La abogacía de la era digital

Publicado el 10 de diciembre de 2015

José Raymundo Jiménez Cuatepotzo
Egresado de la Maestría en Derecho Constitucional y Procesal
Constitucional del Centro de Investigaciones Jurídico-Políticas de la UATx
abogado.jrayj@gmail.com
Abogado José Raymundo Jiménez

Nuestra profesión, tan antigua como las grandes culturas de la humanidad, se ha venido adaptando a los diferentes tiempos, siempre con el mismo espíritu de la búsqueda de la justicia, pero con diferentes herramientas técnicas, para por lo menos poder aproximarse a ella; sin embargo, de un tiempo para acá, sobre todo de manera muy evidente a partir de la entrada del siglo XXI, nos vemos beneficiados por el desarrollo meteórico de la tecnología, que hacen de la vida diaria de las personas más eficiente y sencilla, claro para quienes pueden acceder a ella.

Para no ir tan lejos en la historia de la abogacía, muchos de nosotros recordamos a los abogados de hace unos cuantos años, quienes se encargaban de redactar en las antiguas máquinas de escribir los escritos de demanda o las denuncias, donde borrar un simple error en una palabra era todo un suplicio, y por supuesto esas mismas penurias las pasaba el personal de los juzgados al escribir los respectivos acuerdos de los expedientes; qué ventaja nos ofrecen hoy las computadoras, donde un error en una palabra, cambiar una frase o todo un pensamiento, lo podemos hacer tan sencillamente como simplemente regresar el cursor.

Del mismo modo, para facilitar nuestra labor jurídica, diversas instituciones del Estado han incursionado en el mundo de Internet, teniendo ya la posibilidad de realizar o consultar por vía electrónica diversos trámites, para muestra basta un botón, como lo es la posibilidad de revisar la lista de acuerdos de los distintos juicios federales publicada a través en la página de electrónica de la Dirección General de Estadística Judicial del Poder Judicial de la Federación.

Otros aspecto es que hoy en día tener un despacho lleno de libros es prácticamente por imagen y romance del pasado, ya que actualmente desde una lap-top, tableta o un dispositivo móvil podemos consultar cualquier ley, código, convención, reglamento, en fin, todos los documentos jurídicos que antes era necesario comprar de manera física y actualizarlos cada año, adquiriendo y almacenando a través del tiempo grandes cantidades de ellos, mientras que ahora los podemos consultar de manera actualizada desde un aparato del tamaño de la palma de nuestra mano.

Es el mismo tenor, respecto a las lecturas de textos jurídicos, antes teníamos que comprar, a veces sólo para poder consultar un tema en específico, un libro, hoy en día ya existe un amplio acervo jurídico por vía electrónica de autores reconocidos, cuando anteriormente una lectura localizada en ese medio era de dudosa procedencia, porque las lecturas de juristas digitalizadas eran escasas, aún más, ya podemos encontrar bibliotecas jurídicas virtuales de instituciones como la UNAM o revistas especializadas de derecho, simplemente con dar un toque a la pantalla de un celular.

También es de recalcar que antes para escuchar las palabras de grandes exponentes del derecho era necesario acudir a alguna conferencia en vivo, lo cual, en muchas ocasiones, no era del todo fácil, sin embargo, en estos tiempos, ya podemos disfrutar de conferencias, cápsulas u opiniones de distintos conocedores del derecho a través de canales de videos como YouTube, donde también se pueden mirar diversos videos de interés jurídico, como simulaciones de juicios, con lo cual si queremos podemos estar realizando otras actividades y escuchando el audio de los videos.

Por supuesto, no podemos pasar inadvertidas las redes sociales, las que permiten la comunicación entre abogadas y abogados, al tener la posibilidad de crear grupos de profesionales del derecho y de estudiantes del mismo, donde el intercambio de opiniones, de experiencias y consejos enriquecen los conocimientos de todos los que participan, al comunicarnos en tiempo real, incluso con abogados de otros países.

También las redes sociales permiten seguir y estar en contacto con juristas, con los cuales antes la única vía de acercamiento era la lectura de sus libros, muchos son los juristas que han aprovechado también estos medios para estar la vanguardia de la nueva era informática, y ahora a través de sus muros podemos saber su opinión acerca de diversos temas o estar al tanto de contenidos jurídicos que nos comparten.

Evidentemente los despachos jurídicos, de igual forma, han encontrado en la era digital una herramienta para poder tener una mayor promoción, de manera fácil y accesible, ya sea a través de una página de Internet o de una red social, en la cual pueden tener un acercamiento con posibles clientes.

Asimismo, gracias a la era digital nos enteramos de manera inmediata de noticias respecto a nuestra materia jurídica, como la remoción o nombramiento de algún miembro del Poder Judicial, o si un día se declara inhábil, conocer jurisprudencia relevante, en qué fecha entra en vigor alguna reforma, en fin, información que en otros tiempos para enterarnos hubiera sido un poco más difícil.

Una ventaja más que nos ofrece esta era digital es la posibilidad de estar al tanto de instituciones de educación jurídica, ya sea en sus páginas de internet o de redes sociales, que nos permite enterarnos de diplomados, cursos, seminarios, etcétera, que antes por la vía impresa era muy complicado, cuestión contraria a la vía informática que aumenta los alcances de las mencionadas instituciones, lo cual, por supuesto, las beneficia a ellas y al acceso de los usuarios, quienes tienen una mayor gama de opciones para poder estar en constante actualización.

A grandes rasgos podemos concluir que, actualmente para un profesional del derecho es imprescindible (o si no imprescindible, si lo coloca en una desventaja) el hacer uso de las nuevas tecnologías informáticas, ya sea para su trabajo en sí, como para estar a la vanguardia de la información que se va generando en el medio jurídico.

También, como ya se refirió, nos permite estar vigentes en el ámbito jurídico, es decir, en contacto con la distinta comunidad jurídica que hace uso del medio virtual a través del intercambio constante de conocimientos, opiniones y experiencias.

No cabe duda que por supuesto la tecnología seguirá avanzando a pasos agigantados, pero ha quedado de patente que al mismo ritmo nos hemos adaptado las abogadas y abogados, no hay excusas, debemos aprovechar las herramientas que nos ofrece, ya sea para facilitar nuestra profesión, como para hacerla más completa, dinámica y enriquecedora.




Formación electrónica: Luis Felipe Herrera M., BJV