La importancia del lenguaje corporal y la comunicación verbal en el juicio
oral y audiencias preliminares

Publicado el 23 de octubre de 2015

José Raymundo Jiménez Cuatepotzo
Egresado de la Maestría en Derecho Constitucional y Procesal Constitucional
del Centro de Investigaciones Jurídico-Políticas de la UATx
abogado.jrayj@gmail.com
José Raymundo Jiménez

A lo largo del funcionamiento de nuestro anterior sistema jurídico mexicano, los procedimientos escritos fueron los que rigieron en nuestro país, y esto daba margen a que sin estar en presencia del juzgador le manifestáramos nuestros argumentos, los cuales eran asimilados por los juzgadores necesariamente, por supuesto, a través de la lectura, sin tener un contacto visual ni escuchar al abogado y a las partes directamente.

En la vida cotidiana —en nuestra convivencia que como seres humanos tenemos los unos con los otros—, la conversación a través de las palabras es nuestro medio de comunicación primordial, además de que existe otro tipo de comunicación igualmente básico entre las personas: el lenguaje corporal.

Ambas formas de comunicación —con la implementación de los juicios orales y las audiencias preliminares, las cuales también se realizan de la misma manera— pasan a ser fundamentales en la impartición de justicia, dado que, como ya lo señalé en líneas anteriores, los abogados nos comunicábamos con los jueces únicamente a través de la escritura, pero a partir de ahora será necesario transmitir nuestros argumentos verbalmente en presencia del juez y de las demás partes, además de que en la mayoría de las ocasiones también será con la asistencia de público.

Y es que tanto la comunicación verbal como el lenguaje corporal mediante el cual la expresemos abarcan todo el procedimiento del nuevo sistema jurídico de nuestro país, desde el diseño de nuestro planteamiento del caso, la manera en que realicemos nuestros alegatos de apertura para exponer al juez el asunto, el desahogo de las pruebas testimoniales y, desde luego, nuestros alegatos de clausura durante el juicio y todas aquellas audiencias preliminares antes de éste.

Existen diversas técnicas, habilidades y destrezas que se aplican en el litigio de un juicio oral, las cuales son importantes conocer en este nuevo sistema jurídico, ya que, desde la universidad, cuántas veces nos ha pasado que nos preparamos muy bien para una exposición en clase pero al pararnos frente al público no sabemos expresarlo, ya sea porque las palabras no fluyen, nos quedamos como estatuas o nos da el clásico síndrome del elefante, comenzando a balancearnos de un lado para el otro.

Hablar y comunicar son cosas distintas; es tan importante la expresión verbal y corporal como nuestro mismo argumento, ya que de nada sirve un buen argumento si no lo sabemos expresar, si no sabemos transmitirlo para influir en la percepción del juez, persuadirlo del por qué la razón nos favorece, y no sólo convencer al juzgador sino también al público. Recordemos que la sentencia pasa por un verificativo de la sociedad, aun cuando, por supuesto, no debe influir en el sentido de la resolución.

Por ejemplo, en un debate no sólo es importante nuestro discurso, sino a qué tipo de jurado nos estamos dirigiendo para saber en qué forma le vamos a comunicar los puntos clave de nuestro discurso. Algo similar ocurre cuando nos comunicamos con el juez durante el juicio oral, ya que lo que queremos es transmitirle nuestros argumentos para convencerlo de que nos asiste la razón en nuestro planteamiento del caso.

Alguna vez en un curso de técnicas para el litigio oral, impartido por la Barra Americana de Abogados, alguien le señaló al ponente —en tono burlón— si a partir de ahora los abogados seríamos histriones, que si nos tendríamos que preparar casi para ser actores, a lo que el ponente señaló que no se trataba de eso, sino de saber expresar nuestras ideas; lo curioso es que la persona que realizó ese cuestionamiento, cuando le toco pasar al frente a realizar un ejercicio, no supo articular palabra.

Por ello es ahora fundamental que los abogados manejemos la oratoria, si bien los abogados siempre hemos tenido fama de ser “buenos para el habla”, la realidad es que muchos no nos desempeñamos correctamente en ese ámbito, o tal vez sí pero en la clásica charla de café, no así cuando es necesario hacerlo frente a una audiencia, y más aún cuando sabes que de la forma en que comuniques tus argumentos depende la resolución de un asunto.

Cuántas veces no hemos escuchado decir “no es lo que dijo, sino como lo dijo”; la manera en que hablamos, el énfasis en ciertas palabras que nos interesa resaltar, gestos, tono de la voz son muy importantes, ya que le dará elocuencia a nuestro discurso ¿qué tal se vería alguien expresando palabras de emoción con una cara de indiferencia?

Y a partir de ello se pueden señalar algunas técnicas; por ejemplo, en materia penal con un título de nuestra teoría del caso que llame la atención del juzgador y que le indique hacia dónde va nuestro argumento, lo cual es una forma de abrir nuestros alegatos para enganchar al juez a nuestro discurso, poniendo énfasis en las palabras clave.

Ahora bien, el lenguaje corporal y comunicación verbal influirá en gran medida en el juez, no solamente respecto a nuestra manera de comunicarnos con él durante nuestra intervención, sino por la presencia física de los demás partícipes del juicio oral, como son el imputado, la víctima u ofendido, en materia penal, y demandante y demandado, en los demás juicios, así como los testigos, ya que al tenerlos a la vista, el juez, a su juicio, podrá darse cuenta cuando quien declare dude de su palabra, los gestos corporales que delaten nerviosismo y demás señales que percibirá directamente; así, recordemos que la palabra sentencia proviene del latín sentiendo, que significa lo que se siente u opina, el sentir del juez, ahora a través de lo que perciba con sus sentidos.

Vaya que es importante incluir en los planes de estudio de las universidades de derecho de nuestro país una materia que nos enseñe a hablar en público, comunicar nuestras ideas de una manera elocuente, cuestión fundamental en el nuevo sistema jurídico nacional.

Por todo lo anterior, es momento, para todo abogado, adentrarse en el arte de la oratoria, tan necesaria para poder no sólo construir buenos argumentos, sino que permite conectar, a través del lenguaje corporal y comunicación verbal, con los juzgadores, por lo tanto, es sin duda la oportunidad de crecer profesional y personalmente.




Formación electrónica: Luis Felipe Herrera M., BJV.