las Pocitas, el PSUM no se vio mal con el 3.7% de los votos. En los poblados aledaños a la capital del estado, El Centenario y Chametla, fue el Partido Socialista de los Trabajadores la organización de izquierda mejor colocada con casi el 6% de los sufragios. San Antonio, Pescadero y el rancho El Refugio también se distinguieron por su preferencia en favor de la izquierda.

Por lo que toca a la zona urbana paceña, una treintena de seccionales le dieron a la candidata presidencial del PRT, en 1982, porcentajes por arriba del promedio municipal, entre el 5 y el 6% de la votación, en la mayoría de ellos. De todas estas secciones, la mitad de ellas se distinguió porque en ellas la izquierda en su conjunto sumó, en ese 1982, cifras que rondaron el 10%, porcentaje digno de tomarse en cuenta como indicador de un trabajo político, de una presencia más o menos constante. La lista se acorta significativamente si eliminamos a aquellos seccionales que en 1988 no aportaron en conjunto porcentajes importantes a la candidatura de Cárdenas Solórzano. Finalmente, nos quedamos con las secciones electorales paceñas que en 1982 y 1988 se destacaron para el conjunto de la izquierda y donde existieron experiencias de organización independiente en los grupos de colonos. Éstas representaron la base sólida de los votos izquierdistas, más allá de las zonas citadinas, donde los partidos recogieron votos más por la labor de difusión, el prestigio de los candidatos o el peso importante de ciertos militantes en la opinión pública, que por una tarea más de acuerdo con los propósitos que dijeron inspirar a este tipo de organizaciones políticas. El entonces seccional número uno, donde se encontraba la Colonia Colina del Sol, y aparecieron colectivos como el Comité de Defensa Popular (CDP) y el Comité de Pueblo, este último ligado al Partido del Pueblo Mexicano, es uno de los ejemplos que queremos resaltar en el recuento de aquella época.

Hoy, un necesario relevo generacional despunta en los actuales partidos de izquierda en Baja California Sur. A ver si las nuevas generaciones permiten volver a construir un polo sólido con alternativas de solución a la compleja problemática de Baja California Sur. Ya que la aparición del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en la media península puede también  contribuir al fortalecimiento de esta labor de reconstrucción, a condición de que también se deje paso a las nuevas generaciones y no pese tanto la trayectoria personal de algunos candidatos que en algún momento apoyaron al líder nacional de ese instituto político.

NOTAS:
1. Guillén Vicente, Alfonso, “Baja California Sur”, en González Casanova, Pablo y Cadena Roa, Jorge (coords.), La República mexicana. Modernización y democracia de Aguascalientes a Zacatecas, México, La Jornada Ediciones-UNAM, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Humanidades, vol. I, 1994, p. 70.