Abogados: retos y perspectivas ante los nuevos paradigmas del derecho mexicano

17 de agosto de 2015

José Raymundo Jiménez Cuatepotzo
Candidato a maestro en Derecho Constitucional y Procesal Constitucional
por el Centro de Investigaciones Jurídico-Políticas de la UATx
Abogado.jrayj@gmail.com
Abogado José Raymundo Jiménez

A propósito de que en este mes se celebra (12 de julio) el 55 aniversario del establecimiento en México del día del abogado, es menester hacer un alto para considerar el papel que estamos desempeñando quienes nos dedicamos a esta noble labor, puesto que nos encontramos en un momento histórico transcendental, resultado de las diversas reformas de los últimos años a la Constitución, que han creado nuevos paradigmas en cuanto a la forma en que debemos observar, aprender y practicar el derecho.

Las reformas constitucionales —en un primer momento— en materia penal, del 18 de junio de 2008 y, posteriormente, en derechos humanos, del 10 junio de 2011, vinieron a dar otro rostro al sistema jurídico mexicano; por supuesto, han impactado totalmente entre quienes participamos de una u otra forma en el funcionamiento de la maquinaria jurídica de nuestro país.

El primer reto de todos los abogados es adoptar esta nueva concepción de nuestro derecho, tanto sustantivo como adjetivo, cambiar el chip y transitar sobre un terreno para muchos desconocido, saliendo de la zona de confort que representó para muchos la parálisis en la que se mantuvo nuestro derecho, y que con las reformas volvió a moverse a partir de dos momentos:

1. La reforma constitucional de seguridad y justicia de junio de 2008, que significo el cambio para transitar del sistema inquisitivo al sistema acusatorio oral, al modificar diez artículos de la carta magna; respecto a la materia penal, los artículos 16-22, estableciéndose un plazo de ocho años para su implementación por parte de las instituciones relacionadas con el sistema, lo que representa que estamos a menos de un año de tener que estar funcionando plenamente en este sistema penal acusatorio, dejando atrás el sistema inquisitivo que se manejó en México por siglos (desde el virreinato), lo cual, por supuesto, no ha sido fácil,

2. La reforma de 2011 referente a los derechos humanos, al adoptar el derecho internacional de derechos humanos; lo que representa pasar a conocer de un bloque de constitucionalidad, sabiendo que el derecho mexicano se amplía y se robustece con la observancia de tratados internacionales que contengan derechos humanos —y de los que México sea parte—, siendo otro nuevo paradigma, una nueva gama jurídica, con todo lo que ello representa: nuevas formas de interpretación conforme, teniendo como eje el principio pro persona.

Para superar este obstáculo, los operadores jurídicos debemos estar en constante estudio, preparación y consulta de las normas, ya no sólo nacionales, sino internacionales, acerca de derechos humanos; a su vez, tener una mente abierta a la interpretación conforme, entrelazándolo con la materia penal (citada en el primer punto), debemos velar porque los procedimientos (no sólo penales) siempre sean con respeto a los derechos humanos.

Aunado a lo anterior, el cambio, por supuesto, también tiene que ver con las nuevas técnicas y habilidades que debemos aprender los diversos actores del derecho para el desarrollo de los juicios, y el papel relevante que toma una auténtica argumentación jurídica.

El otro gran reto es cambiar el concepto que, en la actualidad, la sociedad tiene respecto a la abogacía, la cual, desde mi punto de vista, no es nada halagador. Por regla casi general, la sociedad tiene un muy mala opinión de quienes desempeñamos el derecho, desde bromas y comentarios respecto a la percepción de corrupción que tienen del medio de la abogacía, hasta la inconformidad por una apreciación totalmente lastimosa de la procuración e impartición de justicia en nuestro país, y lo peor es que en muchos casos esa percepción corresponde a la realidad: operadores jurídicos sin preparación y otros tantos sin ética.

Recordemos que los abogados velamos por los valores más importantes que tiene el ser humano, entre ellos la libertad, valor que muchos ponderan por encima de la vida; en este sentido, podemos ser héroes o villanos, la decisión judicial favorable a alguna de las partes siempre será conformada por varios aspectos: hechos, pruebas, norma y argumentación, sin embargo, aun cuando por obviedad la resolución no favorezca a alguna de las partes, ambas deben de estar tranquilas de que la resolución fue dictada de buena fe y conforme a derecho.

Por ello, los abogados tenemos, ante este momento histórico del cambio de paradigmas, la oportunidad invaluable de reivindicarnos ante la sociedad; precisamente corresponde a nosotros reivindicar nuestra honorable profesión, cada uno desde la trinchera que nos corresponda, basándonos en una palabra clave: ética.

Por tanto, a todos los actores jurídicos nos corresponde interiorizar estos cambios: a los profesores, con una nueva manera de impartir cátedra; a los jueces, mediante una nueva manera de juzgar; a los litigantes, aprendiendo una nueva manera de litigar; a los estudiantes, con una nueva manera de estudiar y, en general, de ver el derecho, desde un punto de vista ético y de constante preparación; todo esto con el fin de hacer funcionar de manera eficiente nuestro sistema jurídico y hacer efectivas las reformas constitucionales ya referidas, para que la sociedad vuelva a tener confianza en los abogados y en la procuración e impartición de justicia en nuestro país

De lo anterior les invito a reflexionar la frase siguiente:

“El derecho nace por la necesidad social;

Vive para su aplicación y observancia; y

Muere por la injusticia y el olvido”.

Por ello refiero que de nosotros —los operadores jurídicos— depende que el nuevo sistema penal acusatorio y todos los demás juicios que se lleven a cabo también de manera oral funcionen; que la procuración e impartición de justicia sea con apego a la ley y con total respeto a los derechos humanos reconocidos y consagrados en nuestra Constitución y tratados internacionales, y, por supuesto, que las personas recobren un concepto positivo de los abogados. En resumen, de nosotros depende que nuestro derecho viva y siga vigente.

Felicidades abogados.




Formación electrónica: Luis Felipe Herrera M., BJV