Marihuana: la hora de la verdad1

Publicado el 30 de octubre de 2015

Miguel Carbonell
Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
carbonel@unam.mx
www.miguelcarbonell.com
@miguelcarbonell

La mediocridad de nuestra clase política inhibe cualquier tipo de discusión sustantiva sobre el presente y el futuro del país. Los políticos profesionales carecen, por lo general, de ideas y propuestas para solucionar los problemas que más sufre la gente, de modo que se dedican a administrar pobremente la coyuntura que les toca gobernar. Es por eso que, casi siempre, las soluciones deben venir de otro lado. Nunca de los partidos políticos o de sus representantes, pues de ellos es más bien poco –o nada- lo que debemos esperar.

Uno de los ejemplos recientes que anima la esperanza para construir un país mejor lo constituye la propuesta del Ministro Arturo Zaldívar, la cual busca generar una alternativa a la persecución penal de la marihuana. El proyecto de sentencia elaborado por Zaldívar debe votarse en la sesión de este 28 de octubre de la Primera Sala de la Suprema Corte, a menos que sus integrantes decidan elevar hasta el Pleno de la Corte el asunto, dada la importancia del tema. Lo que propone es dejar un espacio para la regulación legal (que, en caso de ser aprobado el proyecto, estaría emitiendo la COFEPRIS) de la siembra y consumo de cannabis de forma personal, sin ánimo de lucro y sin posibilidades de comercializarla.

El Ministro Zaldívar se ha caracterizado como un verdadero defensor de los derechos de la persona humana. Ha sido y está llamado a seguir siendo el líder del ala garantista de la Corte (que cada vez luce más menguante, dicho sea de paso). Tal como lo han hecho los tribunales constitucionales de otros países, Zaldívar propone despenalizar el uso lúdico o recreativo de la marihuana y lo hace apoyado en las razones del derecho (utilizando el novedoso concepto, en México por lo menos, del derecho al libre desarrollo de la personalidad), pero también en el sentido común, el cual nos indica que la marihuana no mata a las personas que la consumen, pero los efectos de su prohibición por vía penal han sido tremendos para la vida de millones de personas.

Lo cierto es que Arturo Zaldívar está poniendo a la sociedad ante un dilema que debe atreverse a resolver: o avanzar en la legalización del uso personal de drogas o seguir enfrentando el asunto con la policía, los ministerios públicos y las amenazas de cárcel para los consumidores, como hasta ahora se ha hecho. Las voces más razonables –como la de Juan Ramón de la Fuente en estas mismas páginas de El Universal- han defendido la necesidad de tratar el tema del consumo de drogas como un asunto de salud pública en el que hay que apostar por la prevención y no por la represión. A esas voces se puede ahora sumar la de nuestra Suprema Corte, si el proyecto de Zaldívar es aprobado.

Vale la pena recordar la famosa frase de John Stuart Mill cuando sostuvo que "Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y espíritu, el individuo es soberano". Lo dijo en pleno siglo XIX y ahora un juez valiente nos pide que lo entendamos de una vez por todas 150 años después. Creo que hay que tomarle la palabra y empezar a respetar las distintas formas de vida que cada individuo quiera trazarse. No hay modelos buenos o modelos malos de vida considerados en abstracto; los individuos deben poder trazar sus propios objetivos vitales con libertad y pleno respeto, mientras no afecten los derechos de las demás personas. El Estado no debe tener injerencia en lo que haga cada quien con su vida: la autoridad puede informar, sugerir o desalentar el consumo de ciertos productos, pero no meter a la cárcel a nadie por consumirlos.

La hora de la verdad ha llegado en la discusión jurídica sobre la marihuana. Veremos de qué lado de la historia se sitúan cada uno de los cinco integrantes de la Primera Sala de la Suprema Corte, de si del lado de la inútil e inefectiva represión penal de las drogas o del lado del reconocimiento de la autonomía de las personas.

NOTAS:
1. Se reproduce con autorización del autor, publicado en El Universal, el 27 de octubre de 2015.



Formación electrónica: Luis Felipe Herrera M., BJV