Posibilidades para otra gobernanza desde la Nueva Constituyente
Publicado el 26 de febrero de 2016 Luis Martín Mendoza Ramírez Egresado de la maestría en Derecho Constitucional y Amparo de la Universidad Iberoamericana e Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, luismartin01@live.com |
Como punto de partida conceptual crítico podemos referir a un constitucionalismo no constitucional estructurado, lo que refiriere a un uso metalingüístico para aclarar que no toda reforma constitucional o ley secundaria por el hecho de serlo significa que sea constitucional o convencional (de acuerdo a los tratados internacionales por esta última acepción), además que proyecta una contradicción histórica que tiene que ver con el entendimiento del Estado de derecho como modelo arcaico (ello desde lo que nos enseña Ferrajoli en la iuscrítica al Estado paleopositivo). Lamentablemente, en nuestros días, dicho modelo de gobernar sigue operando, pero además es doctrina educativa e inclusive dogma para asumir lo legítimo.
Siguiendo dicho modelo el del Estado de derecho lo único que resulta son catástrofes a partir de dicha institucionalidad, como vemos actualmente en México, donde existe una grave de crisis en materia de derechos humanos. De este modo, y fortaleciendo el argumento, vemos pues que si continua la expresión gubernamental en un modelo caduco y neoconservador, las situaciones lacerantes (corrupción, inseguridad, pobreza, entre más) para nuestro país se agravarán.
Por lo tanto, se requiere hacer un revire, desde las ideas, para que así después pueda manifestarse en lo político, cultural, educativo, colectivo, individual, racional, emocional, económico, jurídico, constitucional, diseño de estado, así como de políticas públicas y por supuesto en la gobernanza. Teóricamente ya se han venido modelando las propuestas contemporáneas, así como a la altura de la época, necesidades y complejidades.
Desde una mirada global, podemos referirnos de manera reconstructiva histórica al esquema del constitucionalismo social, mismo que parcialmente se filtró en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, y que en nuestros días muestra una contradicción hacia un neoconstitucionalismo (principio pro personae, ponderación de derechos humanos) o bien al constitucionalismo no constitucional. También existe un proyecto crítico llamado garantismo, pero vale la pena observar además el desarrollo del nuevo constitucionalismo latinoamericano con perspectiva econcentrica, mismo que se desarrolla con gran eco en Ecuador y Bolivia. Existen también modelos epistemológicos críticos a lo señalado contemporáneamente, pero ello suma a una premisa lejana de un absolutismo ilustrado que abona a esquemas educativos democráticos.
La propuesta, por lo tanto, de la Nueva Constituyente Ciudadana y Popular en nuestro país, es la de transitar en modo crítico del constitucionalismo no constitucional estructurado hacia un constitucionalismo popular articulado a los movimientos sociales, además de la necesidad de implementar modelos en defensa de los derechos de la naturaleza, pero además nutriéndose de las corrientes contemporáneas críticas al Estado de derecho arcaico.
Podemos entonces entender no una alternativa jurídica sino una epistemología novedosa que se requiere proyectar urgentemente en un modelo de gobernanza a favor de los derechos humanos, tanto históricos como contemporáneos.
La gobernanza popular, entonces, es una propuesta desde el constitucionalismo popular que se detona en México con la Nueva Constituyente, misma que habrá de tener tres tareas sobre todo teóricas: la primera, en los argumentos críticos hacia la desmitificación de las reformas estructurales recientes y anteriores que neocorporativizan al Estado mexicano; la segunda, una reconstrucción de derechos sociales desarticulados no sólo en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, sino en los movimientos revolucionaros mexicano y francés, entre más, la tercera, así también la estructuración de derechos humanos, así como de la naturaleza desde una mirada contemporánea. En la praxis, se tiene la tarea de comunicarse con otros movimientos sociales, así también generar una plataforma educativa crítica y propositiva.
Formación electrónica: Luis Felipe Herrera M., BJV