Teoría del caos y elecciones

publicado el 23 de junio de 2015

Óscar Rafael Hernández-Meneses
Estudiante de derecho de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco

Anexo al programa asistente de investigación de esta Universidad, con las
líneas Derecho Constitucional y Ciencia Política.
Rafahm93@hotmail.com

Pronosticar los posibles efectos, pensando en lo peor o lo mejor que pueda suceder, de esto trata de forma amplia la teoría del caos. Ésta estudia los sistemas dinámicos no lineales, así como los sistemas en constante cambio y que son sensibles a condiciones donde todo el sistema —redundando— no es la suma de sus partes.1

América Latina es una región que ha sido azotada por distintos cambios sistémicos, el medio-continente fue víctima de distintas oleadas democráticas, representando para sí un cambio evolutivo o involutivo en algunos países.

En el fenómeno mexicano se encuentre en el debate respecto a si estamos en una “democracia frágil” o si ya vivimos una “transición democrática”; también se cuestiona si “el régimen autoritario se ha vuelto muy perspicaz” o si finalmente “estamos viviendo una época de reinstauración autoritaria”. Dejaré al lector que reflexione sobre esas cuestiones. La teoría del caos —como mencione anteriormente— no necesariamente tiene que ver con destrucción, sino más bien con los efectos que pueden tener un ligero rose o un pequeño movimiento —explicado de la forma más amplia y sin entrar a detalles—.

En este caso, nos encontramos próximos a celebrar elecciones para elegir 500 diputados federales, 641 diputados locales, 993 cabildos municipales, 16 delegados en el Distrito Federal, 9 gobernadores. Probablemente hay quien piense que estas elecciones no son importantes, en la medida en que sólo elegiremos diputados –—locales y federales—, ayuntamientos y algunos gobernadores en determinadas entidades federativas. si bien no se está eligiendo al presidente de la República, senadores y la gran mayoría de los gobernadores, aun así, el hecho de cambios en los curules y puestos públicos significará igual un cambio de mentalidad, y ésta está condicionada a lo que nosotros como votantes elijamos.

Dentro de este debate —sobre la elección— me referiré sólo al ámbito de las entidades federativas —dejando a una lado el comentario sobre diputados federales—, en las que se elegirán a diputados locales y cabildos —coloquialmente se piensa que se elige presidente municipal, pero eso sólo la hace de primer regidor, se vota por el cabildo, no por el presidente municipal—.2

Comentando sobre diputados locales, su importancia es radicalmente exorbitante, puesto que, como sabemos fehacientemente, además de legislar, sirven como un contrapeso entre los otros dos poderes3 de las entidades federativas, la aprobación de cuentas públicas, etcétera; a su vez, el hecho de elegir a un determinado diputado significa un cambio enorme para la entidad federativa, ya puede significar que ésta prospere o esté condenada por tres años a la mediocridad; así, la teoría del caos —vinculándola— ve esta elección como un “¿qué es lo que pasaría si se elige a determinada persona?”, ya que, como mencione anteriormente, la mentalidad de quien ocupe el curul será la que vote por nosotros; puede darse el caso de que el diputado vote honorablemente y cumpla con lo que le corresponde, pero de igual manera puede que él actué corruptamente y deje de ser un representante del “pueblo” y se convierta en “un representante de intereses”.

En nuestro país, el municipio es la base de la organización política y administrativa del Estado, su importancia es tal que se puede llamar la célula de mayor importancia, porque es allí donde el impacto de la política nacional repercute, o por un simple hecho que suceda en él, pueda causar una repercusión a nivel nacional. Casos como Ayotzinapa, Acteal, Guardería ABC, y Radilla ocurren en municipios, y, en su gran mayoría, las autoridades municipales tienen una gran participación, por lo tanto, hay que pensar de forma caótica, considerando los efectos futuros, fijándose bien por quién votar.

Por último, para aquellas entidades federativas en donde se elegirá gobernador, se debe repensar en los posibles efectos, votando —considero en estos tiempos— por la persona y no fanatizarse por un color. La persona que esté en el cargo significará para la entidad un cambio para bien o un aletargamiento.

Finalizamos con que el hecho de pensar de forma caótica, y tomando en serio de que un ligero cambio, un ligero supuesto, o una ligera acción, puede significar nuestra prosperidad o nuestra ruina. Ojalá y el día de las elecciones se actué con conciencia y se piense que la política no es algo “del ahí se va”, sino algo que repercutirá en nuestras vidas y la de nuestros hijos, en nuestro desarrollo o en nuestro retroceso. No sólo en beneficio o perjuicio de quienes votaron, sino de todo el país.

NOTAS:
1. Luévano Ramírez, Dan Eric, “Teoría del caos y sus posibles implicaciones en psicología”, Enseñanza e Investigación en Psicología, vol. 9, núm. 2, julio-diciembre de 2004, pp. 389-402.
2. El artículo 115 de la Constitución así lo establece en su fracción I: “cada municipio será administrado por un ayuntamiento de elección popular directa”.
3. De igual forma ha de tomarse en cuenta a los organismos constitucionales autónomos, puesto que ellos representan un papel exponencialmente importante, y en gran parte, en las entidades federativas, la elección de sus dirigentes recae en la votación de los diputados locales. Puede verse Hernández-Meneses, Oscar Rafael, “Los organismos autónomos en México”, Políticas y Constitucionalismo. Revista Internacional de Ciencias Políticas, Derecho Constitucional y Filosofía del Derecho, vol. I, núm. 3, julio-diciembre de 2014.